sábado, septiembre 7, 2024

Día 05 en el Planeta La Mar de Músicas (Cartagena). Por Álex Ro

Martes 23 de julio

La música tradicional siempre ha sido un ir y venir de melodías y líricas, por eso, intentar hablar de purismo en el folk solo es un modo de codificar y coartar lo que siempre ha estado vivo. Y Anna Ferrer se plantó en la Plaza del Antiguo CIM para demostrar que la tradición no es más que un crisol del pasado sobre el que se puede amalgamar nuevas letras, mezclar ritmos y emplear nuevos instrumentos sin que todo ello suponga una condena a la hoguera pues, como muy bien dice la canción de Silvio Rodríguez, somos la prehistoria que tendrá el futuro. En esa relación dialéctica entre lo pasado y lo presente, se va construyendo las tradiciones futuras.

Alumna aventajada en esto de la alquimia musical, Anna Ferrer adoptó un aire didáctico en su actuación, explicando cómo ha ido tomando del folklore menorquín modos rítmicos y letras, fusionándolos para crear sus propias melodías, hablando no de pasados arcádicos sino de la realidad que le ha tocado vivir. Así, tenemos canciones con letras que denuncian la masificación turística de su archipiélago o cómo la mujer ha estado oprimida por un sistema patriarcal que las convertía en simples sirvientas de su progenitor masculino, y esto lo hace con esa voz portentosa que tiene, jugando con el espacio escénico para crear distintos ambientes sonoros.

El Mediterráneo es un microcontinente plagado de islas, una especie de Oceanía encerrada entre bordes terrestres, y en esas islas se han desarrollando distintas sensibilidades sonoras. Por ello, La Mar de Músicas ha tomado como eje vertebrador el dar voz a esas ínsulas como ocurre con la banda Buzz’ Ayaz, que transformó la Plaza del Ayuntamiento en una pequeña Chipre de donde son originarios. Conjugando melodías tonales del Mediterráneo Oriental con la más feroz psicodelia de los años setenta, Antonis Antoniou, guitarra artesanal y voz, pivotará entre el clarinete bajo de Will Scott y los sintetizadores de Manos Stratis, actuando la batería de Ula como aglutinador de toda la banda. Una gran oportunidad para escuchar por adelantado lo que será su disco de debut, que saldrá en unos días al mercado.

El Patio del Antiguo CIM es un espacio concebido por los programadores para el deleite musical, o al menos así era hasta que Pedro Pastor subió al escenario y rompió con todas las ideas preconcebidas. Desde el primer momento, el cantautor madrileño mostró su agradecimiento por poder tocar en un festival en donde había acudido en numerosas ocasiones como espectador. Y esa energía contaminó al público creando una tensión que se podía palpar en el ambiente entre dos fuerzas enfrentadas: el deleitarse tranquilamente de las letras y melodías o saltar a primera línea a festejar la música. Y como si el propio Pedro Pastor hubiera actuado como árbitro de la situación, ambas tendencias vieron cumplidas sus expectativas de manera ecuánime, mitad de la actuación para escuchar y la otra mitad para bailar.

Presentando su disco Escorpiano junto a su banda Los Locos Descalzos (nota: nadie estaba descalzo; lo de locos, según se entienda porque no pararon en ningún momento como si fueran pasto de la sinestesia) desde el escenario se transmitía una fuerte vibra de buena energía entre ellos con un bajo, Nico Marcos, espectacular y un guitarra, Álvaro Navarro, impecable, arropados todos por el inconmensurable Alan Denis a la batería. A esto hay que añadir una concepción del espacio escénico como un miembro más del grupo, con coreografías muy bien diseñadas y un uso de la luz para crear distintos ambientes más allá de simplemente hacer juegos lumínicos. Entregado totalmente al auditorio, Pedro Pastor disfrutaba incluso cuando la técnica fallaba porque la actuación por tanto tiempo soñada se convertía en una realidad realizada. Muy generoso, incluso nos regaló una canción sin micro, bajando del escenario para mezclarse con su público. Grande Pedro Pastor que con 15 canciones y una coda convirtió una simple actuación en una hermandad de espíritus.

La noche del martes terminó en el Auditorio Paco Martín de manos de la francesa Carla Bruni. Acompañada por 3 músicos, la cantante nos presentó un show de una hora de duración en donde realizó un repaso de la música melódica de las últimas décadas (tomadas muchas de ellas de sus discos French Touch y Little French Songs), con un guiño al público español en la recta final al entonar la canción de Jeanette, Porque te vas. Junto a estos covers, también cantó algunos temas compuestos por ella, en donde no faltaron ni su popular Quelqu’un m’a dit ni Le plus beau du quartier.

Fotografías y texto de Álex Ro

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