El viernes 18 tuvo lugar «el evento». Cómo señalamos en la anterior crónica, la presencia de John Landis era una promesa desde la visita de Naughton/Baker en el 2019…y allí estaba el cineasta, acompañado de su mujer, la diseñadora Deborah Nadoolman. La sala a reventar a las 17:00 horas en la sala 17. Todos tenían las gafas. Todos tenían los rostros de John Belushi y Dan Aykroyd. Todos iban de negro, y Manuel García Mesa contribuyó a la atmósfera con su desparpajo y sentido del humor. Pistoletazo de salida inmejorable, y casi un puente entre dos festivales; el Docurock y el que nos ocupa. No en vano, es un clásico del musical moderno y poco tiene que ver con el fantástico (o si…esa misión divina), pero es el p… John Landis, y es una maravilla cinematográfica. Punto. Así mismo, la copia era impecable (felicidades, Juan Antonio Ribas) y lucio cómo tal en pantalla…pese a que el propio director la encontró un poco » pálida»… pero entramos en faena…
De los avatares de la producción y argumento, no voy a hablar aquí. Para todo eso ya está el excelente folletín entregado a los acólitos, donde se encuentra toda la información necesaria, por obra y gracia de Manuel Díaz Noda… Nos ponemos en situación con Daniel y Ramón, nuestros Elwood y Jake locales, que nos introducen en la proyección.
Dos horas después, entre coches destrozados, blues, góspel, country, soul, rock carcelario, Carrie Fisher, Steven Spielberg, el sempiterno Frank Oz, James Brown, Cab Calloway, Aretha Franklin, Ray Charles, o John Lee Hooker, entre otros, allí seguíamos…entre buena música y gran comedia. Y viene el momento de la charla/entrevista. Díaz Noda, cómo buen cinéfilo y traductor, ejerce de maestro de ceremonias. Landis se siente cómodo y conversador y habla sobre los orígenes del proyecto. Nos sitúa a finales de los 70, con la invasión de los sonidos discotequeros, con Abba y Bee Gees en la cresta de la ola («Disco Sucks!» grita un poseso en la sala) y de la idea de Aykroyd de reivindicar la tradición musical americana. Del disco superventas de su soundtrack que reverdecio los laureles de las carreras de los artistas citados, o de la banda formada para el film, vertebrada por primeros espadas (con el gran Steve Crooper, entre otros, a quien tuve el privilegio de ver en directo hace casi 20 años en el Puerto de la cruz con….la Blues Brothers Band), que luego salieron de gira. Del éxito critico-comercial y del legado del film ya da buena cuenta el folleto de Isla Calavera. Se habló de la instauración de esa nueva comedia, donde militaron las huestes del Saturday Night Live o la revista National Lampoon.. aunque el realizador dice que no ha inventado nada (» Humour is Humour») , que la «Crash comedy» siempre ha existido, y lo que hace al film realmente especial es el aspecto musical. Decía Landis, respondiendo a Ramón González, sobre Un hombre lobo americano en Londres, que sin el éxito de sus dos primeras películas, no se habría podido hacer el clásico de culto de licántropos («demasiado terrorífica para ser una comedia… demasiado cómica para ser una de horror» recuerda Landis citando a la critica de la época), y, por último, responde a Norberto Trujillo, sobre su colaboración con Sylvester Stallone en Óscar, y la serie Sigue Soñando. Aquí, ya el anecdotario se intensifica a tope, desvelando las diferencias entre Kirk Douglas (padre moribundo del protagonista en la trama) y Sly, desde los tiempos de First Blood (Acorralado). El patriarca de los Douglas, que encarnaba al Coronel Trautman inicialmente, no quedó demasiado contento con la decisión de que Rambo ( al contrario que en la novela) quedara vivo en el clímax, con lo cual se apeó del rodaje. Según Sly, se la tenía jurada desde entonces. Y según Landis, la bofetada de la escena de la expiración del personaje de Douglas a Stallone…es real, tal y como se ve…y sin efectos de sonido!
A Landis le gusta hablar, desgranar sus rodajes (Pacino fue la primera opción para Óscar…pero pedía demasiado dinero y se fue a hacer Dick Tracy) y le hace mucha gracia la traducción de algunos de sus títulos al español, cómo Desmadre a la americana (Animal House), Granujas a todo ritmo (The Blues Brothers) , Entre pillos anda el juego (Trading Places) y, sobre todo, su favorito…El príncipe de Zamunda (Coming to América).
Tras casi dos horas, el director se encuentra cansado y debe ir a cenar. Alguna cara larga por la ausencia de firmas, no impidió el disfrute generalizado de una verdadera masterclass, que fue filmada y pueden revisar.
Como colofón, una actuación descomunal, que nos deleitan con temas que suenan en la película, como el Peter Gunn, de Henry Mancini, Think de Aretha Franklin, o el ya inmortal Everybody needs somebody to love, de Solomon Burke, coreada por todo quisque, con todos en pie bailando…pero eso no fue todo, cómo comprobamos al día siguiente…
El domingo por la mañana Landis acudió como público a la charla sobre vestuario fantástico, ya comentada en la anterior entrega. Tras la misma, el cineasta accedió amablemente a firmar memorabilia variopinta, haciendo alarde de humildad y afabilidad en todo momento. Incluso se dejó fotografiar en ciertos momentos. Acto seguido, se fue a almorzar, dejando a fans y cinéfilos en general, más que satisfechos. Tanto es así, que el lunes vuelve a asistir, ésta vez como mero espectador, con su cubo de palomitas, para visionar el último trabajo de Neil Marshall, The Lair..todo un dechado de modestia.
Y se cierra el círculo. Si con el director estadounidense comienza el festival, el sábado 26 se termina con el mismo. Mientras acontecía la gala de clausura, unos pocos afortunados pudimos recuperar Cuando llega la noche (1985), el particular » After hours» de su autor. B.B. King nos sumerge» Into The Night», cuando Jeff Goldblum, aburrido y desencantado con su vida en general, vive un giro inesperado del destino cuando Michelle Pfeiffer (con chaqueta roja…autohomenaje al Thriller de Michael Jackson?) cae en el capó de su coche… aventuras y comedia con diamantes de por medio, Elvis, Irene Papas, Dan Aykroyd, Roger Vadim (el francés!), David Bowie (el inglés!), Carl Perkins, Jonathan Demme, Lawrence Kasdan o Jim Henson. Desenfadada despedida que se saldó con un batacazo critico-comercial en su momento, pero que nos alegro la noche a los allí presentes.
Y con esto concluye el periplo del gran John Landis por nuestra Isla (Calavera), dando una lección de saber estar, prestancia, amabilidad, humor y mucha cinefilia… I can,t turn you loose!