Asunto: The Neon Demon… ¿La belleza es efímera?… ¿es peligrosa?… ¿es vacía?… ¿es codiciosa?… ¿es natural? Nicholas Winding Refh, quien reinvento el thriller moderno con la imprescindible «Drive» vuelve a las andadas en este… ¿drama? ¿giallo? ¿experimento sensorial? De eso se trata quizás, antes de responder a las preguntas planteadas.
Se trata de una crítica al superficial mundo de la moda, ¿una radiografía de la desorientación juvenil? ¿una película de suspense-terror?… quizás sea todo eso y más… o solo sea un ejercicio ombliguista… un fresco onanista del director, donde se regocija en una puesta en escena fundamentada en el estímulo inmediato, en el impacto a los sentidos; efectivamente, aquí prima más la sensación que la razón. Como si mezcláramos al Kubrick más lisérgico con Lynch y Argento.
El frangollo es delirante… onírico y hasta cierto punto hipnotizante, la belleza de los fotogramas que se van sucediendo al son del tecno-score de Cliff Martínez y una fotografía de colores intensos. Rojo sangre… felinos en moteles; algunos cuadrúpedos, otros con el rostro de keanu Reeves, Elle Fanning y su inocencia aplastada y corrompida. Y esas diosas de la pasarela; beldades antropófagas más allá de la metáfora, que vomitan globos ocupares que observan como forenses frustradas practican necrofilia… y esto es solo una pincelada… dos horas de riesgo y provocación, que me han sorprendido gratamente… aun no sé si repetir, regurgitar o drogarme después de su visionado. Recomendable siempre que se tenga el ánimo adecuado. Una de las propuestas más rompedoras del 2016.
Crítica por Adrián Gómez