Un plano cenital del protagonista en su cama. Al lado su «socia» (pareja). Es la invitación de Natxo Leuza al universo del Drogas. Rockumental sobre la vida, obra y milagros de Enrique Villarreal. Desde su infancia y adolescencia en su barrio de Navarra, hasta su actual posición como figura icónica indiscutible del Rock español. Espíritu callejero y revolucionario. Discurso social inherente en la persona y personaje (que, en este caso, es el mismo). Cuando se veía el mundo En Blanco y Negro. Desde la Epifanía que supuso el descubrimiento de Motorhead o los Sex Pistols, la muerte de Lennon, etc… hasta los inicios de Barricada, pasando por la complicidad con Boni («en aquella época éramos imbatibles»), hasta el trauma que supuso la expulsión de la banda, o la enfermedad de su compañero. No hay tregua. Enrique no utiliza Balas Blancas, pero alguien tiene que tirar de gatillo. No escatima en detalles turbios (adicciones, etc..) y las aportaciones de su familia (especialmente su pareja) arrojan luz sobre un músico humilde y sabio, que ha sabido madurar artística y vitalmente. Y que se ha hecho querer en el gremio. Las declaraciones de gente como Fito Cabrales, Carlos Tarque, Cristina Rosevinge, Kutxi Romero o Rosendo Mercado lo atestiguan.
La factura técnica es magnífica, desde la fotografía nocturna hasta el montaje, alternando escenas del directo en Madrid con otras de un intimismo revelador. La cercanía del protagonista queda patente en las escenas finales. Uno de los mejores ejemplos del género, facturado aquí, codeándose perfectamente con Tu voz entre otras mil (Antonio Vega), Mi vida entre Hormigas (Jorge Martínez/ Ilegales) o el de Burning de Fernando Colomo. ¿Oveja Negra? Puede. Como culo inquieto y ejemplo de honestidad seguro. De visionado ameno, con excelente material de archivo (A tope, Tocata, Plastic..). Muy recomendable