jueves, noviembre 21, 2024

Colón imagina ir al Oeste por el Este. Por Carlos Jesús Pérez Simancas

La historia más ortodoxa, nos relata, como un joven comerciante Cristóbal Colón, quien estaba obsesionado por incrementar su fortuna. Él se encontraba en Génova y se deleitaba con los libros de Marco Polo, y mirando los mapas con los que trabajaba. También leía con pasión la Historia rerum ubique gestarum del papa Pío II; la Imago Mundi del cardenal francés Pierre d’Ailly publicada en 1410; y la Correspondencia y Mapa que, en 1474, el sabio florentino Paolo del Pozzo Toscanelli había hecho llegar al rey de Portugal a través de su amigo, el canónigo lisboeta Fernando Martins. Colón estudió muy detenidamente las dos primeras obras, como demuestran las casi 1800 apostillas o anotaciones al margen. Él extrajo referencias muy concretas sobre parajes bíblicos, situados en el fin del Oriente, como el Paraíso Terrenal, los Jardines del Edén, Tarsis y Ofir, el reino de Saba, los montes de Sophora, la isla de las Amazonas, que pronto situaría en distintas zonas de las Indias, porque para él allí estaba el extremo de Asia. De Toscanelli, que seguía a Marco Polo, recogió Colón todo lo relativo al Gran Kan, a la tierra firme asiática (Catay, Mangi y Ciamba) y sobre todo al Cipango, isla distante 1.500 millas del Continente y famosa por su riqueza.

Se menciona que Colón se había formado una idea bastante sensual sobre la forma de la tierra. Él la asimilaba a un turgente seno de mujer, donde la parte del pezón era la más alta, cerca del cielo, y por debajo de él estaba la línea equinoccial y el fin del Oriente adonde acaban toda tierra e islas del mundo. Si esto era así, poniendo proa al Occidente se debía poder llegar al Oriente, que era lo que más les interesaba a todos los reyes y burgueses europeos. La idea de Colón no era demasiado original, ya que Aristóteles, San Agustín y San Isidoro de Sevilla habían hecho referencias a la división del mundo en tres partes.

Se narra que Colón se entrevistó con el Rey Juan II de Portugal en 1484, pero el rey rechazó la propuesta por considerar excesivas las pretensiones económicas y honoríficas de Colón, quien pedía que lo nombraran Almirante Mayor del Mar Océano y un 10 por ciento de todo lo obtenido en la expedición. Ante el rechazo portugués, Colón se dirigió a España y se hospedó en el Convento de La Rábida, donde conoció a fray Juan Pérez, confesor de la reina Isabel de Castilla. El cura le gestionó una entrevista con la reina católica que se encontraba en la ciudad de Córdoba.

Mientras esperaba la entrevista, Cristóbal conoció a Beatriz Enríquez de Arana, una joven “de humilde procedencia” que el 15 de agosto de 1488 le dio un hijo: Hernando Colón, futuro compañero de aventuras.

Entre las tareas de los reyes católicos se encontraba la expulsión de los musulmanes y judíos que habitaban en el territorio de la Corona de Castilla. Sin embargo, después de la toma de Granada en 1492, la reina Isabel decidió financiar la expedición de Colón. El acuerdo entre Colón y los reyes establecía que Colón sería nombrado Almirante de las Indias y gobernador de las tierras descubiertas, además de recibir el 10% de las ganancias obtenidas en la expedición.

El 3 de agosto de 1492, Colón partió de Palos de la Frontera con tres naves: La Pinta, La Niña y La Santa María. Después de varias semanas en el mar, llegaron a las Islas Canarias donde reabastecieron sus provisiones antes de emprender el viaje hacia el oeste. Durante el viaje, la tripulación experimentó varias dificultades, como el miedo a quedar varados en el mar, la falta de agua y la amenaza de una posible revuelta. Sin embargo, Colón logró mantener la disciplina y el ánimo de su tripulación.

El 12 de octubre de 1492, después de dos meses de navegación, se avistó tierra. Colón desembarcó en una isla del archipiélago de las Bahamas, que él llamó San Salvador. A pesar de que Colón pensó que había llegado a las Indias, en realidad había llegado a un nuevo continente, que luego se conocería como América. Colón realizó otros tres viajes a América, pero nunca reconoció que había llegado a un continente nuevo, sino que siempre creyó que había llegado a las Indias.

A pesar de que Colón no logró encontrar la ruta hacia las Indias, su expedición tuvo un gran impacto en la historia de la humanidad. A partir del descubrimiento de América, se inició un proceso de intercambio cultural, económico y biológico entre los continentes que transformó el mundo. El descubrimiento de América, fue el inicio de la visión actual del mundo tal y como lo conocemos.

Imagen Archivo: Eduardo Cano – Cristóbal Colón en el convento de la Rábida (Museo del Prado)

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