La autora Arantxa Rufo nos abre las puertas de su universo literario en esta entrevista para Culturamanía, donde reflexiona sobre la psicología criminal, la culpa, la evolución de su método creativo y el auge de la literatura canaria. Con su novela Las tres muertes de Sarah Colbert, Rufo vuelve a sumergirse en el género negro que la ha consagrado, explorando las heridas del pasado y los límites de la mente humana.
En varias ocasiones has mencionado que el género negro te permite explorar la psicología de personajes extremos. ¿Qué te atrae de adentrarte en las mentes de criminales y víctimas?
R- ¿Cómo no va a atraerme? Desde pequeños aprendemos lo que está bien y lo que está mal y vivimos según unas reglas destinadas a facilitar la convivencia entre seres humanos. Pero los criminales ignoran esas reglas; algunos, porque crecieron sin ellas, otros, porque deciden que no les interesa. ¿Cómo dan ese salto? ¿Cómo funciona su mente para que hagan lo contrario de lo que nos enseñaron a todos?
Por otra parte, para las víctimas, esas reglas se han roto. Ellos las respetaron y, aun así, alguien que no lo hacía les hirió y se salió con la suya. ¿Cómo vivir después de eso? ¿Cómo reponerse a esa fractura en todo lo que conocían?
Me parece algo tremendamente interesante.
Tu novela más reciente, Las tres muertes de Sarah Colbert, se centra en cómo el pasado afecta al presente. ¿Qué te motivó a explorar el tema de la culpa en esta obra?
R- Igual que la psicología de los personajes, el modo en que el pasado de alguien traza su personalidad en el presente me parece un tema interesante. Los seres humanos tendemos a culpabilizarnos por cosas que nos ocurren y sobre las que no teníamos ningún control, más aún en nuestra infancia. Los niños se culpan del divorcio de los padres, las víctimas de violencia de género se culpan de las palizas, las víctimas de violaciones se culpan por los actos de sus agresores…
En el caso de Sarah, ella se culpa de todo lo que le ha ocurrido a lo largo de su vida, y ahora tiene que enfrentarse a esas culpas y decidir cuáles son ciertas y cuáles no.
Has ambientado tus novelas en lugares como Londres y Estados Unidos. ¿Cómo abordas el proceso de documentación para recrear escenarios tan diversos?
R-Minuciosamente.
Soy muy perfeccionista en mis procesos de documentación. Me pateo las calles con el Google Maps, investigo en redes sociales las publicaciones realizadas desde allí, busco información de los establecimientos a los que acuden mis protagonistas.
Afortunadamente, Internet me permite acceder a datos que, de otra manera, sería imposible.
En entrevistas anteriores has comentado que algunos personajes «se escriben solos». ¿Podrías compartir cómo fue el proceso de creación de Sarah Colbert?
R- Sarah es uno de esos que se escribió solo. Desde el principio tuve claro que Sarah sería una mujer creada a sí misma, y no especialmente bien creada. Como digo, es una persona que ha crecido acumulando una culpa tras otra, y eso nunca sale bien, así que ha aprendido a alejarse de todo y de todos y a ser tan fuerte e independiente como puede permitirse.
Esto, que marca su carácter, también marcó su escritura. En muchas ocasiones, me descubrí siguiéndola yo a ella, en lugar de al revés. Ella decidía lo que iba a hacer y yo no podía más que ir detrás
Tu trilogía El Fantasma comenzó con una novela autoconclusiva que luego se expandió debido a la demanda de los lectores. ¿Cómo influyó esta respuesta en tu desarrollo como escritora?
R- Fue lo que creó mi carrera como escritora.
En el punto de mira, la primera entrega de esa trilogía, fue un salto a ciegas. Llevaba toda la vida escribiendo, pero en esa novela, sin darme cuenta, trabajé tanto, tan duro y tanto tiempo, que quise publicarla, más por mí misma que porque esperara ningún resultado. Desde luego nunca esperé que gustaría tanto a los lectores ni que llegaría tan lejos como llegó.
Cuando no solo gustó, sino que “exigieron” una continuación, me planteé en serio, por primera vez, que podía dedicarme a esto.
Si no hubiera sido por ellos, no habría habido nada después.
En tus inicios, mencionaste que escribías de manera más anárquica y que con el tiempo desarrollaste un método. ¿Cómo ha evolucionado tu proceso creativo a lo largo de los años?
R- Sigo siendo bastante anárquica en mi método de escritura, la diferencia es que ahora soy anárquica de manera rutinaria, si es que eso tiene algún sentido.
Ahora tengo un horario fijo para escribir y un orden establecido para las diversas correcciones y revisiones a las que someto a la novela, pero nada de esto es inflexible. Intento ceñirme a ello, pero, en ocasiones, mi mente necesita saltarse el método y hacerlo de otra manera. Lo que he aprendido con la experiencia es que funciono mejor si no me obsesiono y me dejo llevar por lo que mi mente necesita en cada momento.
Has participado activamente en festivales de novela negra en Canarias. ¿Cómo ves el panorama actual del género en las islas y qué papel crees que juega en la literatura española?
R- Creo que, no solo el género negro, sino la literatura en general está viviendo un gran momento en las islas. Tenemos escritores de todos los géneros y, por fin, el público se está dando cuenta de que los autores canarios podemos ser tan buenos como los de fuera.
Durante años tuvimos grandísimos nombres que, por desgracia, eran conocidos a nivel crítica, pero no público, y me parece que eso está cambiando. No hay más que verlo en estos festivales, y también en las ferias.
También me alegra comprobar que cada vez son más las editoriales nacionales que se abren a contar con autores canarios. La lejanía y las dificultades logísticas lo hicieron casi imposible durante muchos años, pero ahora veo a mi alrededor, y me incluyo, muchos autores que publican con editoriales de renombre a nivel nacional.
Creo que ya es hora de que la literatura canaria tenga el reconocimiento que se merece, a la altura de la que se escribe en cualquier otro punto de la geografía.
Aunque te identificas con el género negro, ¿has considerado explorar otros géneros literarios en el futuro?
R- “Nunca digas nunca jamás”, dice la frase, y la hago mía en este caso. Soy ávida lectora de todo tipo de géneros literarios, así que no descarto lanzarme con alguno de ellos en algún momento. De momento, sin embargo, me voy a quedar con mis criminales durante un tiempo.