Inesperada sorpresa en la cartelera veraniega, esta continuación, y me atrevería a decir que extensión (a la manera de el padrino 2… salvando las distancias y que me perdonen los puristas) de la estupenda película de Denis Villeneuve, se atreve a ir más allá.
Expuestos los trapos sucios en la anterior, aquí se plantea originar una guerra dentro del mismo cartel mexicano, donde se entremezclan atentados, secuestros, espaldas mojadas e intereses por parte de todos en mezquina mascarada, que ni Oliver Stone ni Steven Soderbegh (por poner a dos realizadores bastante críticos en su filmografía para con la política interior y exterior de su país) ni siquiera habían plasmado antes.
Realismo sucio…polvoriento… Desértico, como las almas de los protagonistas; asesinos profesionales sin consciencia y sin sentencia. Aquí meros mercenarios con resquicios y anclajes en el recuerdo de una vida perdida. En ciertos aspectos, mejora a la precedente en tanto en cuanto humaniza a los personajes en un volantazo donde Josh Brolin y, sobre todo, Benicio del Toro; están inmensos.
La trama esta mejor estructurada y la potencia visual de determinadas secuencias es innegable (el tiroteo en la pista, la ejecución nocturna). Stefano (hijo del gran Sergio) Solima construye un film sin tregua… espectacular, sí, pero nada gratuito. Un film de denuncia, como la primera parte, pero con momentos emotivos inolvidables: el encuentro y charla de signos de Alejandro con el lugareño sordomudo… El rostro de Brolin en primer plano, tras enterarse de una fatídica noticia) los asesinos sienten, padecen… y quizá vaya siendo hora de una especie de redención… Pero la profesión va por dentro y la savia nueva sigue brotando. Mathew Modine y Catherine Keener completan el reparto en roles cínicos e hipócritas, en un juego donde el terrorismo, la explotación, la mentira y el poder, son los pilares que lo sustentan… añadamos la venganza… Ya lo decía Stephen Hawking: el ser humano es hostil por naturaleza y su historia está escrita con sangre.
Nunca un film tan duro e incómodo había llegado en temporada estival. De lo mejor en lo que vamos de año…y esto no es el final… ni mucho menos. Necesaria y brillante, más que una digna secuela de una película ya de por si impecable.