Tras su premiere en la Berlinale, Filmin estrena el debut de Hannes Hirsch sobre el autodescubrimiento de un joven gay en la escena berlinesa
Filmin estrena en exclusiva, el próximo viernes 9 de febrero, “Drifter”, la ópera prima del director alemán Hannes Hirsch que se adentra en el proceso de autodescubrimiento de un joven gay de 22 años en medio de la frenética comunidad LGTBIQ+ de Berlín. La película, que contiene escenas gráficas, casi documentales, de sexo y consumo de drogas, fue seleccionada en la sección Panorama de la Berlinale y tuvo su estreno español en la edición presencial del Atlàntida Mallorca Film Fest.
“Drifter” sigue a Moritz (Lorenz Hochhuth), un veinteañero que se muda a la capital alemana con su novio, Jonas (Gustav Schmidt). Moritz es el drifter (‘nómada’ en español) del título de la película, a quien su pareja abandona abruptamente tras ver que no comparten modos de vida. Mientras que nuestro protagonista busca una vida calmada y marcadamente heteronormativa, Jonas quiere descubrir la escena berlinesa en todo su esplendor –sexo, drogas, techno…–, al igual que, al parecer, el resto del colectivo LGTBIQ+ de la ciudad. Es entonces cuando Moritz se lanza al estilo de vida que antes rechazaba, movido por la necesidad de pertenencia y comunidad, donde los excesos y el descontrol se vuelven habituales; también la soledad.
“Leí el artículo de Michael Hobbes sobre La epidemia de la soledad gay en las sociedades liberales”, explica el director y coguionista, Hirsch, quien toma sus propias experiencias como inspiración, “sobre cómo aún, especialmente los hombres gays cisgénero, sufren graves trastornos, como depresión, en las grandes capitales europeas. Quería saber el porqué”. A lo que el coguioniste River Matzke añade: “Lo que me atrajo al proyecto fue lo realista y complejo que es, así como su acercamiento crítico a lo que significa ser un chico gay cis en la capital (…). Hemos trabajado sobre todo en los personajes, la trama y en la psicología de la vergüenza y la homofobia interiorizadas”.
Sobre el mensaje de la película, los coguionistas coinciden: «No pretendíamos educar a la audiencia, pero sí que vieran una historia con la que sentirse identificados. (…) Nuestras vidas no son más que un constante proceso que nunca termina; y estamos todos juntos en esto, así que más nos vale comprometernos con el viaje y con los demás”.