jueves, noviembre 21, 2024

La Metamorfosis de AbubukaFka: Comedia kafkiana para insectos y humanos. Por Jonathan Medina

Víctor, Carlos, Diego y Amanhuy… no son otros que Abubukaka. Sobran los apellidos. Llevan desde 2006 haciéndonos reír, pensar y despensar con su humor, a ratos costumbrista, a ratos absurdo, a ratos irreverente, pero siempre fresco. Los casi veinte años de andadura del cuarteto teatral en diferentes escenarios y con diferentes obras nos han regalado grandes momentos de la comedia, propiciados por la absoluta cohesión de sus componentes y su capacidad innata para la improvisación.

Y hete aquí que, para su nueva obra, se han atrevido a adaptar, nada más y nada menos, que a Franz Kafka y su archiconocida obra La metamorfosis. El primer contacto con el proyecto vino dado por el maravilloso cartel diseñado por María Acosta y su título, con inevitable juego de palabras: La Metamorfosis de AbubukaFka.

El pasado lunes 14 de octubre pudimos disfrutar de un adelanto de la obra en forma de recorrido por los entresijos de su montaje, en la tienda de Abubukaka situada en San Cristóbal de La Laguna. Ellos, que son más majos que las pesetas, se prestaron a dedicar y firmar el ejemplar de La metamorfosis de Franz Kafka de un servidor. Comentaba Amanhuy si Kafka no se revolvería en su tumba por tal ultraje… definitivamente no. Tras disfrutar de la obra del cuarteto, creo que Kafka la habría encontrado soberbiamente kafkiana.

¡Entremos en materia!

18 y 19 de octubre, viernes y sábado respectivamente, Teatro Guimerá de Santa Cruz de Tenerife. Entradas agotadas para ambas funciones; expectación (mucha). Una gran lona negra alzada sobre el escenario, en el centro una estructura circular móvil a modo de montaña de basura… y llega la primera sorpresa/giro: Gregorio Samsa no es un humano que despierta como insecto, sino todo lo contrario. Así mismo, su familia está compuesta por insectos.

Están todos los elementos de la obra de Franz Kafka: Gregorio Samsa (Carlos), su hermana Grete Samsa (Víctor), la señora Samsa (Diego) y el señor Samsa (Amanhuy). También están el gerente y los tres huéspedes. Pero tratándose de Abubukaka (o AbubukaFka), que nadie espere que estos sean convencionales. El mejor ejercicio que el lector puede hacer, si no pudo asistir a alguna de las dos funciones del pasado fin de semana, es leer o releer La metamorfosis de Kafka intentando adivinar qué reinterpretación le han dado estos cuatro genios locos y estar pendiente a las fechas de las próximas funciones.

AbubukaFka subvierte La metamorfosis, en el buen sentido de la palabra, en un juego de espejos invertidos y deformantes, donde, desde la comedia costumbrista hasta la más absurda, no deja de analizarnos como individuos y como sociedad. Una puesta en escena que, como viene siendo habitual en Abubukaka, en un trasunto de reciclaje escénico, toma elementos cotidianos reinventándolos. Impagables los originales diseños de vestuario para Grete, señor y señora Samsa, usando inteligentemente elementos como las «antenas» de los insectos en iluminación para los rostros de los actores. Un uso inteligente tanto de la iluminación como de los elementos fluorescentes de vestuario y atrezzo, así como los sonidos ambientales cuasicavernarios y místicos para transiciones y refuerzos, terminan de redondear una obra absolutamente recomendable.

¡Con Abubukaka para cariño!

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