Jordan Peele, director y guionista de» Déjame salir», vuelve al terror con protagonismo de color, aunque con el componente racial en segundo plano está vez. Paradoja sobre el doppelganger, y fabula oscura de ambiente costero, como otros clásicos a los que homenajea; a saber, «Tiburon» (camiseta del infante y escena en la playa, todo un guiño al clásico Spielbergiano), «Los pájaros» (esa tensión in crescendo) y, mira por donde, «Quien puede matar a un niño «(con la que guarda no pocos puntos en común). La película empieza con un prólogo sublime, que podría ser perfectamente un corto o un episodio de» Twitlight Zone».
Tras los créditos, nos sumergimos en una pesadilla malsana, con una planificación y un ritmo que no decae, en el pueblo de Santa Cruz (toma ya!) y donde sobresale una Lupita N,ylongo ( Siete años de esclavitud) , que nos ofrece su mejor interpretación hasta ahora, descarnada y visceral, y sin desmerecer al resto del reparto, donde destaca también Elizabeth Moss ( El cuento de la criada). Historia de traumas infantiles, espejos y espejismos, conejos, tijeras, y sandalias; este cuento de horror, no exento de humor negro (las alusiones a Sólo en Casa,el momento de la bengala, la utilización de clásicos como » Good Vibrations», o «Fuck the Police «, de los Beach Boys, o N.W.A, respectivamente), que entronca con cierta tradición del American Gothic, y suculentas referencias a Shyamalan, Stephen King,Rod Serling o el propio Hitchcock. Lástima que ese twist final, previsible y tópico, eche por tierra el resto del relato. Pese a todo, una agradable sorpresa, mucho más estimulante y sustanciosa que la coetánea «Cementerio de Animales». Muy recomendable.