sábado, noviembre 23, 2024

Crítica de la serie «El Otro lado». Por Pedro J. Mérida

Lo que empezó siendo un ‘a ver el primer capítulo, que me dijeron que está estupenda…’, terminó en un inesperado maratón de los seis episodios entre pecho y espalda, con la mama y servidor revisitando aquellos tiempos de disfrutar genuinamente viendo televisión en familia, que por temas de edad se remontan ya un poco al año de la polka.

Vamos a ahorrarnos los preámbulos: ‘El otro lado’, producción de El Terrat ideada por Berto Romero es, sencillamente, La Serie del Año. PUNTO.

Un producto españolísimo (orgulloso de serlo) con uno de los guiones más precisos y mejor trabajados en lo que se refiere a construcción de personajes, y ya no digamos a la hora de hacer malabarismos con dos géneros como son la comedia y el terror (con algunos acertados toques de drama, que son lo que le añade ese toque de levadura que levanta por completo la historia hasta niveles insospechados).

La razón por la cual ‘El otro lado’ funciona como un reloj está, por un lado, en la apabullante química que manejan en pantalla Berto Romero y Andreu Buenafuente (este último, una mezcla de todas esas celebridades mediáticas de cuando la televisión valía la pena… Un cruce imposible entre el Dr. Jiménez del Oso y Miguel de la Quadra-Salcedo), en esa relación de ‘aprendiz y maestro’ cargada de diálogos verdaderamente descacharrantes y memorables. Por otro lado, el manejo de los tiempos en el guion, que entiende perfectamente cuando toca la risa y cuando toca saltar del sillón con un susto de los potentes (James Wan, toma nota…), porque si algo tienen claro los escritores de esta serie, con Romero a la cabeza, es de donde tomar referencias, y definitivamente ‘Los Cazafantasmas’ (1984) es la principal. La virtud de la película de Iván Reitman residía en que si bien el contexto de los personajes era pura comedia, el trasfondo era el de una película de terror seria, con sus momentos de verdadero escalofrío y sus espíritus demoniacos a quienes no le importaba la risa que dieran Bill Murray o Dan Aykroyd… Ellos iban a destruir el mundo igual, se tuvieran que llevar por delante a quien tocase. Otros guiños más serios nos llevan a ver miradas furtivas a ‘El ente’, (1982) de Sidney J. Furie o incluso la producción argentina ‘Aterrados’ (todo lo que tiene que ver con el equipo de mediums y parapsicólogos) que añaden aún mayor tono inquietante a la trama sobrenatural.

Nacho Vigalondo se lleva la palma como antagonista absoluto de la función (en un divertidísimo trasunto de Iker Jiménez), y una vez más la serie demuestra estar hecha con un mimo y cariño inusuales cuando, lo que en otras manos habría sido un villano caricaturesco, en las de Vigalondo (un tipo que sabe lo suyo de cine, y que lo demuestra cada vez que está detrás de la cámara) es ese personaje sobrado de carisma y dobles intenciones, que existe para brindarle aún más épica a las decisiones que el protagonista principal tiene que tomar una vez rebasado el ecuador de la historia, ya encaminados hacia el gran final.

‘El otro lado’ es consciente de ser un producto ganador, por lo que se permite concluir en un perfecto y emocionante final abierto que tranquilamente sería el sueño húmedo de autores como John Carpenter, con el personaje de Romero convertido ya en un héroe hawksiano de pleno derecho. Digo ‘sublime’ y me quedo corto.

Si no la has visto, estás tardando. Si no tienes Movistar+, te vas buscando a quien lo tenga. No hay excusa para no disfrutar de esta maravilla.

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