Tostón insufrible de principio a fin, la unión de los talentos (?) de Cameron y Rodríguez se salda con un resultado aún más catastrófico, que aquella otra unión de egolatría que fue la de Spielberg- Jackson en la sonrojante Tintín.
Pastiche multireferencial nada original, basada, al parecer, en un manga; este desastre alberga esperanzas en su arranque, la composición de Cristoph Waltz y aciertos de escenografía, cuyo enfoque inicial al estilo de la magistral «A.I.Inteligencia Artificial «. Pero todo se desmorona en una sucesión de tópicos ya sobados en un cóctel tedioso, aburrido e interminable entre «Ghost in The Shell «, «Ready Player One», y la mítica Rollerball… y aquello no se sostiene por ningún lado. Del argumento pueril mil veces visto, y la línea heroína milennial al exceso digital repulsivo habitual. Aquello se anima cuando aparece Jennifer Connelly, pero el resto da tanta vergüenza ajena (Marharese Ali) como pereza el desarrollo predecible de la trama. Me gustaría saber el número de ceros del cheque de Edward Norton para el ridículo que se marca. Una de ciborgs teenager en futuros distopicos y traumas cansinos. Mala a rabiar.
