miércoles, junio 18, 2025

“Mi Querida Señorita”, de Jaime de Armiñán, en Cinema Trans. Por Álex Ro

Cinema Trans 2025, TEA, 13 de mayo de 2025

La entrega del Premio Honorífico a Jaime de Armiñan, recogido por su hijo, Eduardo de Armiñán, en el acto inaugural de Cinema Trans fue una gran razón para proyectar Mi Querida Señorita, película dirigida por Armiñán en 1972.

Ya es un lugar común hablar de lo que supuso en su momento, con casi dos millones de espectadores en España, una película que rompía con las estrechas paredes en que la censura había encajonado al cine hispano. Y la valentía de un actor encumbrado como era José Luis López Vázquez, que abordó de manera magistral esta película de cuño actoral, lo que llevó al film a competir por el Oscar a la mejor película de habla no inglesa en 1973, quedando entre las cinco finalistas.

Y este éxito fue consecuencia no solo del análisis, pionero, de los roles de género dentro del cine franquista sino porque Mi Querida Señorita también era un análisis de esa sociedad en pleno cambio como era la España Tardofranquista. Porque ese personaje encarnado por José Luis López Vázquez vivía en un mundo reconocible para el público de la época. Para ello, nada mejor que mirar uno de los clásicos de la literatura española como es La Regenta de Leopoldo Alas Clarín y su Vetusta que tan perfectamente coincide con el Vigo de la primera parte de la película, con esa casa de abuela de provincias que contrasta con el pisito moderno de la parte final del film, reflejo de los PAU del Madrid del desarrollismo, con su descampado incluido, convirtiendo el gas ciudad y la cocina de carbón, son dos caras de un mismo país. Sin pretenderlo, Armiñán estaba haciendo un retrato social profundo de España (en ocasiones parece que nos está hablando de nuestra actual realidad y las dificultades para acceder a una vivienda) con esa Casa de Campo con bares destartalados y descampados llenos de basura y papeles llevados y traídos por el viento, metáfora de una sociedad que no es capaz de quitarse de encima la roña del pasado por mucho discurso progresista que de el cura rojo, que también está en esta película.

Y, entre tanta crítica social, Jaime de Armiñán fue capaz de crear todo un personaje arquetipo del cine hispano, como es la casera de pensión, con una Lola Gaos soberbia en su papel acompañada por Chus Lampreave. Tal es la impronta dejada que ese personaje de doble moral que lo veremos reflejado en más de una película, como ocurre con Terele Pávez y Nathalie Denise, Rosario y Mina respectivamente, en El Día de la Bestia (1995) de Álex de la Iglesia.

Tan brillante es la película que, como nos indicó Eduardo de Armiñán, se le llegó a ofrecer a José Luis López Vázquez rodar tres películas en Hollywood, a lo cual el actor se negó por ese prejuicio que hoy llamaríamos síndrome del impostor. Sabroso fue el comentario sobre la posibilidad que existió de hacer un remake americano de Mi Querida Señorita con Stallone como protagonista. ¡Cosas más raras se han visto!

No todo el cine que se realizó en esos años fue una españolada. Hubo creadores que buscaron decir muchas cosas sin necesidad de hablar, ampliando el foco de la industria cinematográfica más allá de los tópicos y personajes de comedia manidos una y otra vez que poblaban las pantallas de los cines de los barrios de los años 70. Y una de esas películas innovadoras fue Mi Querida Señorita de Jaime de Armiñán.

Fotografías de Álex Ro

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