La música en vivo lo limpia todo. Siempre. Y el Phe festival vuelve más grande que nunca. Con más ambición, tiran la casa por la ventana con uno de los carteles más poderosos que se recuerden, y Culturamanía no quería perdérselo. El viernes 19 se percibe el ambiente festivo y las ganas de volver a disfrutar del evento como antaño. Las buenas vibras caracterizan la explanada del Puerto de la Cruz, mientras suenan The Weird, de los que me hablan maravillas. Un servidor ya los pudo catar en el Trash Fest 2019, y llego tarde a su show, por cuestiones de reponer fuerzas en sólido y líquido. Caldean el ambiente vespertino, y salen Las Dianas, riot Girls? Mucho más. Poderío y fuerza en el escenario, con sonido anfetamínico y guiños punkarras a Ole Ole o Julieta Venegas, entre otros, mientras desciende el Lorenzo. Y he aquí la principal novedad de este año. En el lateral izquierdo, un segundo escenario, para foguear a gente como Mollo o Dani, que no solo amenizan interludios (en anteriores ediciones DJ,s pero no es el caso que nos ocupa). Disfrutamos de estos showcases, mientras van montando el set del músico pertinente en el principal. Así, es el turno para Queralt Lahoz…y me río yo de Rosalía. Con una artista sin par, acompañada por teclado, percusión y mesa de mezclas, se fusionan hip hop con flamenco y electrónico, ofreciendo un recital descomunal, que provoca la primera aglomeración multitudinaria en frente del escenario. Llegó la noche con ella, recordando a García Lorca en su aniversario. Flow, feeling, duende… o todo a la vez… llámalo cómo quieras pero lo petaron.


Kokoshka sigue calentando al personal, durante la preparación de Xoel López. El ex De Luxe ya es perro viejo, y en este nuevo formato, combina sin problema el pop rock de alta costura con ritmos más bailables. Toca todos los palos y hace mover neuronas y caderas con temas como El hombre de ninguna parte o La espina de la flor en mi costado… definitivamente, su rayo nos alcanzó.

The Parrots incendian el segundo escenario. Una de las sorpresas del festival, sin duda, con un Power pop levanta-asientos, dejan a todo el mundo con la sonrisa en la cara. Y llegó la polémica…las estrellas del cartel, los adalides del indie rock. 30 años en la carretera y los más esperados desde la primera edición. El sonido planetario causa estragos en la platea, conscientes o no, de que es marca de fábrica, desde el material de base; esto es, los discos. Las guitarras hunden la voz del cantante, de siempre. Quizá un poco más de lo acostumbrado, levantando polvareda entre los profanos, y regocijo en los militantes. Emoción y distorsión se funden en torbellinos eléctricos en himnos como Santos que yo te pinté o Un buen día. Jota y los suyos cumplen con creces, causando división de opiniones, pero vivo la bacanal en primera línea, coreando, junto al resto de parroquianos, canciones que me ayudaron en la adolescencia. No necesito más…


La traca del día llega con otro impacto funky-vacilon. Cierre de fiesta con los eclécticos Instituto Mexicano del Sonido. Ritual tribal en su máxima acepción, impulsando al público a despedirse bailando, entre la reivindicación y la contorsión. Otro combo sorprendente que se convierte en el perfecto broche de oro de este primer día…

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