Negación, ira, negociación, depresión, aceptación… e Hidrogenesse.
En su octava edición, el Isla Calavera Festival de Cine Fantástico de Canarias Ciudad de La Laguna nos trajo, en su sección oficial de largometrajes, el nuevo trabajo de Nacho Vigalondo, un director con una voz única y personal. Siempre me enfrento a sus proyectos de la forma más virgen posible: nada de material promocional. Vigalondo ya nos sorprendía con propuestas arriesgadas y/o en los márgenes del cine, como Los cronocrímenes (2007) o Colossal (2016). Así llegué a Daniela Forever (2024), dispuesto a que Vigalondo copulara con mi masa encefálica.
Hay que decir, desde ya, que Daniela Forever es la película más personal de Nacho Vigalondo. El director nos lo dejó claro en el vídeo que grabó para los espectadores de ambos pases, proyectados dentro de la programación del festival. En él, hablaba de lo difícil que son las fases del duelo, diferentes para cada persona, y de una reciente pérdida: el escritor El Hematocrítico, a quien dedicó la cinta.
Entremos en materia: ¿drama romántico de ciencia ficción? ¿Distopía amorosa? Las etiquetas no son válidas para esta película, y por supuesto, tampoco lo son para Vigalondo. Las etiquetas atraen o repelen al público, y tanto unos como otros pueden llevarse una satisfacción o un chasco. A esta historia hay que entrar sin prejuicios ni expectativas; solo así se disfrutará del viaje.
La vida pierde todo sentido para Nicolás (Henry Golding) tras la muerte de su novia, Daniela (Beatrice Grannò). Un día, es invitado a formar parte de un ensayo clínico que le permitirá controlar sus sueños, y acepta con la esperanza de recuperarse. Ahora, Nicolás puede soñar con Daniela cada noche y reanudar su relación, más idílica que nunca. Aunque sea en sueños. Y corriendo el riesgo de perderse en ellos para siempre.
Con esta premisa, Vigalondo juega en dos mundos: el real y el onírico, que se irán desdibujando y confundiendo. Llama la atención que pinte la realidad en un formato de pantalla 4:3, con la calidad de un VHS de videoclub desgastado por el uso, colores apagados, bordes difusos y líneas atravesando la imagen. Mientras tanto, el sueño se muestra en formato panorámico y con la calidad habitual de la experiencia cinematográfica. No olvidemos que el cine es sueño, ergo idealización.
La pérdida de Nicolás y su posterior idealización a través del sueño nos muestran a una Daniela a la que, en realidad, nunca llegaremos a conocer. Solo vemos la Daniela que Nicolás recuerda, la que idealiza, al punto de tiranizar el recuerdo en pos de algo que ya no está y que no puede ser más. Todo esto, mientras la propia psique de Nicolás se revela contra sí misma, a modo de Pepito Grillo coherente y moralizador.
Hay que destacar a una espléndida Aura Garrido como vértice que completa el triángulo protagónico (fervoroso aplauso en sala cuando hace su aparición). También merece mención especial la personalísima Madrid de Vigalondo, que casi se convierte en un personaje más de la trama. Esto se refleja en lo visual, lo sonoro (impagables Hidrogenesse formando parte de la BSO tanto diegética como extradiegéticamente) y en cameos de amigos del director.
A mí, personalmente, Daniela Forever me ha roto en dos. Es tan única y extraordinaria como imperfecta. Extraña y peculiar, es una película que no deja indiferente, tanto para los partidarios como para los detractores de Vigalondo.
‘Daniela Forever’ se estrena en España en salas comerciales el 28 de febrero de 2025.