El cine social de «El Salto» hizo su debut en Multicines Tenerife, una representación en la pantalla grande de la realidad migratoria
Ayer, tuvimos el privilegio de asistir a un pase especial en Multicines Tenerife, organizado por Culturamanía, Charlas de Cine y Multicines Tenerife, justo el día del estreno nacional de la película. Este evento incluyó la presentación en sala del actor Norberto Trujillo, quien también forma parte del elenco de la película, acompañado por Manuel Díaz Noda. Además, recibimos saludos del director Benito Zambrano y de los actores Maykol Hernández y Luis Dyangani, a través de mensajes de vídeo en pantalla. Sin duda, fue un pase muy especial.
Pero centrémonos en la película. Todo comienza con Ibrahim (Moussa Sylla), un inmigrante africano que llegó a España desde su Guinea natal hace unos años. Ahora, su vida y su familia están en Madrid, donde trabaja como albañil y espera un hijo con su mujer (Edith Martínez Val). Un día, de manera inesperada, la policía lo arresta para deportarlo a su país, ya que no tiene permiso de residencia, aquí entra en escena el abogado (Norberto Trujillo). A partir de ese momento, comienza una odisea para intentar regresar a España con su familia.
El protagonista hará todo lo posible por volver. Y lo logra, después de recorrer África, instalarse en un campo de refugiados donde las mujeres sufren violaciones, no solo por parte de los soldados marroquíes, sino también al ser tratadas como ganado tras pagar centenares de euros a los traficantes. Durante su travesía, conoce a una joven (Nansi Nsue) con un pasado muy duro, obsesionada con saltar la valla de Melilla. Sí, Ibrahim logra su objetivo de regresar, aunque el futuro sigue siendo incierto y desafiante. La película retrata la realidad de la inmigración, mostrando las duras condiciones de vida que enfrentan estos seres humanos que intentan escapar de la pobreza y las guerras. La película tiene un mensaje claro, evitar la creciente xenofobia en Europa, alimentada por noticias falsas que intentan justificar el rechazo hacia ellos por su color de piel o su situación económica.
Aunque la película podría beneficiarse de una mayor potencia visual en algunos momentos, su dirección e interpretación son sólidas. Destaca especialmente una escena final en la valla, que encapsula el terror, la desesperación y la esperanza de un futuro mejor.
«En memoria de los que murieron en el viaje. A los que llegaron. A los que les acogieron con los brazos abiertos», se lee en los créditos finales de la película, como un homenaje.
Si todavía no has comprendido la realidad de lo que está sucediendo, es hora de ver una película como esta, que presenta las cosas con claridad y sin ficción.
Mi puntuación: 7