jueves, marzo 20, 2025

La editorial Capitán Swing lanza ‘Carmageddon. Cómo nos perjudican los automóviles y qué podemos hacer al respecto’, de Daniel Knowles 

«Una seria diatriba contra los automóviles como agentes de opresión social, desigualdad internacional y desastre ecológico». THE NEW YORKER

«Los coches no solo están relacionados con cómo nos desplazamos. También tienen que ver con cómo es la ciudad en la que vivimos e incluso con nuestra propia vida. El coche estáen la base de casi todo, domina casi todos los espacios públicos en detrimento de peatones y ciclistas. Desde las callejuelas de Bombay, donde el ruido constante de las bocinas es un problema tan grave que la policía a veces acude con medidores de decibelios para intentar detenerlo, hasta las colinas de Los Ángeles, donde aparcar es gratis pero es imposible encontrar una vivienda asequible, el coche influye en casi todos los aspectos de nuestra vida.

Pero eso puede cambiar. Y cuando usamos menos el coche descubrimos que, en realidad, no lo necesitábamos tanto como creíamos. Este libro quiere explicar cómo es posible eso».

DANIEL KNOWLES

El número de coches que se compran y que están en circulación aumenta sin parar en todo el planeta. Vivimos en un mundo cada vez más motorizado, y no parece
que la tendencia que se vaya a revertir. El periodista británico con residencia en Chicago, Daniel Knowles, ha viajado por media docena de países y ha dedicado más de dos años a escribir Carmageddon (Autocalipsis) una investigación y una llamada a la acción para ayudarnos a desmontar la cultura ‘cochista’ y sus devastadores efectos sobre el clima y nuestras vidas.

Con este libro, Knowles busca derribar una barrera cultural se puede utilizar mucho menos el coche, sería beneficioso y menos traumático de lo que pensamos. Hay múltiples ciudades en el mundo que y lo están haciendo y nos sirven de inspirador ejemplo. Las bicicletas, a las que dedica un capítulo entero, o fortalecer y democratizar el transporte público son solo algunas de las muchas propuestas urbanísticas y culturales para ‘descochizar’ la vida.

El autor busca así convencer a los lectores de algo que es la antítesis del desarrollo que ha vivido la mayor parte del mundo en los últimos ciento cuarenta años. Desde que Karl Benz inventó el primer motor de combustión interna, hemos hecho que nuestro mundo gire en torno a nuestras ruedas. Pero el coche no es un bien puro (de hecho, suele tener mucho de aleación). Por culpa del automóvil, nuestras ciudades son más feas, es más peligroso recorrerlas, el aire es menos respirable y nuestras vidas se ven más interrumpidas por los atascos.

El planeta en el que vivimos —el único que tenemos— se está calentando de forma insostenible y las emisiones de los vehículos constituyen como mínimo la cuarta parte de todas las emisiones mundiales de CO2; y esa proporción aumenta a toda velocidad. La fortuna que gastamos en fabricar y mantener los coches y llenarlos de combustible nos empobrece. Cuanto más espacio intentemos dejar al coche, más dominará nuestras vidas.

Los fabricantes de automóviles quieren convencernos de que conducir equivale a libertad. Pero, en realidad, nos estamos encerrando en una enorme prisión hecha de celdas metálicas en movimiento.

El automóvil fue uno de los inventos más milagrosos del siglo XX. Prometía libertad, estilo y utilidad. Pero a veces, en lugar de mejorar nuestras vidas, la tecnología simplemente empeora las cosas. Durante el siglo pasado los automóviles llenaron el aire de contaminantes tóxicos y alimentaron el cambio climático. Los coches han robado el espacio público y han hecho que nuestras ciudades sean más feas, más sucias, menos útiles y más desiguales. Han causado decenas de millones de muertos y heridos, y nos han hecho perder nuestro tiempo y nuestro dinero.

¿Cómo hemos llegado hasta aquí? En realidad, no fue ni casual ni inevitable que el coche se apoderase de nuestras calles, dice el autor. Fue una operación deliberada que se debió a que los automovilistas tenían más poder que los peatones y los urbanistas pensaban que el coche era el futuro. Destrozamos nuestras ciudades para construir autopistas y aparcamientos porque pensábamos que eso nos facilitaría la vida. Todavía hoy subvencionamos a los dueños de automóviles cuando les proporcionamos carreteras gratuitas e insistimos en que las empresas ofrezcan gratis plazas de aparcamiento en terrenos que podrían utilizarse para algo útil, como viviendas. Todos los Gobiernos de Occidente parecen considerar un derecho fundamental que se pueda ir en coche de un sitio a otro de forma cómoda y barata.

En Carmageddon, el periodista describe el auge del automóvil desde los años cincuenta y los costos que todos asumimos como resultado de ello. Entretejiendo historia, economía y reportajes, rastrea las fuerzas y decisiones que normalizaron los automóviles y consolidaron nuestra dependencia de ellos.


Knowles lleva a lectores por todo el mundo para mostrarles las formas en que el uso del automóvil ha impactado la vida de las personas: desde Nairobi, donde pocas personas poseen un automóvil pero la ciudad todavía está envuelta en smog, hasta Houston, donde la autopista Katy Freeway tiene 26 carriles alucinantes y hay 30 plazas de aparcamiento para cada residente, terreno suficiente para ocupar París diez veces.

Pero el reportero confía en nuestra especie y cree que hay margen para echar el freno. El libro muestra que hay mejores formas de vivir analizando ejemplos de ciudades donde el coche está siendo desplazado de los espacios públicos como Ámsterdam, Copenhague, París, Londres, Tokio o Nueva York.

Carmageddon es un pertinente ensayo repleto de datos que aporta el argumentario para explicar que no tenemos por quédepender tanto de la gasolina ni por qué hacer hervir al planeta para tener una vida digna: lo importante no es mover un aparato de metal, sino transportar a la gente. Los coches interfieren en nuestra libertad para movernos fácilmente como mínimo en la misma medida en que la facilitan, porque crean unas ciudades en las que todo queda más lejos, incluidas las oportunidades.

SOBRE DANIEL KNOWLES

Daniel Knowles nació un 22 de marzo de 1988 en Birmingham (Reino Unido). Es corresponsal en el Medio Oeste de The Economist, con sede en Chicago, donde reside. Cubre historias en toda la región, pero está especialmente interesado en el gobierno urbano, el crimen, el cambio social y el transporte. Estudió historia y economía en Pembroke College de la Universidad de Oxford.

Knowles trabajó anteriormente en la oficina de asuntos exteriores en Londres, como corresponsal internacional, donde cubrió historias particularmente sobre conflictos, corrupción y fracaso del Estado. También dirigió las oficinas del periódico en Mumbai y Nairobi y trabajó como reportero político en la oficina de Washington, D.C. Ha cubierto historias sobre todo, desde las guerras en Sudán del Sur y Afganistán hasta el tráfico de drogas en Colombia y la creciente sobriedad de los adolescentes modernos en el mundo rico, pero prefiere escribir sobre ciudades, transporte y transformación social.

Knowles vive en Chicago, donde anda en bicicleta por casi todas partes y usando el sistema de transporte público en casi todos los demás lugares. Originario del Reino Unido, ha viajado por todo el mundo como reportero por lo que ha visto cómo la gente de todo el mundo se mueve por la ciudad. Su principal conclusión: debemos reducir nuestra dependencia de los automóviles.

A raíz de la publicación de su libro (originalmente publicado en inglés en 2023) creó como forma de promoción y de debate del propio libro una newsletter en Substack, Notas sobre Carmageddon, donde documenta de forma regular su guerra cotidiana contra la dependencia del automóvil, además de escribir sobre políticas urbanas en general.

RESEÑAS

«Una seria diatriba contra los automóviles como agentes de opresión social, desigualdad internacional y desastre ecológico». The New Yorker

Ágil, atractivo, persuasivo y especialmente eficaz a la hora de exponer el daño persistente que los automóviles suponen para los peatones». Jacobin

«Knowles argumenta que necesitamos una mejor manera de desplazarnos y sostiene que debemos remodelar nuestras ciudades y nuestras vidas en el proceso. En el contexto de nuestra crisis climática y el deseo de miles de millones de personas en todo el mundo de vivir en lugares con una mayor calidad de vida, Carmageddon es un llamado de atención al cambio». Yonah Freemark, investigador asociado principal del Centro Metropolitano de Políticas de Vivienda y Comunidades.

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