Sallent de Gállego (Huesca) es un pueblo de montaña volcado en invierno a las actividades relacionadas con la nieve que, en verano, se transforma en polo cultural de toda la comarca gracias a Pirineos Sur, una cita musical y cultural que tiene su sede en esta localidad. Festival de larga trayectoria, pues este año celebra su treinta edición, a lo largo de todo el mes de julio va desarrollando su programación, con actuaciones gratuitas durante la semana en el espacio denominado como Mercados del Mundo, al tiempo que los fines de semanas traslada su actividad al escenario de la presa de Lanuza, escenario que tiene la particularidad de encontrarse flotando en el pantano.
Aunque nos hubiera gustado cubrir todo el festival, por donde han pasado artistas del nivel de Rubén Blades, Bomba Estéreo, Los Chikos del Maíz o Ludovico Einaudi, por ejemplo, solo hemos podido estar presentes en la segunda parte de Pirineos Sur, lo que de por sí tampoco está mal pues son dos semanas repletas de actuaciones.
VIERNES 21 DE JULIO
Peces Raros y Kraftwerk
La cita en el escenario de Lanuza venía marcada por la actuación de Peces Raros, dúo argentino (en esta ocasión acompañados por un batería) que se incorporó a última hora al cartel como antesala de los progenitores de la música electrónica, como son los alemanes Kraftwerk.
Desgranado sus temas clásicos (llevan años sin producir nada nuevo), Kraftwerk, liderados por Ralph Hütter, fundador del grupo, acompañado por Henning Schmitz (teclados y efectos de sonido), Falk Grieffenhagen y Georg Bongartz, ambos encargados de las producciones de vídeo en directo, mantiene su apuesta vanguardista de toda la vida (sí, es un concepto muy contradictorio hablar de vanguardias de toda la vida pero siguen siendo unos innovadores haciendo lo que ya hacían en los años setenta). En la era de las Inteligencias Artificiales, mantienen su estética robótica, inmóviles en el escenario con sus trajes y consolas iluminadas con leds y una inmensa pantalla por donde pasaban una serie de audiovisuales que iban desde guiños al pasado de la propia banda con unos Kraftwerk renderizados recuperando su estética tradicional de camisa roja, corbata y pantalones negro e, incluso, referencias al propio Pirineos Sur al proyectarse un platillo volante que llegaba al escenario de Lanuza, para la alegría de todos los presentes. Da igual que hagan o no hagan la música en directo, que sea todo pregrabado, que no canten… ya que su propuesta es audiovisual, es emotiva en su estatismo. Ellos crearon un lenguaje artístico propio del cual han bebido infinidad de artistas desde hace décadas, entre cuyos alumnos más aventajados se encuentra la propia Rosalía y toda la caterva de DJ que pueblan el mundo musical. Sin los alemanes, ellos nunca hubieran podido realizar sus espectáculos. Kraftwerk demostró en Lanuza que en este mundo globalizado, la tecnología puede llegar hasta el último lugar que consideramos como prístino, como son las montañas de los Pirineos. Robot y naturaleza de las manos.
SÁBADO 22 DE JULIO
Salif Keita y Kokoko!
Si el viernes fue la cita con la tecnología, el sábado 22 de julio tocó apreciar las dos caras de la música que se está produciendo en el continente africano. La voz tradicional e imponente de Salif Keita, en su cuarta visita a Pirineos Sur, imperó en el escenario. Sus 73 años, y cincuenta de carrera como artista, no le impidió al cantante de Mali presentar un espectáculo muy potente ya que, conociendo sus limitaciones físicas, se arropa de una potente banda que asegura el espectáculo visual que solía acompañar sus actuaciones. Guitarras potentes, coras en pleno espectáculo y, coristas que toman el relevo para dar un respiro al gran Keita, hace que el auditorio no pare de vibrar en ningún momento, incluso cuando la voz de oro, como se conoce a Salif Keita, decide echarse a las espaldas la actuación, tocando en solitario y con una guitarra varios temas.
Si Salif Keita representa la tradición, el colectivo Kokoko! (en esta ocasión solo 2 miembros del grupo) provenientes de la República Popular del Congo son un ejemplo de la nueva música que se está produciendo en tierras africanas. Un set predominantemente estilo DJ les permite producir su música en directo con percusión y samples digitales, sin ningún tipo de complejos a la hora de amalgamar distintas propuestas: afrobeat, punk, pop… da igual para la batidora de Kokoko! Imbuidos por la oscuridad, e incluso con uno de sus miembros cubierto por un pasamontaña y gorra, parecía la cara anfetamínica de los Kraftwerk. Lo importante no es la presencia sino la música, que de por sí es muy interesante pero que para un escenario como el de Lanuza, con la distancia tan grande entre artista y público, hace muy difícil la conexión anímicamusical entre las partes aunque eso no impidió el baile y las danzas tribales del mundo moderno.
DOMINGO 23 DE JULIO
Valeria Castro y Luz Casal
Los domingos son días de intimidad, de recogimiento y tranquilidad, o eso pensaron los programadores de Pirineos Sur con su doble propuesta femenina para acabar el fin de semana: Valeria Castro y Luz Casal. Sin embargo, lo que se dice parsimonia y tranquilidad no estuvo presente ese día.
La palmera Valeria Castro abrió el escenario de Lanuza a las 20:00 horas. Con una propuesta muy interesante, demostró la razón por la cual está llamada a ser una de las grandes voces (dejó ya de ser una promesa para convertirse en una realidad) de la música española, con una fragilidad en apariencia que esconde todo un torrente de voz que nos recuerda a muchos otras cantantes pero que ella sabe llevar a su terreno. Sonrisa perpetua, sobre todo tras superar los nervios iniciales, nos lleva por un camino de conexión y sensibilidad. Cuando un artista es consciente de su suerte, al poder pisar grandes escenarios, eso se transmite en un flujo de energía, invisible e intangible entre el público y el escenario. Solo un ejemplo: al lado del que esto escribe había dos chicas francesas, no más allá de 20 años de edad, que aunque no hablaban castellano, cantaban todas y cada una de las canciones entre lágrimas, demostrando el gran futuro que le espera a Valeria Castro. Esperemos que la inocencia, asombro y alegría que transmitía desde el escenario, no sea contaminado por el cinismo propio de esta industria.
Desde antes de haber soltado la primera nota por su boca, Luz Casal puso de manifiesto que venía a Pirineos Sur a comerse el escenario. Tras una entrada en barca, comenzó su espectáculo cubierta por el telón de fondo en donde a lo largo de toda la actuación se fueron proyectando diversas composiciones audiovisuales. Su espectáculo es pura luz, con era ella sola en el espacio, iluminada siempre de manera intensa. La disposición de los músicos, formando una línea en ambos laterales, dejaban todo el espacio para que la cantante flotara en sentimientos. Tres veces cambió de vestuario y tres veces renació Luz Casal. Clásicos de su discografía se combinaban con composiciones modernas e, incluso, se atrevió con el galego para cantar unos versos musicados de Rosalía de Castro. Porque el espectáculo de Luz Casal es un espectáculo feminista aunque eso no significa que sea panfletario. Canta al amor y al deseo, al derecho de ser una misma, hablando muchas veces con su pose antes que con sus palabras. Cercana desde su soledad en el escenario, es capaz de detectar un niño entre el público y mandarle un beso o posar directamente para el fotógrafo y preguntarle si había sido buena la foto, y todo ello con solo un gesto de su mano. El paso de Luz Casal por Pirineos Sur, después de su visita en una de sus primeras ediciones, será de esas actuaciones que se recordarán para siempre como un momento blitz.
ESCENARIO EL MUNDO EN SALLENT
Homenaje Más Birras y Las Panchas
Si algo caracteriza Pirineos Sur es la existencia de un segundo festival paralelo con el nombre de El Mundo en Sallent, en donde se desarrollan una serie de propuestas culturales a lo largo de toda la semana. Su programación, que no llega a ser tan potente como antes de la pandemia (somos herederos de nuestra época y ya todo lo medimos antes de la pandemia y después de la pandemia como hito mental) permite disfrutar de buenos artistas y actuaciones durante toda las semanas que dura Pirineos Sur.
El sábado día 22, pudimos disfrutar de la actuación del dúo Las Panchas, dentro del colectivo Teatro sobre Ruedas, una cómica biografía musical del trío de Los Panchos. Muchas risas y muchas buenas canciones para pasar una mañana en familia.
El domingo día 23, la música se adueñó del escenario de Sallent, con acento local ya que se realizó un homenaje a la mítica banda de Zaragoza, Más Birras, con uno de sus miembros en el escenario acompañado por dos guitarras que fueron desgranando parte del antiguo repertorio de una banda que influyó en gente como Amaral o Héroes del Silencio, quienes no han dudado en realizar covers de sus temas en algunos de sus directos. Era momento para disfrutar sentado en alguno de los puestos que rodean el escenario para escuchar la música tomando un aperitivo al mediodía y resguardarse del sol imperante, aunque a los seguidores recalcitrantes de la banda les importó muy poco el calor para ponerse a bailar.
Imágenes y texto de Álex Ro