“Mi madre siempre me decía que dejara de pintar machangos y me pusiera a estudiar”
“En el mundo del arte siempre están los patitos feos y unos de ellos son la caricatura y el humor gráfico”
“Un factor importante es la autocensura y más ahora con las redes y la inmediatez de las respuestas”
“Desde 2005 trabajo en una novela gráfica sobre mi abuelo, represaliado de la guerra civil. He tenido que investigar porque no se hablaba de él en casa para evitar problemas”
El caricaturista palmero, Carlos Manuel Rodríguez Hernández, Carlines es el nuevo presidente del colectivo Se Nos Fue el Baifo que desde hace siete años aglutina a los caricaturistas y humoristas gráficos canarios. El colectivo formado por una veintena de dibujantes reivindica su trabajo y da a conocer el rico y muy desconocido legado de estos artistas por medio charlas, exposiciones o lo que se tercie. Carlines nació en el barrio de La Canela en Santa Cruz de La Palma justo al lado de la antigua Escuela de Artes y Oficios, hoy llamada Manolo Blahnik, donde en su momento quiso matricularse e incluso alguna vez entró a hurtadillas, pero no pudo ser. Finalmente, estudió Bellas Artes en La Laguna y desde hace una década ha conseguido vivir exclusivamente de lo que le gusta, la ilustración, la caricatura y humor gráfico, un trabajo que ahora puede defender desde la Asociación al asumir “con honor” la Presidencia. Él mismo explica cuales son los objetivos que se ha marcado.
-Haré lo que está en los estatutos, básicamente la promoción de lo que hacemos y se ha hecho. Somos una asociación sin ánimo de lucro, exponemos nuestros trabajos y por ejemplo el año pasado organizamos el segundo salón del humor gráfico y la caricatura, en el Club Victoria de Las Palmas de Gran Canaria. Montamos una exposición y entregamos nuestro premio El Baifo de Oro a nuestro compañero, Néstor Dámaso del Pino y después estuvimos haciendo mesas redondas, charlas, conferencias, talleres de caricaturas y de viñetas durante un mes. Ahora el 17 de junio nos vamos a la Casa Canaria de Madrid para dar a conocer un poco nuestro trabajo. Los paneles que usamos en el Club Victoria estuvieron en el Salón del Cómic de La Laguna y ahora queremos llevarlos, después del verano, a El Hierro y luego a La Palma para seguir moviendo un poco la historia de la asociación y explicar lo que es.
-¿Con cuántos miembros cuentan ya?
-Cada año va creciendo, ahora mismo se han incorporado dos nuevos miembros y tenemos gente que también quiere entrar y que serán propuestos en la próxima asamblea para votarlos. Así que entre pitos y flautas ya somos 20 bayfos y bayfas que en Canarias nos dedicamos a hacer viñetas y caricaturas, contando los nuevos miembros y los que llamamos padres artísticos que son los que ya no están con nosotros.
-El anterior presidente dijo que era sorprendente el número de mujeres que se están incorporando y dedicando a este mundo.
-Es un reflejo de lo que está ocurriendo en todos los niveles de la sociedad. La mujer ha estado apartada y poco a poco se va incorporando al lugar que le corresponde, y lo mismo ocurre en la asociación. Nuestras compañeras tienen un perfil joven y una de las personas que quieren incorporarse ya cuenta con una carrera consolidada. Pero evidentemente no estamos hablando de un objetivo capital que nos hayamos marcado como tal, contar con mujeres por que sí. No es eso de conseguir un tanto por ciento de forma obligatoria, sino de que estén porque se lo merecen, y si son más, pues mejor.
-Llevas años integrado en el colectivo Se Nos Fue el Baifo.
-Desde que lo fundaron hace siete años cuando el grupo original estaba compuesto por Morgan, Padylla. Nestor Dámaso, Antonio Cerpa y las familias de Rafaely, Cho Juaá y Manrique de Lara. El espíritu era crear una estructura regional y empezamos a buscar y a llamar a caricaturistas hasta llegar a ser veinte en estos momentos. Entré a los dos o tres meses de que lo crearan y desde el principio hemos trabajado en la promoción y difusión de lo que es el arte de la caricatura y el humor gráfico de Canarias. En las Islas tenemos un buen legado que se convirtió en referente en los años sesenta y cincuenta, incluso a nivel mundial con las caricaturas de Paco Martínez y Harry Beuster que fueron dos pilares fundamentales en la proyección internacional de lo que se creaba en las Islas con premios en Canadá o Australia. O sea que estamos hablando de que se hacían cosas muy buenas.
-…Y también desconocidas para los propios canarios.
-Claro, para el público general. A la gente de aquella época sí que les resulta más familiar porque salían en los medios de comunicación pero todos sabemos que cuando pasan los años siempre se cae un poco en el olvido.
-¿La gente no se toma en serio a las caricaturas? Aunque suene un poco extraño preguntarlo así.
-En el mundo del arte siempre hay favoritismo hacia algún tipo de especialidad y después están los patitos feos y uno de ellos es la caricatura y el humor gráfico que muchas veces no son considerados un arte, pasan desapercibidos y se van perdiendo con el tiempo. Por eso una de nuestras funciones desde la asociación es mantener vivo ese recuerdo, difundirlo y hacer, no tanto un homenaje, sino justicia a los dibujantes que ya no están con nosotros y en su momento tuvieron un valor que al fin y al cabo hemos heredado. Creemos que la gente joven que viene detrás debe sentirse orgullosa y valorar a este tipo de disciplina.
-Está claro que la mejor manera de conseguirlo es dando a conocer su trabajo y su obra.
-Claro, la promoción y sobre todo la divulgación resultan algo básico. Muchos de nosotros hacemos talleres de viñetas y de caricaturas que llamamos viñetaterapia y caricaturaterapia, que al fin y al cabo es trabajar con niños, adolescentes e incluso mayores porque estamos hablando de un lenguaje y por eso buscamos que los participantes se expresen a través de las caricaturas y el humor gráfico. Lo importante es tener la habilidad para contar historias, principalmente con el dibujo pero también con los textos. Expresar lo que llevamos dentro y que quizás no saben o no se atreven a través de las palabras y por esta vía pueden sacarlo afuera. Cuando hacemos los talleres la gente hace cosas muy pero que muy interesantes.
-Y ya hablando de ti ¿Cómo definirías tu trabajo?
-Me considero un artista polifacético que trabajo tanto dibujando murales como en todo lo que tenga que ver con el diseño. De hecho, ahora mismo estoy haciendo unos diseños de lencería femenina para una empresa de Barcelona. Hago un poco de todo.
-¿Has conseguido vivir solo de esto?
-Sí, en los últimos años me he hecho autónomo y he conseguido meterme de lleno en todo este mundo, que es lo que he estudiado y lo que me gusta.
-Dibujar no se improvisa ni se aprende en dos días. Supongo que te gustaría desde pequeño.
-Sí, claro de toda la vida. Mi madre me estaba diciendo siempre que dejara de pintar machangos y me pusiera a estudiar pero está claro que no le hice caso. Siempre he dibujado y al final he terminado haciendo lo que me gusta. Al principio pensaba meterme en la escuela de Artes y Oficios de La Palma pero no pude porque todo el mundo quería que fuera al instituto, digamos estándar, y después conseguí entrar en Bellas Artes. En la actualidad ha cambiado un poco ese tipo de estructura mental de los estudios pero en aquellos tiempos tuve que pasar por ahí, aunque acabé en lo que quería.
-Lo curioso es que la Escuela de Artes y Oficios de Santa Cruz de La Palma está justo al lado de tu casa y del Instituto. Sería una situación un poco cruel.
-De hecho, cuando iba a jugar a la pelota con los amigos del barrio a las canchas del instituto siempre estaba mirando de reojo a la Escuela y sobre todo a las aulas de la parte de arriba que era donde se daban clases de forja. Incluso una vez me enteré de que estaban haciendo un curso que me interesaba, me colé y me puse a jugar con el barro.
-¿Te has atrevido a hacer cómics?
-Desde el año 2005 estoy metido en un proyecto. Sé que es mucho tiempo pero al menos ya tengo el guión hecho y ahora estoy dibujando. Yo lo llamo novela gráfica porque es un híbrido en el que va a haber textos, fotografías y por supuesto principalmente dibujos. Es una historia sobre la vida de mi abuelo, al que no conocí porque falleció antes de que naciera, y lo que ocurrió en La Palma durante la Semana Roja de la Guerra Civil. No supe mucho de él por el miedo que existía a hablar de los represaliados como fue su caso. Él llegó a estar en la prisión de Fyffes y en los barcos flotantes. Desgraciadamente pasó por un montón de sitios porque fue condenado por ser dirigente de Izquierda Republicana a 25 años de cárcel.
-¿Cómo fue el proceso para documentarte? Sería muy complicado, supongo.
-No sabía nada de él pero empecé a escuchar y a ir averiguando cositas hasta que el profesor Alfredo Mederos escribió un libro sobre los represaliados en La Palma y ahí lo descubrí. Luego a base de ir preguntando y buscando encontré unos textos que aparecían en los periódicos de aquellos años y otros más largos que habíamos conservado nosotros. Cuando le conté a Don Alfredo la documentación que tenía me contestó: “Pues ya sabes lo que tienes que hacer”. Esa frase me hizo pensar. Luego el director de cine, David Cánovas me dijo: “¡Tío tienes que dibujar esa historia!” Y me di cuenta de que era verdad. Desde 2005 llevo metido en este proyecto, investigando en los archivos provinciales, en La Cosmológica, en el Archivo de Salamanca, Guadalajara… así que ya voy por la página 23. Ha sido complicado porque mi abuela tiró muchos de los textos que tenía de él por miedo a las represalias. Por suerte mi abuelo escribía un montón en los periódicos de La Palma y he conseguido rescatar algunos textos pero por desgracia otros han desaparecido, por humedades y que en algunos casos eran los ejemplares en los que más salía y que estaban en La Cosmológica. Así que hay material que existió, tengo constancia de ello por el libro de Don Régulo, pero no he conseguido recuperarlo aunque por suerte he encontrado otros.
-¿Y ya tienes pensado el título?
-Sí, sería 1941, fiebre carcelaria. Ya digo que será un híbrido de novela gráfica porque además de dibujos habrá fotos inéditas de los presos que nunca se han publicado. En concreto, son cuatro.
-En el TEA tienen un muy buen archivo de periódicos que se puede consultar con un sistema que se llama Jable.
-Sí, ahí he encontrado alguna cosita. Mi abuelo era muy joven cuando pasó todo aquello. Fue una persona muy emprendedora que trabajó de representante de productos ingleses cuyo proveedor estaba en Gran Canaria, entre otras cosas.
-¿Ya tienes quién te lo publique?
-En principio voy a tirar adelante, no sé cuándo lo acabaré quizás en uno o dos años pero estoy seguro de que lo sacaré y cuando termine ya hablaré con alguna editorial, institución o lo que sea y si no lo publicaré yo mismo porque es tan goloso que va a gustar y a llamar la atención. Habla de la Semana Roja y se verán imágenes de Fyffes que he sacado de las descripciones que hizo Mauro Martín Peña, que fue uno de los presos. He conseguido alguna fotografía, planos, imágenes aéreas de Santa Cruz en las que haciendo un zoom puedes sacar más detalles. La publicaré de alguna u otra forma, como si la costeo yo. Eso no me preocupa.
-¿Cómo definirías tu forma de dibujar?
-No tengo un estilo marcado. La suerte o desgracia es que me adapto a lo que me pida el cliente y si no pide nada entonces lo hago a mi manera pero primero pregunto lo que les gusta y así al segundo o tercer intento acabas captando lo que quiere el cliente. Me adapto, soy camaleónico en ese sentido.
-Y en cuanto al tebeo que vas a hacer, y que por lo tanto será algo totalmente personal ¿Cuál dirías que va a ser el estilo?
-Pues el estilo roza a veces un poco el surrealismo, con gestos más exagerados como caras deformadas… Y después en otros momentos me ciño al realismo puro y duro. A lo mejor en alguna viñeta no pones un fondo y en otras sí, voy jugando con ese lenguaje que es el que quiero transmitir a los lectores. En la novela resalto algún elemento con un color cuando me interesa que se vea claramente pero en general va a predominar el tono sepia, excepto alguna mancha en los ojos si son verdes o al poner la bandera o una gota de sangre. Jugaré un poco con eso.
-¿Qué referentes o influencias tienes?
-Al ser polifacético, no te puedo decir un referente concreto sobre un estilo o una disciplina. De todo lo que veo voy escogiendo, igual ahora es una cosa pero dentro de dos semanas es otra distinta y me gusta el libro de un autor y me sirve de referente. Como caricaturistas me gusta Galarza, Paco Martínez o Harry Beuster aunque mi estilo poco tiene que ver con el suyo, yo uso más con la acuarela y busco algo más personal. En la pintura mural, trabajo a mi manera, pero hay gente como los colegas. Matías de Sabotaje o Fran Feo Flip que se tienen que tener en cuenta, así que te puedo hablar de mucha gente según las disciplinas. Si me dedicara sólo a hacer tebeos podría decir que soy de la escuela belga o de otra, por ejemplo, pero no es el caso.
-¿Crees que la caricatura debe tener algún tipo de límite a la hora de ridiculizar al personaje?
-Tanto en la caricatura como en el humor gráfico hay un factor importante como es la autocensura y más ahora que con las redes y la inmediatez de las respuestas y el grado de fuerza que tienen las imágenes debes ser sensible, cuidadoso y escuchar ciertos mensajes. Así que la censura y los límites te los pones tú mismo dependiendo de lo que quieras. La caricatura puede ser simplemente un retrato amable, con cierta desfiguración o exageración de los gestos personales de cada uno. Pero también puede ser cruel como las que se hacían en la Guerra Mundial, tanto de los alemanes a los ingleses como al revés. Por un lado ponían a Churchill con figura de cerdo y por otro hacían lo mismo con Hitler, porque la intención es hacer daño y había un mensaje detrás. Normalmente la caricatura no deja de ser una disciplina en la que no se trata tanto de ridiculizar a la gente sino de darle un guiño humorístico a la persona a través del dibujo. Todos tenemos algo que no nos gusta de nosotros mismos y por lo que sentimos un poco de vergüenza propia, como unas orejas demasiado grandes, por ejemplo. Entonces si lo sabes pues a lo mejor en vez de dibujar orejas de dos palmos las hace de uno para que no se ofenda. Ahí entra tu propia censura o el estilo con el que quieres trabajar.
-¿Alguna vez se ha enfadado alguien a quien hayas caricaturizado?
-Siempre hay alguno que se ofende porque como digo, esa persona tiene algo de su personalidad que le da vergüenza o no le gusta. A veces te lo dicen abiertamente y otras no porque son correctos y educados. Reírse de uno mismo puede ser un ejercicio muy sano
-¿Has hecho alguna vez una caricatura con rabia?
-Alguna vez, sí. Es como si ahora alguien hiciera una caricatura de Netanyahu, tienes ganas de ridiculizarlo y te pones con un el lápiz entre los dientes porque es tu forma de expresar tu rabia, tu impotencia. Pero en general antes de dibujar con rabia prefiero no hacerlo para no causar daño, porque no es mi estilo. No tengo necesidad de eso y creo que nadie debería hacer una caricatura de alguien por tenerle ganas. En el caso de Netanyahu se puede entender que hay una justificación porque estamos hablando de algo muy evidente. Hay toda una sociedad que está en contra de las matanzas a civiles. Pero hacer una caricatura con este tipo de rabia, por ejemplo, de la presidenta del Cabildo de Tenerife no tiene sentido alguno.
-¿Da la impresión de que en los medios de comunicación ha ido desapareciendo un poco la caricatura?
-Pues ahí la caricatura va y viene, ahora mismo viene. En Crónicas de Canarias publica el compañero Néstor en cada uno de los números de Tenerife y de Gran Canaria. Yo estuve colaborando en el digital Atlántico Hoy hasta hace algunos años y en La Voz de La Palma. También hay otros compañeros y compañeras publicando, así que ya digo es una disciplina que va y viene, depende de la modas y las épocas. Aparece y desaparece.