viernes, abril 19, 2024

Adrián Gómez opina sobre la película «Han Solo: Una historia de Star Wars

Treinta años después de «Willow», Ron Howard, director de esta y protagonista de» American Graffiti», vuelve a Lucasfilm… vertiente Disney.

 

No se sabe aún bien porque los directores del primer «LEGO la película » se apearon del proyecto; quizá no encontraron el equilibrio entre aventura y comedia. Sea como fuere, y tras la magnífica e infravalorada «En el corazón del mar», Howard vuelve a demostrar una excelente mano para el género aventurero, esta vez en clave de space opera; y lo hace, ni más ni menos, que narrándonos los orígenes del pícaro Han Solo.

 

Lawrence Kasdan vuelve al guion tras la trilogía original, con su familiar Jonathan. Y esto implica un retorno al pulp y al tono comiquero que tanto nos encantó a la vieja guardia en los s ochenta. Contrabandista en apuros y desertor del imperio, exiliado de Corelia ( algo así como el Detroit galáctico) , y convertido en mercenario por amor, Solo conoce a Tobías ,quien lo forma en las malas artes del latrocinio y el estraperlo interestelar ( correcto Woody Harrelson), con un poco de ayuda de cierto wookie, y cierto tahúr gangstastyle, propietario de cierto carguero y socio de una androide con ínfulas revolucionarias , casi una dominatrix de lata, que supone el punto más delirante, junto con el sobreactuado y soberbio Paul Bettany.

 

La sobriedad y el tono de la narración la emparentan con la también satisfactoria “Rogué One” y se agradece, al igual que en esta, cierta oscuridad, así como el uso de animartrónica y exteriores reales, sin que por ello nos libremos del omnipresente CGI. El lastre del film lo supone el juvenil, inoperante e insípido terceto protagonista. El inexpresivo Alden Eldrich (Ave César) no consigue ni siquiera atisbar ni en un solo plano el arrollador carisma de Harrison Ford.

 

El insufrible Donald Glover, si acaso más cargante que en «Spiderman Homecoming», ni se acerca en su enfoque Snopp Dog, a la clase chuleta funky- empresarial de nuestro Lando Calrissian de toda la vida: el gran Billy Dee Wlliams. A su lado, la Khalessi Emilia Clarke (Terminator Génesis) tampoco es que brille a gran altura, pero al lado de estos dos ( y de Daisy Ridley) parece Meryl Streep.

 

Sorpresas, guiños y cameos en su justa medida, evitan caer en tentaciones Fandom- Service, cual Despertares Forzosos, y sustentan una trepidante trama, entre el western y el cine bélico, que hará las delicias de los seguidores de Firefly, los lectores de Alex Raymond y Edgar Rice Burroughs, los Star Trek de Abrahams o Los Guardianes de la Galaxia; situándose en el mismo panteón de joyas cinematográficas de opereta espacial tan denostadas y disfrutables como Flash Gordon, Masters del Universo, Serenity, John Carter, El destino de Júpiter o Valerian.

 

Fantasía espacial sin complejos y con oficio. Un divertimento que no veíamos desde… hace mucho, mucho tiempo… En una galaxia lejana.

 

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