Vista ayer en Multicines Tenerife, con Charlas de Cine. Gracias, una vez más por hacer posible estos eventos cinéfilos.
Ante todo, quiero recordar que para poder opinar con fundamento de una peli, hay que verla previamente. Dicho esto, y respetando las apreciaciones ajenas, eso por delante, una vez vista Megalópolis, dándole esa oportunidad que se merece a pesar de las malas críticas recibidas, considero que, incluso contemplándose como un producto experimental, como fábula (tal y como se autodefine), estamos desafortunadamente ante un film demasiado ambicioso, que yo preferiblemente tacharía de autocomplaciente y artísticamente vanidoso, cuyo conjunto resulta altamente fallido debido a que, desde mi humilde punto de vista, chirría en varios aspectos, sobre todo en el plano narrativo e incluyo aquí en lo visual también (pues, como de forma muy acertada dijo un amigo mío que estaba en la sala ayer, el film parece un largo anuncio de perfume en la temporada de Navidad, con un acabado que se asemeja a series y pelis pobres que se pueden ver a diario en el SyFy Channel). Hay igualmente un desarrollo bastante pobre de los personajes, muy impropio de un cineasta de la talla de Coppola, que cabe recordar ha dirigido obras maestras del cine como la saga de El Padrino, Apocalypse Now, Drácula de Bram Stoker, etc., y que es algo que consecuentemente lastra su visionado. Y no hablemos de ese patético final. Ahora bien, el principal problema que yo le veo a esta película es que abarca demasiado (y mal). Y como resultado final acaba aburriendo, y eso que dura poco más de dos horas.
¡Basta! A un cineasta del montón no se le perdona estos fallos y tampoco se buscaría justificaciones para salvarlo de la hoguera. Si somos justos en nuestro análisis, con Coppola tampoco debemos caer en la tentación de perdonárselo a él. Que Coppola la haya hecho con mucha ilusión, con todo el cariño del mundo y toda su buena fe, aspectos externos a la peli en sí, esto no quita que Megalópolis sea una peli mala, que cuesta defender de forma objetiva, y así lo consideran de forma tajante una mayor parte del público que la ha visto, tanto de los que estaban ayer en Multicines como críticos y público que ya han dejado su opinión por internet. Y -ojo- que muchos de ellos son amantes del cine de este director y ya están bastante rodados en filmografías experimentales, como las de Lynch o Kubrick. Dejemos de insultar sutilmente a quienes no opinan al igual que uno.
Lo que en cambio a mi juicio tal vez sí tenga una influencia bastante fuerte en la apreciación -positiva o no tan negativa- de algunos espectadores de cara a este film en concreto es el ser incapaz de no dejarse llevar por el hecho de que se trata de un largometraje dirigido por Coppola (y no la peli de uno cualquiera). Tener que ceder ante esa mera idea de que su última peli no es mínimamente buena es algo que duele y que le cuesta mucho asimilar a ciertos devotos de Coppola, hasta tal punto que «pulpo es un animal de compañía», y que si tú no eres capaz de aceptar esto es que seguramente lo que falla es que no eres un entendido en animales o te falta rodaje con las mascotas. En esta ocasión, se presta que la opinión minoritaria tiene razón (porque, oiga usted, yo formo parte de esa minoría) y asimismo esto se debe a que somos unos entendidos en la materia y uds a los que no les ha gustado pues es que no la habéis entendido, o no sois expertos en este tipo de cine, sois unos haters… Cualquier excusa menos doblegarse al «tal vez esté yo equivocado y con esta peli no estoy siendo imparcial». Somos seres humanos, desde luego.
Francis Ford Coppola, amigos, no es ningún individuo al que los cinéfilos debemos adorar como un santo y asimismo ‘mimarlo’ por algún extraño motivo comunal. Está claro que lleva más de un cuarto de siglo incapaz de hacer un film que sea digno de una alta valoración, porque como artista está «caducado» desde hace rato, como bien dijo un espectador en la charla posterior que tuvimos en sala. Hay que quitarse esa venda de los ojos, amantes de Coppola. Y esto de la caducidad es por cierto algo que le ha sucedido a otros cineastas también, como grosso modo a Tim Burton, pero sin embargo no a los veteranos Scorsese o Clint Eastwood (lo que viene a decir que no es una cuestión de edad, ojo).
En resumen, Megalópolis es una peli que suspendo sin pensármelo dos veces y estoy convencido que esta apreciación mía no cambiará en un segundo visionado. Afortunadamente, mi sensación al salir de la sala 17 de Multicines ayer no fue ni decepción ni rabia, porque yo ya iba ‘dopado’. Yo, al igual que muchos a los que no nos ha gustado la peli, deseaba que esto no fuese así, que contra todo pronóstico Megalópolis acabase siendo una buena película. La realidad es otra, porque la realidad no se viste de fábula.