viernes, noviembre 22, 2024

Adrián Gómez opina sobre la película «Black Panther: Wakanda Forever»

¿Qué es esto? A ver… ¿Qué es esto?. ¿Un homenaje a Chadwick Boseman? (excelente actor en películas como el Feel Good, Callejón sin salida, La madre del Blues), Un panfleto woke de empoderamiento facilón y forzado? El enésimo intento de mamotreto vacío con inclusión, también forzada? Más marketing?. Todo a la vez. Y el guion… ¿la trama?. Cómo se pueden emplear casi tres horas sin contar absolutamente NADA?. ¿Como se le puede tomar el pelo al espectador de ésta manera con un mínimo asomo de inteligencia?.


Ryan Coogler no es Jordan Peele, pero sembró expectativas con la muy estimable Fruitvale Station. Después relanzó la saga Rocky con el más que correcto Spin off de Creed, y rechazó la secuela para dirigir… Black Panther, con los resultados que ya sabemos…


¿Y ahora? Pues sigue los cantos de sirena de Kevin Feige creando éste engendro (considerarlo película me parece un insulto al séptimo arte) bajo el lema de Wakanda para siempre, el equivalente al no nos moverán de la pintora Julia con los alevines de Chanquete. Comienza el desaguisado con el funeral de T,challa que ríanse ustedes del de Bruce Lee y Luther King. Luego la reina Ramonda (la espléndida madurez de Ángela Basset es de lo poco salvable… que lejos quedan los tiempos de Días Extraños) ocupa el trono, evitando incursiones militares americanas en busca del codiciado vibranium, y dando lugar a la escena más inquietante del film; el asalto nocturno del barco…


Y empieza el despiporre. Treinta años esperando una adaptación fílmica de Submariner y nos ofrecen esto; un Namor Cuatelmateca, cuyos orígenes nada tienen que ver con el cómic (esa esperanza de fidelidad la perdí desde hace años con La era de Ultron). Del delirante flashback donde se nos cuenta el porqué de los poderes de él y su pueblo (salvo las orejas élficas y las alitas en los pies), y , agárrense, el origen de su nombre, mejor ni hablar. Un híbrido indigesto entre Apocalypto y Avatar… y Attuma aquí es un wrestler azulado… y Namora, chilindrina sumergible. Del cambio de color de los habitantes de Talokan (o como se llame) según les de a los guionistas, lo dejamos, al igual que la aportación innecesaria de los personajes de la CIA; unos desaprovechados Martín Freeman y Julie Louis Dreyfuss…


Pero el cúmulo de disparates continua…
Lettitia Wright, la hermanísima, es secuestrada, para que el Cantinflas acuático le cuente todo, cual villano Bond, antes de que escape gracias a la viuda Lupita N, lyongo, exiliada en Haití. También hay una teenager de color, supuesta científica, cuyo fundamento aquí lo explica en una frase definitoria de la propia existencia de la cinta; «porque soy joven, lista y negra»… ¿siguen ahí? Seguimos para bingo.


Al final, tras tragarnos electropop latino, chistes vomitivos, diálogos para besugos ( nunca mejor dicho) y humor involuntario, todo desemboca en clímax vídeojueguil con batalla en alta mar, y machangadas virtuales en la playa, donde la pantera le corta las alas al pez… en serio, amigos. Tal cual. Por si el ladrillo no hubiera durado lo suficiente, tenemos más escenas gratuitas de supuesto homenaje al finado, y tontuna Post créditos, que tiene de sorprendente lo mismo que todo el desarrollo argumental del peñazo visionado. Suena Rihanna y uno se pregunta, después de ésto, cuanto va a durar ésta soberana tontería del MCU. Ya no sólo carente de algún atisbo de creatividad, sino del más mínimo sentido del ridículo. Este excremento convierte Black Adam en el Superman de Richard Donner. ¿Cómo se puede realizar una película de aventuras tan aburrida, interminable y estúpida?. Y yo quejándome de Moon Knight y los Másters del universo de Netflix. Pura bazofia


Nota: mi crítica de este desfase de la fase 4 es tan seria como la misma… película???
Pues eso

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