Tras un año en el congelador, por fin nos llegó la película de Natasha Romanoff, personaje secundario de la Marvel Comics, magnificado en el cine (incluso como miembro fundador de Los Vengadores!). Los hechos transcurren durante la Civil War, con Scarlett Johansson (que también produce) en pleno exilio, en busca de las raíces, a lo largo de una trama de espionaje, que intenta ser la female versión de Soldado de Invierno…y no llega ni a Capitana Marvel. En la era Disney, lo políticamente correcto predomina. Así, está sucesión de set pieces de acción, se convierte en otro panfleto de supuesto empoderamiento. Ningún problema, siempre que las intenciones y los resultados sean fructíferos. Pero estamos ante mero oportunismo barato de la casa del ratón…otra vez. Así tenemos al general Ross (William Hurt, con maquillaje chanante) casi de cameo. Al colega afroamericano metido con calzador, con tanta profundidad como importancia en la cinta; ninguna. El villano Bond es encarnado por el gran Ray Winstone (Sexy Beast, Noe, Beowulf), un personaje claramente inspirado en Harvey Weinstein, protagonista de todo el torpe tramo final (con agujeros de guion como los tres puñetazos que le suelta a la Johansson, sin apenas efectos sangrantes… hasta que ella decide cercenar el nervio nasal…y recolocárselo a lo Martín Riggs). Mención especial para David Harbour (Stranger Things, Hellboy), como el guardián rojo, divertido, aunque algo cargante, completa el elenco esteotipado masculino. No hay problema. Ningún varón verá herido sus sentimientos al no verse debidamente representado. Al contrario que en la execrable, ridícula y manipuladora Una joven prometedora, ésto es un cómic. Y tanto en la una como en la otra, sería verdaderamente preocupante que se viera representado en tópicos trazados a brocha gorda. Rachel Weiltz cumple como Melina, y Olga Kurylenko pasaba por allí…la estrella luce palmito y es totalmente eclipsada por Florence Puhg, revelación de Midsommar y auténtica motivación para el visionado. Su cínica interpretación es impecable (solo la coña con el postureo de su hermanita Scarlett ya alegra la función). Por lo demás, nada nuevo bajo el sol. Tan sorprendente como la enésima entrega de A todo gas. Uno ansia la actualización de iconos como Modesty Blaise, Barbarella o Red Sonja… pero si éste es el plan, mejor sigan con la churrería catódica, sobresaturado las plataformas con Wandavision, Falcón/ Winter Soldier, Loki, Ojo de Halcón o El botones Sacarino. Más cerca de G.I Joe que de Gorrión Rojo, éste despropósito veraniego está por encima de Aves de Presa pero muy por debajo del díptico Wonder Woman, de Jenkins. Y si éste es el blockbuster del verano, vuelvo y me reviso la magistral Tenet. Mucho hype para tan poca cosa.
Una última cosa; suena American Pie como fondo de ciertas escenas familiares, puro folletín culebrónesco de andar por casa. Si Don Mclean nos hablaba del trágico accidente aéreo de los tres rockera fallecidos, referido a él como » el día en que la música murió», involuntariamente a lo mejor nos envían un mensaje subliminal, sobre el día en que el cine murió…. resumen: quédense en casa viendo cualquier temporada de Agentes de SHIELD, igual de innecesaria y alargada, pero sin pagar un euro y seguir abasteciendo a una compañía que se sigue rigiendo por la ley del mínimo esfuerzo creativo y el máximo rendimiento económico.
Que lejos quedan los tiempos del Daredevil de Netflix…