La amistad es una relación interpersonal y afectiva entre dos o más personas. Probablemente sea una de las relaciones interpersonales más comunes entre los seres humanos, por no decir la más importante, eso claro, depende desde el punto de vista que se vean las cosas, y como no, desde el ámbito cultural y religioso al que pertenezcamos; que siempre producirá algún tipo de influencia en nosotros.
Evidentemente, la amistad, hace que estemos rodeados de una serie de personas con las que podemos tener inquietudes y sentimientos comunes, los cuales, harán que se afiance el sentimiento mutuo de amistad. A veces basta con un simple contacto para saber que esa persona que acabamos de conocer va a ser nuestro amigo, otras veces pasarán años hasta encontrar ese punto común.
Como tal, la amistad, es quizás una de las más perfectas formas de amor, ya que a diferencia de las relaciones familiares, la amistad no se hereda sino que se elige, lo que da, cierta forma de libertad y cierta forma de compromiso que nos hace estar en relación con alguien sin llegar al compromiso profundo que se debe de tener en una relación de pareja/familiar.
Los amigos de verdad, los buenos amigos de verdad, dicen que son un tesoro, otros dirían que pueden llegar a ser un bálsamo para nuestras vidas y a veces pueden ser hasta un antídoto contra algunas enfermedades: especialmente, del alma. Aquí llega una reflexión que no me gusta nada expresar, pero que, no queda más remedio que dejarla escrita, y que no es otra que, aquella que dice que ni todas las personas pueden ser nuestras amigas ni todos nuestros amigos lo son de verdad… de ahí que muchas personas pensemos que las amistades de verdad, sinceras y profundas sean de una escasez escandalosa.
Vamos a plantear algunos puntos, que a lo mejor, nos dejan ver un poco de luz a la hora de valorar nuestras relaciones de amistad, siempre habrá que recordar el carácter subjetivo de este tipo de valoración, y que no es obligatorio su cumplimiento, sólo es lo ideal.
– Un amigo se preocupará por nosotros, o sea, será una persona que va a estar presente en nuestra vida y lo hará de forma que no haga falta que le digamos que estamos de una manera u otra, porque estará ahí siempre de una forma desinteresada. Va a querer siempre lo mejor para nosotros y por supuesto sin buscar ningún tipo de relación de otro tipo, sólo está.
– Un amigo va a intentar siempre entendernos y no juzgarnos y dejará a un lado la actitud crítica sin cuestionar nuestras vidas, para pasar a intentar entender nuestras posiciones. Será una de las personas con las que podamos ser nosotros mismos, por ese mismo detalle de no sentirnos juzgados.
– Un amigo sabe perfectamente que no es nuestra madre o padre ni mucho menos nuestro psicólogo, así que, intentará compartir con nosotros nuestros problemas, incluso, siendo de muchísima ayuda a la hora de resolver nuestros propios entuertos. Si sabe que sufrimos por algo o por alguien, intentará estar sin invadir.
– Un amigo, dentro de lo posible, sabrá escucharnos, que es casi siempre, una de las mejores terapias a la hora de resolver problemas. Con su atención y escucha, casi sin querer, hará que nos sintamos más reconfortados, siempre y cuando, la escucha sea real, respetuosa y cálida.
– Un amigo de verdad, procurará ser sincero con nosotros ya que la confianza establecida entre las dos personas, hace que cada uno sepa hasta dónde puede llegar con el otro sin fingir ni demostrar nada que el otro no sepa ya.
Evidentemente surgirán conflictos en la relación de dos amigos, es normal, como normal sería que, ese conflicto se diluyera sin perjudicar ni un poco a ninguno de los dos.
Podemos empezar a valorar que cantidad y calidad de amigos tenemos a nuestro lado, pero lo que creo que deberíamos hacer, todos y cada uno de nosotros, no es otra cosa que, valorar que tal amigos somos nosotros mismos en relación con los demás. Igual descubrimos cosas que nos sorprenderían…
© 2017 JUAN ANTONIO GÓMEZ JEREZ