Annika Brunke acaba de publicar su última novela, titulada Bacon. Una historia de novela negra ambientada en Las Palmas de Gran Canaria, con tres personajes nada convencionales, y un asesinato truculento entre ellos. Brunke reúne entre sus páginas esta vez varias de sus debilidades narrativas: el crimen, algunos conflictos sociales y los personajes que se salen de la norma, no tanto por rebeldía como por defender su existencia. Su técnica consiste en empatizar con cada uno de ellos, comprender cómo piensan, y qué harán en su siguiente movimiento. Su escritura directa y, a la vez, cálida le ha alzado con el ll Premio Alexis Ravelo de novela negra. Pero aún tiene historias inéditas en los cajones por publicar, y el sueño de observar en formato cinematográfico a sus queridos personajes de cuerpo presente.
P: ¿Escribir novelas fue para ti un sueño infantil, o fue ya un deseo adulto?
R: Más que infantil, un sueño de adolescencia. Lectora empedernida fui desde niña, recuerdo que mis peticiones a los Reyes Magos eran listas de libros, imagino que tendría algo que ver la timidez y mi forma de ser. No obstante escribir quise desde los quince o dieciséis. Cuando las chicas de mi edad compraban la revista Superpop yo compraba el Fotogramas o el Qué Leer. Siempre fui algo rarita.
P: La novela negra está en auge. Algunos afirman que es porque es un género en muchas ocasiones “costumbrista”, que refleja fielmente la época de la que se escribe. ¿Tú qué piensas?
R: Yo creo que su auge tiene que ver por otros motivos. El mismo motivo por el que se ralentiza la marcha de un coche cuando pasa cerca de un accidente, o por el que tenemos esa intriga por las historias de True Crime. Somos un poco morbosos y un poco cotillas, algo adictos al misterio. Si además lo sitúas en un escenario cotidiano, en una calle de una ciudad identificable, con lugares de interés bien especificados en lugar de una granja de Wisconsin, pues es fácil que la gente se enganche porque lo sienten muy próximo.
P: Si tuvieras que elegir ser uno de tus personajes en la vida real, ¿cuál serías? ¿Y por qué?
R: Vaya, ¡qué pregunta tan original! ¡Qué difícil decidir! Creo que elegiría a Ana Montes, puede que le hayan pasado cosas muy jodidas, pero es con la que comparto más cosas, aunque también ponerse en la piel de Beatriz Mantecas tiene que ser un espectáculo.
P: La ciudad de Las Palmas de Gran Canaria, y la isla en general, ¿son personajes imprescindibles de tus novelas? Es decir, ¿tienen tus historias que estar ubicadas aquí? O dicho de otro modo, ¿qué importancia tiene el territorio en tus novelas?
R: Bueno, imprescindible no hay nada. Tengo novelas (en cajón y otras con edición planificada) que no están ambientadas en Canarias. Todo depende de la historia. De hecho, las tres primeras se sitúan en Teror por motivos obvios. La casa en El Palmar, bueno, pues su propio nombre lo indica, pero el origen era hacerle un homenaje a mi abuela que murió el año antes de comenzar a escribir, y que era de El Palmar de Teror. Quinta de ánimas es la secuela, por lo que Teror está presente, aunque también Arucas y la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria. Negar a María, al estar basada en un personaje histórico canario… pues más de lo mismo. Pero por ejemplo Fénix: El alma del impostor transcurre en Madrid y en El Humedal, un pueblo ficticio cercano a Antequera. Lo que sí es cierto es que me gusta integrar el lugar como un personaje adicional. Me encanta describir cierto “callejeo” para que la gente que lo lea se pueda sentir identificada, o quizá hasta plantarse en el lugar y averiguar si tal o cual cosa es cierta.
P: Tus protagonistas son mayoritariamente mujeres. Y, según las estadísticas, la mayoría de los lectores somos también mujeres en España. ¿A qué crees que se debe? Como lectora, ¿te parece relevante que un personaje sea femenino para poder identificarnos (como mujeres) mejor con él?
R: Conozco la estadística, pero dejo a los expertos analizar los motivos, la verdad es que no tengo ni la menor idea del por qué. A mi la creación de protagonistas femeninas me sale natural. Ni me planteé de qué género sería la persona responsable de la investigación policial, me salió solo. Creo que hay muchos investigadores, detectives, forenses, jueces, etc… que son hombres como está ampliamente recogido en la literatura universal. Si puedo aportar mi granito de arena a la presencia de género, ten por seguro que lo voy a hacer, pero no solo en cuanto a las mujeres, sino cualquier otra visibilización que considere necesaria. En Triana 1899 (en cajón) el 90% de los personajes son hombres gays, en Bacon las dos mujeres protagonistas tienen cuerpos no normativos y el único hombre, el chulazo, como me gusta llamarlo, es un hombre trans.
P: ¿Cuáles son tus lecturas favoritas de novela negra?
R: Comencé a conocer el género por Patricia Highsmith, así que me quedo con ella en cuanto recomendaciones. Extraños en un tren es magnífica, aunque El talento de Mr. Ripley es una obra maestra en cuanto a creación del personaje con ese trasfondo de psicópata. De todas formas, creo que lo ideal es la variedad de género, el caso es leer, nutrirse de esas historias, esos personajes, las voces, todo sirve.
P: Si alguien nunca hubiera leído una novela negra, y quisieras recomendar una para empezar a pillarle gusto al género, ¿cuál le recomendarías?
R: Por no repetir a Patricia Highsmith a quien recomiendo sí o sí, diría otra novela escrita por una mujer, un título imprescindible con esa angustia sostenida en el tiempo hasta el final: Rebecca de Daphne de Maurier.
P: ¿Cómo es el proceso de creación para tus personajes? Hay autores que definen este proceso como si los personajes ya existieran y ellos solo tuvieran que contar su historia ¿Te sientes más creadora del personaje o “reveladora” de su vida y personalidad?
R: Los míos no existen, los encuentro, los creo, los imagino, llámalo X. Cada uno tiene su forma y sí que he escuchado a algunos autores comentar que los personajes les hablan y ellos simplemente transcriben, los míos no. Para mí es algo así como tener personalidad múltiple. Primero los imagino, y cuando los tengo claros trato de empatizar al máximo, ponerme en su piel, hacer o decir desde su punto de vista. Por eso todos tienen un poco de mí y yo un poco de ellos.
P: Leyendo tan solo las primeras líneas de “Bacon” se percibe una historia muy cinematográfica, ¿te gustaría ver tus novelas llevadas a la gran pantalla?
R: ¡Eso sería la bomba! ¡Señor Netflix, estoy a su servicio para lo que haga falta! Quién dice cine dice plataformas, series, documentales, teatro o lo que se tercie. Me ofrezco hasta para adaptar. Ese es el sueño, ¿no? Que guste tanto que dé el gran salto. Pero lo que ocurre para que mis historias parezcan cinematográficas es que las imagino siempre como una película, y luego lo único que hago es reflejarlo en el papel.
P: Bacon, tu novela, tiene ciertos guiños a la gastronomía. Por ejemplo, un personaje principal es una pastelera. La novela negra y la policial tiene un romance bien documentado con la comida y la gastronomía en las páginas de muchas obras. ¿Qué papel juega en la novela la comida?
R: Betty es pastelera vocacional y autodidacta, lo suyo con el dulce es pasión absoluta. Ella no tiene medida, y tampoco para esa pasión la contempla. Beatriz Mantecas es, si me permites la osadía, una gran soñadora. Pese a todo. Es una mujer que una vez tuvo el anhelo de tener una pastelería como las que veía en las revistas, los libros y las grandes ciudades, una pastelería muy coqueta teñida de rosa con dulces ricos y bellos. La única pega de Betty es que ella no es de grises, es de todo o nada, y por salvaguardar sus recetas es capaz de cualquier cosa.
P: ¿Tienes ya otra nueva historia en la cabeza? He leído que tienes una historia aún sin publicar, guardada en un cajón. ¿La podremos leer pronto?
R: Ay, Verónica, si yo te contara… Ahora mismo en el cajón tengo (señores editores del mundo, pueden contactarme vía Instagram, jajaja): Una novela negra ambientada a principios del siglo XX inspirada en un crimen real sin resolver, una novela erótica y su secuela. También una novela de fantasía inspirada en el reino astur y media secuela. Tres medias novelas románticas por terminar. En cuanto a escritura quiero probar con el terror, me gusta dejar de vez en cuando la novela negra, en la cual me siento muy cómoda, y aprender de la incomodidad de hacer algo totalmente desconocido. Así que por ahí tiraré, es complicado el terror, pero el reto es muy enriquecedor.

Texto y entrevista: Verónica Martín.







