Fake news, ultranacionalismo y polarización son los tres ejes del mal de esta fascinante obra capital para entender el presente de Europa. Un ingenioso drama premiado en el Festival de Venecia.
El próximo viernes 3 de enero Filmin estrena, en exclusiva en España, la película «El caso Abel Trem» («Explanation for Everything» según su título original), dirigida por el húngaro Gábor Reisz («Bad Poems»). Se trata de un drama estrechamente vinculado con la realidad sociopolítica de una Hungría polarizada y que bajo el mandato de Viktor Orbán ha visto renacer una oleada de conservadurismo que afecta a todos los estratos de la sociedad. «El caso Abel Trem» ganó el premio a la Mejor Película de la sección Orizzonti del Festival de Venecia, y entre los muchos reconocimientos internacionales que ha recibido encontramos también la Lady Harimaguada de Plata a la segunda mejor película del Festival de Las Palmas.
En «El caso Abel Trem», el protagonista de la película (Gáspár Adonyi-Walsh) es un joven estudiante enamorado en secreto de su mejor amiga Janka (Lilla Kizlinger), quien a su vez siente un amor no correspondido por el profesor de Historia de ambos, Jakab (András Rusznák). En el pasado, Jakab tuvo un enfrentamiento con el padre de Abel por razones políticas. Cuando Abel suspende el examen de Historia, el joven encuentra a su alrededor el caldo de cultivo perfecto para poner a Jakab entre la espada y la pared y convertir su suspenso en un asunto de Estado.
El quid de la cuestión en la película lo encontramos en un pin: «En el aniversario de la Guerra de Independencia de 1848, una de las celebraciones más prominentes de Hungría, es costumbre llevar un pin de nacionalidad compuesto por los colores de la bandera de nuestro país», explica Gábor Reisz: «Los pines de nacionalidad exhibidos por el bando nacionalista durante eventos de partido y manifestaciones han cambiado bastante el significado de este símbolo en los últimos 20 años. Mientras que antes representaba la independencia húngara y un parentesco con nuestro país, hoy en día, cualquiera que lo lleve es considerado partidario de la nación, y cualquiera que no lo lleve es considerado enemigo». Cuando Abel deje caer la idea de que su profesor le ha suspendido por llevar el pin de nacionalidad al examen, el asunto saltará a la opinión pública con dramáticas consecuencias.
«La situación se ha agravado tanto que ninguna reunión inocente de amigos o familiares puede llevarse a cabo sin que pronto se convierta en una discusión sobre quién está de qué lado, y, como resultado, las personas están cada vez menos interesadas en las opiniones de los demás, menos dispuestas a escucharse mutuamente», afirma el director, muy activo socialmente en su país, especialmente en contra de la intervención del gobierno en la la Universidad de Artes del Teatro y del Cine de Budapest.
Reisz ha escrito la película junto a su exprofesora, la guionista Éva Schulze. «Un aspecto importante durante el proceso de escritura fue entender e ilustrar las intenciones y la desorientación de ambos lados», afirma. «El caso Abel Trem» no recibió financiación pública por parte del Fondo Nacional de Cine de Hungría, algo habitual con aquellos proyectos que tratan de diseccionar la realidad política del país. «Con la ayuda de mi socio, el productor Juli Berkes, y de un equipo de diecisiete personas muy jóvenes, a menudo al comienzo de sus carreras, pero muy entusiastas, la ayuda y los favores de amigos y familiares, y trabajando con un presupuesto muy pequeño, logramos rodar la película en 20 días», concluye el director.
«Completo, sofisticado y sorprendentemente ecuánime».
— Screendaily
«Una obra brillante, fascinante e inteligente sobre la Hungría actual».
— Cineuropa
«Estudio ingenioso y polifacético de una polémica fabricada”.
— Variety