FESTIVAL BOREAL
Los Silos, del 18 al 22 de septiembre de 2024
Cantaba Mercedes Sosa que todo cambiaba, pero lo que no cambiaba era su amor por más lejos que se encontrara, y el Festival Boreal cambió, pero no su amor hacia la música. Cambiaron los espacios de los conciertos, así como el carácter de los mismos; cambió también el criterio de programación de los grupos, pero lo que de verdad no cambió fue la filosofía de la gente que acudió, dispuesta de hacer de Los Silos, la meca de la música en Tenerife esos días, y eso que era una meta difícil de alcanzar por la competencia existente: Festival Siroco el viernes y Derby Motoreta Burro Cachimba el sábado, ambos en La Laguna.
Escenario Canarias
El espacio del auditorio quedó cerrado, siendo sustituido por un escenario en la calle el Esparragal, lo que fue un acierto pues ya el auditorio se estaba quedando pequeño y presentaba serios problemas de accesibilidad (hay que recordar las aglomeraciones que se producían en su entrada y calles aledañas). Así, el nuevo espacio denominado como Escenario Canarias, presentó una programación marcada por las bandas de las islas. Por allí pasaron a lo largo del fin de semana Anibal & Lajalada, que tan buenos recuerdos dejaron de su paso por el Boreal en la edición anterior; Nala Rami, que no es otro que Alan Imar Rodríguez y su banda, con su propuesta de latin funk con toques de música disco presentando su LP, Nostalgia erótica o la majorera Julia Rodríguez. Punto aparte mereció la actuación, por su carácter novedoso, de Ruts Barreto, Dactah Chando e Isa Izquierdo, quienes unieron fuerzas para presentar un concierto a tres, incorporando al Boreal el mejor reggae del Archipiélago. Pero por este Escenario Canarias no solo pasaron grupos de las islas, pues también pisó sus tablas la portuguesa Surma para presentarnos su disco Alla, un directo marcado por el cacofónico sonido creado con sus riffs, bajo percutido y samples como puerta a una nueva dimensión musical; la madrileña Bewis de la Rosa, llegó con su nuevo disco bajo el brazo, en donde fusiona, siguiendo la ola de renovación del folk, rap con ritmos tradicionales y todo ello enmarcado en una estética de mujer de campo con delantal.
Escenario Convento y Espacio DJ
En las instalaciones del antiguo convento de San Sebastián se desarrollaron una serie de actuaciones matinales, charlas y exposiciones a lo largo de todo el festival. Por sus micrófonos pasaron gente como Mariana, Yaíma Orozco, Loli Molina o Clara Mann, correspondiendo al dúo coreano Dal:Um el honor de realizar la última actuación el domingo 22 de septiembre.
En la Plaza del Calvario, se creó un nuevo espacio para actuaciones de dj a lo largo de todo el fin de semana, con gente como Andee, Candela, Eva Olvido o Quela.
Escenario Los Silos
Este espacio, el de mayor aforo, era el escenario de pago, aunque eso no impidió que colgara en ambos días el cartel de sold out, porque por 20 euros podías disfrutar a lo largo del fin de semana de todo un plantel de grandes artistas y bandas. Así, la grancanaria Marilia Monzón, tras una sesión del dj Juana la Cubana, abrió el festival el viernes 20 de septiembre para desgranar su última producción, Prenderé una velita, haciendo bailar a los presentes, y eso a pesar de la hora en que había sido programada. El rap tuvo una doble representación a lo largo del fin de semana. El viernes, Las Ninyas del Corro, el dúo formado por Felinna Vallejo y Laüra Bonsai, llegaban a Los Silos para presentar su nuevo disco Bitches In Business, un espectáculo en donde se nota la maduración de su música y la experiencia adquirida en múltiples escenarios por todo el mundo. La otra propuesta de hip hop vino de manos de la dominicana J. Noa, quien estuvo arropada de una banda formada por grandes músicos de la escena local quienes no fallaron a la cantante. Se echó de menos algo más de conexión entre Noa y la banda pues le hubieran dado mucho juego; no obstante, fue un gran espectáculo vivir en directo ese chorro de voz y líricas sin pausa. La cumbia, esa new punk, arrasó de manos de Miss Bolivia. La argentina vino con un espectáculo muy bien trabajado, con un grupo de dancers que coreografiaban todas sus canciones, llenando el escenario frente al vacío que hubiera sido una actuación en el formato dj set que acompañaba a la cantante. Cumbia consciente, cumbia reivindicativa, cumbia feminista hasta su última nota.
La música más étnica la dio el nigeriano Bombino y sus guitarras estilo tuareg. Acompañado de bajo y batería, desató sus ritmos hipnóticos con continuos riffs que llevó al público al éxtasis, alargando su actuación casi 15 minutos más de lo programado. Y eso a pesar de estar actuando con instrumentos prestados pues los suyos se habían quedado en algún aeropuerto en su viaje a Canarias.
Marala, el trío formado por Selma Bruna, Sandra Monfort y Clara Fiol, tuvo que enfrentar un doble hándicap: estar programada a primera hora del sábado y haber empezado a llover justo durante su actuación. Muy agradecidas por la fidelidad del público, que se mantuvo a pie de escenario a pesar del aguacero, fueron presentando canciones de sus dos discos, Jota de Morir (2024) y su álbum de debut, A Tranc D’Alba (2020), en donde navegan entre las tonadillas tradicionales de sus tierras (entre Cataluña, Baleares y Valencia) y nuevos ritmos, en una constante polifonía vocal.
Y si el viernes abrió la cantante de Gáldar, Marilia Monzón, esa noche cerró otra formación canaria, como es María Al Revés o, lo que es lo mismo, la banda que rodea a Airam Ramos, con su coctelera de ritmos. Sobre el escenario, vimos deambular a algunos de los músicos que habían arropado a Miss Bolivia, lo que nos indica la calidad de la propuesta de esta formación.
Pero un aparte merecen los que eran los cabezas de cartel, Iseo & Dodosound y Rodrigo Cuevas, entre los cuales se coló Francisco, El Hombre.
Iseo & Dodosound, desarrollaron su nuevo espectáculo presentando su último disco,En La Tormenta, dando mayor protagonismo a las canciones en castellano, lo que agradeció el público que se contagió con la lisérgica Iseo que no paró de bailar y cantar ni un minuto. Hubo tiempo para todo: para cantar los clásicos del grupo, para ensimismarse escuchando a Iseo sola con su guitarra, y para gozar de la maestría de la banda, The Mouse Hunters, con prodigiosos solos. Quienes conocían a Iseo & Dodosound, pudieron confirmar que tienen música para rato; para quienes fue su primera vez, entendieron desde los primeros acordes porqué son una de las bandas punteras de la escena reggae y dub hispana.
Rodrigo Cuevas vino a comerse Los Silos, y lo hizo con tal intensidad que no solo rompió el festival sino que le dio tiempo a servir unos postres musicales como fue su versión El Hombre del Tiempo, del grupo Los Mismos, con su pegadizo estribillo, “Tenerife tiene seguro de sol” cambiando incluso la letra para denunciar los desafueros del turismo: “Y aquí me marcho cantando, diciendo a los turistas, cuando vengan respeten nuestro patrimonio natural”. Y no se quedó ahí, ya que organizó un estriptis colectivo, respondiendo su público con el lanzamiento de camisetas, sujetadores y algún calzoncillo. Porque como él dice, venía a una romería y en las romerías cabe de todo. Muy activo, con dos cambios de vestuario, saltó (y lo de saltó es literal) del escenario a la platea para conectar con su gente, y eso a pesar de portar unas madreñas tradicionales.
Dos momentos marcaron su actuación. El primero, en clave cómica, cuando descubrió entre el público a un asturiano portando una botella de sidra y vistiendo ropas tradicionales; sin pensarlo dos veces, lo subió al escenario para brindar juntos. El otro momento, fue la emoción que le costó controlar tras cantar Rambalín, su homenaje musical al asesinado Rambal, instante en que le cayó una bandera lgtbiq+ a sus pies y que no dudó en colocarse por encima haciendo que sus ojos se le rayaran ante los aplausos, quedándose sin palabras durante minutos.
Con una actuación siempre hacia arriba, la despedida del escenario fue apoteósica, con Rodrigo Cuevas y sus músicos bailando verdaderas coreografías
burlescas. Vino a comerse el Boreal y no dejó ni las raspas.
Y el grupo que se coló entre los grandes, Francisco, El Hombre, ya con su vestuario indicaba que lo suyo era la fiesta reivindicativa. Ska, reggae, rock, cumbia… cualquier ritmo lo hacían bueno esta banda brasileira, con su mensaje claramente antifascista y feminista. Pogos, saltos, gritos, todo valía para seguir el ritmo de la banda, un buen final para esta 17 edición de El Boreal.
Fotografías y texto de Álex Ro