En esta entrevista exclusiva para Culturamanía, Cristina Arvelo nos sumerge en el proceso creativo detrás de ¿Y si no vuelvo?, una novela inspirada en su experiencia personal con la endometriosis. Hablamos sobre cómo los viajes pueden sanar el alma, la importancia de visibilizar enfermedades en la literatura y el mensaje de superación que espera transmitir a sus lectores.
¿Y si no vuelvo? explora la historia de una mujer que, a pesar de enfrentar una enfermedad debilitante, se embarca en un viaje hacia lo desconocido. ¿Qué fue lo que más te inspiró a contar esta historia?
En realidad, mi intención inicial era escribir un libro de viajes sobre Tailandia para mostrar su cultura, sus paisajes y su idiosincrasia. Sin embargo, emprendí la ruta por el país justo después de ser diagnosticada de mi enfermedad, endometriosis, lo que hizo imposible separar mis vivencias personales del itinerario en sí. Por tanto, fui narrando no solo todo lo que vi en ese periplo, sino también lo que sentí, lo que aprendí y la incertidumbre sobre mi afección en ese momento. Mientras escribía, me di cuenta de que el libro se estaba transformando en una novela que contaba mi historia, y pensé que quizás mi experiencia podría inspirar a otras personas que también se enfrentaran a circunstancias similares.
Sabemos que ¿Y si no vuelvo? está inspirada en tu propia experiencia de vivir con endometriosis. ¿Qué retos enfrentaste al plasmar una situación tan íntima en una novela?
Al principio las palabras fluían de manera casi incontrolable: fue como si todo aquello que había guardado dentro durante años, de repente, encontrara su espacio en el papel. Expresar todo lo que en su momento me agobiaba y que, por distintos motivos, no pude o no supe exteriorizar fue muy liberador. Sin embargo, también resultó doloroso recordar lo mal que me encontraba en aquella época, con todas las dudas y temores. Hubo momentos en que me invadía la tristeza al revivir esos pensamientos. Pero hoy puedo decir que escribir esta novela fue terapéutico; me dio una perspectiva desde la distancia de lo valiente que fui, de cómo maduré y crecí emocionalmente, y eso me llena de alegría y satisfacción.
Sara, la protagonista de tu novela, se lanza a un viaje sola a pesar de sus miedos y limitaciones. ¿Cómo crees que esta decisión puede inspirar a quienes están enfrentando circunstancias difíciles?
Creo que, a veces, las limitaciones las imponemos nosotros mismos, o nos las imponen los demás. En mi caso, me decían que en mi estado sería muy difícil volver a viajar. Tengo problemas estomacales severos y dolores en varias partes del cuerpo, por lo que aseguraban que, así, no disfrutaría de los viajes y que sería complicado moverme. Sin embargo, pese al miedo, quise comprobarlo por mí misma. Necesitaba cambiar mi forma de ver la vida, adaptarme a las circunstancias, aceptar mi nuevo yo y seguir adelante. Si el viaje no salía bien, volvería a casa habiéndolo intentado. Si salía bien, demostraría que podía hacerlo, y que, de algún modo, continuaría con mi vida y mis aficiones. Al final, la apuesta salió bien, y me enseñó que no debemos dejar que el miedo nos paralice. Debemos, al menos, intentarlo para sentirnos satisfechos y orgullosos de haber dado lo mejor de nosotros mismos. Creo que la historia de Sara representa a muchas personas con afecciones y miedos que desean seguir adelante; si ven que Sara pudo, quizá se animen a intentarlo también.
En la sinopsis mencionas que los viajes pueden ser instrumentos de sanación. ¿Consideras que los viajes han sido también una herramienta terapéutica en tu vida personal?
Definitivamente, cada viaje ha sido un regalo en distintas etapas de mi vida, especialmente este a Tailandia, que me llenó de alegría en un momento crítico de salud. Los viajes me liberan la mente, me alejan del estrés diario de la enfermedad, me levantan el ánimo cuando estoy triste, me hacen sonreír y me invitan a vivir la vida al máximo. También me enseñan otras realidades que enriquecen mi perspectiva y me ofrecen nuevas formas de afrontar mis desafíos. Para mí, viajar es la mejor medicina.
Tu libro aborda temas de salud y enfermedades que suelen pasar desapercibidos en la literatura. ¿Cuál crees que es el impacto de visibilizar condiciones limitantes en la narrativa contemporánea?
Visibilizar enfermedades limitantes, como la endometriosis, el colon irritable o el síndrome de dolor pélvico crónico, es algo muy positivo. No solo informa y educa, sino que también fomenta la empatía entre las personas. Si conocemos mejor cómo se sienten y qué necesitan quienes enfrentan dificultades de salud, podemos ser más conscientes de cómo ayudarles. Además, cuando nos identificamos con un personaje que supera obstáculos similares a los que enfrentamos, nos sentimos motivados a hacer lo mismo. Es necesario normalizar las enfermedades para que no sean un tabú en la sociedad. La vida no siempre es tan perfecta como se muestra en las redes sociales; sentirnos entendidos es también una forma de terapia.
Con más de 25 años de experiencia viajando y trabajando en turismo, ¿qué es lo más importante que has aprendido sobre los viajes y el impacto que tienen en la gente?
A lo largo de los años, los viajes me han enseñado muchas cosas, pero creo que la más importante es la humildad. En el día a día vivimos en nuestra propia burbuja, con una perspectiva limitada. Al salir de ella, observamos que hay un mundo inmenso lleno de diversidad en culturas, formas de pensar y actuar. Esa diversidad nos enriquece y nos hace entender que no somos el centro del mundo, y eso es una gran lección de vida. Viajar cambia nuestra manera de pensar, sentir y razonar, y el impacto es profundo. No hay nada más enriquecedor que el aprendizaje, y al viajar, aprendemos constantemente.
Este libro entra en el género “feelgood”. ¿Qué elementos crees que son esenciales para construir una historia que realmente logre hacer sentir bien al lector?
La narrativa feelgood sigue ciertas premisas para lograr que el lector se sienta bien al leer una novela del género: se desarrolla en atmósferas agradables y evocadoras, tiene tramas sencillas y personajes que superan adversidades, y está llena de positividad, a menudo con un toque de humor ligero. Lo más importante es que el final sea satisfactorio, dejándonos una sensación de bienestar al cerrar el libro. Es un género amable que busca brindarle serenidad y felicidad al lector, y eso se consigue con todos esos elementos.
En tu opinión, ¿cómo pueden las historias de viajes contribuir a fomentar la empatía y a romper estereotipos culturales en un mundo tan diverso?
La literatura de viajes nos abre la puerta a otras formas de pensar y ver la vida. Nos ayuda a entender realidades que, sin ser contadas y explicadas, serían difíciles de asimilar. Ponernos en la piel y las circunstancias de otros nos permite entender mejor sus acciones y decisiones. Las historias de viajes fomentan la empatía al mostrar que, en el fondo, todos compartimos anhelos similares: el amor por la familia, las ganas de superarnos, la necesidad de sobrevivir. Nuestras aspiraciones son las mismas, aunque enfrentemos los retos de maneras diferentes según el contexto que nos rodea.
Este es tu primer libro, pero tienes años escribiendo artículos y relatos de viajes. ¿Cómo fue la transición de escribir relatos breves y crónicas a escribir una novela completa?
Fue un proceso lento pero natural. Comencé escribiendo artículos de viaje de estilo periodístico, informativos y específicos sobre qué ver y hacer. Luego empecé a experimentar con los relatos de viaje, ya que me apasiona contar no solo lo que vi, sino también lo que me hizo sentir. Con el tiempo, los relatos se volvieron más extensos y las historias más completas, así que cuando di el salto a la novela, ya llevaba años entrenándome para contar historias más largas. Como la estructura de una novela es diferente a la de un relato, me formé en narrativa para organizar la historia de una manera ordenada y entretenida. Descubrí que escribir una novela es maravilloso, pues te permite extenderte y dejar volar la imaginación sin límites.
¿Qué mensaje principal te gustaría que los lectores se lleven después de leer ¿Y si no vuelvo?
La novela transmite varios mensajes importantes sobre la vida, la amistad, las relaciones sanas, la naturaleza y la empatía. Pero, si debo elegir uno, diría que es la aceptación. Solo cuando aceptamos cómo somos y nuestras limitaciones, somos conscientes de todo lo que podemos hacer para superarnos. Si cultivamos el amor propio, seremos más felices y fuertes, y eso nos dará la valentía para enfrentar la vida con ilusión y coraje. ¡Si Sara, una chica con miedos e inseguridades, pudo hacerlo, tú también puedes!