sábado, septiembre 7, 2024

Día 01 en el Planeta La Mar de Músicas (Cartagena). Por Álex Ro

Viernes 19 de julio

Una año más, y ya son 29 las ocasiones, La Mar de Músicas suelta amarras e inicia su singladura, en esta ocasión dedicado a las Islas del Mediterráneo.

Karmacadabra, una banda de Cartagena, abrió musicalmente el festival, con una poderoso concierto gratuito en la Plaza del Ayuntamiento. Sus fans, muchos y muchas, abarrotaron el espacio y no dejaron de corear ni una sola vez sus canciones, que fluyen entre el flamenco, el rock y el reggae; si tuviéramos que etiquetarlos musicalmente, creo que tendríamos que inventarnos un nuevo estilo, algo así como transka, mezcla entre performance trans y drag junto al carácter festivo de la música jamaicana. Arte a raudales y compromiso absoluto, reivindicativo, eso es Karmacadabra. La escenografía jugaba con los colores fluorescentes, aunque al haber actuado tan temprano (8 de la tarde) restó fuerza a su presentación y su vestuario, así como al lienzo pintado en directo. Una lástima no haber tenido la oportunidad de verlos de noche solo iluminado con luz oscura.

Y como el mar se mueve con las mareas, las olas de La Mar de Músicas nos llevó al remanso acústico del Patio del Antiguo CIM, en donde nos aguardaba la siciliana Carmen Consoli. No nos llevemos a engaños con esa voz y guitarra; no es solo una cantautora, es un manifiesto público contra la opresión y el control absoluto que se ejerce sobre las mujeres pues sus melodías denuncian el silencio cómplice de la pederastia o el patriarcado y sus no tan sutiles formas de control social. Buena música y, encima, reivindicativa… ¿qué más se puede pedir?

Y de nuevo, nos toca nadar entre un río de gentes para llegar a tiempo al Auditorio Paco Martín, en donde se produciría el colofón final del primer día de La Mar de Músicas. Abarrotado, la gente se agolpaba ante el escenario esperando con ansiedad el primer concierto de la noche: Julieta Venegas. Veinte canciones fueron suficientes para desgranar toda su carrera musical, con temas de ayer, de hoy y de siempre, manejándose de manera resuelta tanto con el acordeón, la guitarra o los teclados. Acompañada de una banda muy potente, no le hizo falta grandes artilugios escénicos para poner a bailar y cantar a los presentes desde el minuto uno.

Baiuca o, lo que es lo mismo, Alejandro Guillán, tomó el relevo de Julieta Venegas, en un espectáculo totalmente diametral al presentado por la mexicana. Juego de luces, uso intensivo del oscuro, mucho humo para hacer contrastes de luces, creó un ambiente de sonidos electrónico combinados con melodías e instrumentos tradicionales gallegos. Baiuca es un hijo de estos nuevos tiempos en la música folk en donde, sin ningún tipo de complejos, se emplean artilugios musicales de otros géneros como pueden ser los samples, los autotunes, las voces pregrabadas o los ritmos electrónicos. Muy potente el sonido, transformó el Auditorio Paco Martín en un verdadero club de las mejores capitales de Europa, con un público agradecido entregado a sus ritmos.

Texto y fotografías de Álex Ro.

Agradecimientos al Festival La Mar de Músicas.

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