En el Auditorio de Tenerife se dieron cita el musical La La Land, el compositor de su banda sonora, Justin Hurwitz, la Orquesta Sinfónica de Tenerife y un lleno absoluto de personas soñadoras y amantes del arte.
Canarias ha sido siempre conocida por la calidad de sus cielos y, por ende, la posibilidad de disfrutar de las estrellas a simple vista. Lo que quizás aún no es tan sabido es que, en el Auditorio de Tenerife, se puede disfrutar de estrellas, en este caso, de la música. Durante la noche de ayer, 19 de junio, tuvo lugar en el Adán Martín el concierto de La La Land, enmarcado dentro del Festival Internacional de Música de Tenerife (Fimucité), acto en el que el propio Justin Hurwitz, compositor de la banda sonora de este musical, guió con su batuta a la Orquesta Sinfónica de Tenerife para ofrecer en directo la totalidad de canciones que conforman esta BSO tan reconocida, aplaudida y galardonada.
Partiendo de la base de que estábamos ante uno de los eventos más esperados del festival, no resulta extraño saber que se trataba de un sold out que auguraba una noche llena de emociones. La ilusión se dejó notar mucho antes de empezar el acto en el hall del recinto, donde familiares, amigos y conocidos se daban cita para conversar, tomar algo antes de entrar y, sobre todo, sonreír ante lo que estaba a punto de vivirse en ese lugar.
Una vez estuvieron todas las personas en sus asientos y tras una breve introducción y presentación de la película y del compositor, Hurwitz apareció en escena y recibió una ovación tan grande como si se tratara del final. Fue tan inusual como comprensible. Ante una eminencia y el honor de contar con su presencia, conocimientos y maestría, no cabe más que reconocer todo ello a base de palmas y vítores.
Emocionante, único, inolvidable
Si ya de por sí los musicales cuentan con muchos elementos que despiertan sentimientos casi olvidados en nosotros, ¿qué cabe decir de la oportunidad de formar parte de la realización de esta película? Ver a los músicos interpretando la BSO en directo generó un efecto envolvente sin precedentes. La perfección en la ejecución de la partitura logró que el público aplaudiera al acabar cada una de las piezas más emblemáticas. Por momentos parecía que más de uno iba a levantarse para bailar y acompañar así a Ryan Gosling y Emma Stone, pero el show debía continuar… Y continuó con absoluta precisión.
También hubo varios detalles de iluminación en diferentes ocasiones que, aparte de ser inesperados y sorprender, hacían que desde los asientos nos sintiéramos aún más parte del musical, de la trama y de los sueños y los dramas de los protagonistas. El techo del Auditorio se tiño de morado y se decoró con pequeñas “estrellas”, dando por resultado la famosa City of Stars. Había tantos elementos que analizar y disfrutar que por momentos resultaba abrumador. Una organización impecable, una experiencia sin igual.
Un anuncio inesperado; una afluencia incalculable
Al llegar el descanso de apenas veinte minutos, anunciaron que en un stand de la entrada había vinilos de la BSO de La La Land firmados por Hurwitz en exclusiva. ¿Qué son veinte minutos cuando la cola se convierte en infinita? La respuesta, efectivamente, es “nada”. Durante ese tiempo hubo algunos afortunados que consiguieron hacerse con su ejemplar, pero la amplia mayoría volvió a sus asientos confiando en que habría suficientes como para que, al salir, se pudiera adquirir con más calma y sin la prisa de entrar de nuevo a la sala.
Nada más lejos de la realidad. Todo lo que quedaba se agotó en apenas unos minutos, dejando así a muchas personas con las ganas de poder tener entre sus manos uno de estos tan especiales ejemplares. Sin duda había sido todo un éxito, uno más para el compositor y una iniciativa muy bien pensada por la organización del festival.
Créditos incluidos
Seamos honestos: ¿cuántas veces hemos ido al cine y, al acabar y aparecer los créditos, nos hemos levantado o visto cómo otros se levantan y se van? Probablemente, alguna que otra. Sin embargo, ayer no fue así. Durante este momento final, la música juega un papel fundamental. El acompañamiento sonoro a tantos nombres que han hecho posible la película, tiene mucha más importancia de la que pueda parecer. Es trabajo, es parte del conjunto y, como tal, debe ser apreciada. Es por ello que los espectadores nos quedamos sentados, admirando y disfrutando las notas finales. Sin duda, un broche de oro apoteósico a la altura del evento, de la película, de la gran Orquesta que tenemos en esta Isla y del virtuoso Hurwitz.
Y como todo lo bueno llega a su final aunque sea en contra de nuestra voluntad, nos despedimos de La La Land in concert aplaudiendo, agradeciendo, vitoreando y sabiendo que nada de ello era suficiente en comparación con todo lo bonito que habíamos sentido a lo largo de la noche. Esta película, este evento concreto y este festival de música de cine es “por los soñadores y luchadores; por los que amamos el arte”.
Artículo por Deborah Barroso.
Fotografías por Fiorella Licandro.
Agradecimientos a FIMUCITÉ.