Después del éxito de su debut, «The Devil’s Doorway», Aislinn Clarke presenta su segunda película como directora, estrenada en el Festival de Locarno fuera de concurso. Un cuento de terror sutil y escalofriante que no dejará indiferente a nadie.
La película de folk horror irlandés “Fréwaka”, dirigida por Aislinn Clarke («The Devil’s Doorway»), se estrenará en Filmin el próximo viernes 1 de agosto, como parte de la sección Noirs & Fantastiques de la presente edición del Atlàntida Mallorca Film Fest. Es una de las propuestas más singulares del cine fantástico europeo reciente, al tratarse del primer largometraje de terror rodado casi completamente en irlandés. La película ha pasado por algunos de los festivales más prestigiosos. Destaca su estreno en el Festival de Locarno, su paso por el BFI London Film Festival, el Festival de Sitges, donde obtuvo el premio a Mejor Banda Sonora Original, y el Festival de Gijón.
La historia gira en torno a Shoo (Clare Monnelly), una mujer marcada por el suicidio de su madre, que llega a una remota aldea costera para cuidar a Peig (Bríd Ní Neachtain), una anciana que vive recluida, obsesionada con que los “Na Sídhe”, seres de la mitología irlandesa similares a las hadas, la secuestraron durante su noche de bodas. Shoo se enfrenta tanto a los fantasmas personales de su pasado como a los horrores colectivos de una comunidad que guarda más secretos de los que muestra. “Fréwaka” no solo es una historia de miedo, sino una exploración del trauma intergeneracional, de la maternidad y de las huellas que deja el folclore en la memoria íntima y colectiva.
Na Sídhe: Mitología viva y oscura
El elemento principal de «Fréwaka» es el folklore celta, concretamente los “Na Sídhe», conocidos popularmente como las «hadas» o «seres del otro mundo». A diferencia de las representaciones edulcoradas de la tradición anglosajona, estas criaturas son profundamente ambivalentes: pueden ser bellas y seductoras, pero también crueles o vengativas. Son los habitantes de los «sídhe», montículos sagrados o entradas al otro mundo, y durante siglos han protagonizado leyendas donde secuestran niños, intercambian bebés («changelings») o castigan a quienes profanan su territorio.
En la tradición gaélica, estas criaturas no son simplemente las protagonistas de cuentos para asustar; representan los peligros de transgredir lo sagrado, lo ancestral, lo natural. Son símbolos de una realidad paralela pero permeable, en la que el pasado, el miedo y la memoria se entrecruzan.
La directora, Aislinn Clarke, aporta al mito de los “Na Sídhe” una visión personal y política: en Irlanda, explica, “creamos criaturas que nos odian”, reflejo del trauma histórico y el sentimiento de culpa derivados de la colonización. En sus palabras, “es como si los irlandeses hubiéramos inventado una raza de seres a la que colonizamos y empujamos bajo tierra como una forma de autolesión, porque nosotros fuimos colonizados”. Así, los “Na Sídhe” de la película encarnan tanto figuras legendarias del folclore como símbolos de una memoria histórica y emocional marcada por la opresión y el autoanálisis.

Cinco detalles que debes saber antes de ver la película
- Aislinn Clarke confesó que de niña le daban miedo las hadas mitológicas, y ese temor se convirtió en la semilla emocional para esta película.
- La directora dudó inicialmente en aceptar el proyecto, que le fue propuesto por un productor bajo la pregunta: “¿Quieres hacer una película de terror en irlandés?”. Solo después de darle un sentido personal al tema, especialmente al explorar la maternidad y el trauma, decidió llevarlo adelante.
- La directora decidió sostener la película con tropos reconocibles del cine de terror, como el sótano siniestro, para acercar una historia muy local a un público internacional familiarizado con ciertos códigos visuales y narrativos.
- La casa donde se rodó la película fue crucial para la atmósfera. Apenas tocaron la decoración ydejaron la mayoría de los muebles tal como estaban, lo que contribuyó al aire enrarecido y claustrofóbico de la historia.
- El significado del título «Fréwaka» procede de la palabra irlandesa «fréamhacha», que significa “raíces”. Clarke lo eligió para subrayar el vínculo de la historia con la memoria, el pasado y las tradiciones ancestrales ocultas bajo la superficie cotidiana, reflejando cómo el pasado y el folklore están profundamente enraizados en la experiencia colectiva irlandesa.
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