Para cuando este número de la revista de Culturamanía vea la luz, la festividad de Los Finados y Halloween estará en sus momentos finales. No obstante, sus ecos se dejarán sentir durante algunos días más, de manera que la receptividad a este texto puede ser mayor. No hay que ser creyente en nada -lo que en sí mismo en creer en que no hay nada más allá de la vida- para encontrar apasionante el mundo de las tradiciones asociadas al culto a los muertos, y en este caso, a sus huellas en la historia y el arte. Este texto está centrado en una de las más interesantes, presente en muchas de nuestras iglesias canarias: los cuadros de ánimas. Suelen ser los cuadros más llamativos, coloridas composiciones corales que hoy podemos contemplar como las “fotos” del más allá. Realmente, como muchos otros cuadros, esculturas o relieves, eran el equivalente del catecismo que permitía al clero explicar la fe a quienes no sabían leer ni escribir.
Aunque el culto o creencia en las almas es algo universal, en el contexto cristiano comienza a aparecer con definición allá por el siglo III, se convierte en un dogma incontestable con la figura del Purgatorio un milenio más tarde, y es a partir del Concilio de Trento (1545-1563) cuando la Contrarreforma Católica lo consolida y potencia de manera definitiva. Fue la reacción a las ideas luteranas, descreídas de tantos santos, bulas y complejidad para alcanzar la salvación, circunstancia que los reformistas cristianos hacían pivotar alrededor la fe. Creer bastaba para salvarse, de manera que las obras, pagar por privilegios en el más allá, etc., estaba de más para alcanzar el cielo. Los cuadros de ánimas surgen en este contexto, para hacer catequesis y dejar claro que había un infierno, y en especial, un Purgatorio repleto de pecadores veniales por los que era necesario rezar, hacer misas, buenas obras, etc. Además, quedaba claro que en esta vida había que ser virtuoso, o pagar por ello, para asegurarnos que escapábamos, al menos, del infierno.
Esto cuadros están financiados p impulsados por las Cofradías de Ánimas, aunque a veces eran iniciativas privadas. Se estructuran en tres niveles: purgatorio, mediadores y la gloria -algunos hablan de infierno, purgatorio y gloria- y en Canarias alcanzan una extraordinaria popularidad, posiblemente por conectar también con el lejano eco de creencias ancestrales ya presentes entre la población aborigen sobre los antepasados.
Les invito a visitar iglesias y fijarse en ellos, desde la curiosidad, con las siguientes claves:
- Las ánimas del Purgatorio no suelen tener expresiones de dolor, sino rostros serenos, aunque están entre llamas, que en este caso son purificadoras y no una herramienta de tormento. No olvidemos que las almas que lavan sus penas no están condenadas, es decir, de ahí no saldrán jamás para el infierno, aunque su estancia puede ser más o menos larga en función de sus pecados, de su aplicación a redimirse y de las ayudas que reciban tanto por parte de ángeles y santos, como de los vivos que rezan por ellas.
- La boca del Infierno, o incluso el mismo Infierno, aparece a veces representado. Casi siempre de forma tenue, sugerida, pero en otras ocasiones con rotundidad. En Canarias se hablaba de “la bicha”, apropiado a contemplar obras en las que aparecen auténticos bichos de grandes bocas y dientes afilados, con llamas y demonios a su alrededor.
- Las almas condenadas, cuando aparecen en los cuadros, tienen expresiones más duras, muestran dolor y son atormentados por esos demonios.
- Con el tiempo la complejidad de los cuadros deja paso a la simplicidad, y se incorpora a la Virgen del Carmen como protectora de las almas del Purgatorio.
- Suelen reflejar diferentes niveles sociales, incluyendo a personas coronadas que evocan a reyes, así como a otros tocados como obispos. La idea es que todos podemos ir al otro lado como pecadores.
- Algunas almas miran a otro lado, distraídas, otros alzan las manos y parecen estar a punto de salir…en ocasiones aparecen los pintores o quienes financian. El Purgatorio se evoca como algo dinámico, y los teólogos hoy en día discuten abiertamente sobre todo ello.
- La parte central está casi siempre protagonizada por San Miguel Arcángel, con la balanza del juicio pesando las buenas y malas acciones. La imagen está claramente inspirada en la figura del dios egipcio Anubis que pesa los corazones de las personas contra la pluma de Maat, diosa de la verdad y la justicia.
- Se acompaña de santos rescatadores, como San Francisco, San Lorenzo, San José…y termina apareciendo la Virgen. Estos santos también pueden estar en la parte superior del cuadro, en la zona de gloria. Si nos fijamos bien, veremos que las ánimas escalan con ayuda del cordón de San Francisco, una pieza que terminaría incorporándose a rituales paganos como herramienta de rescate espiritual.
- Finalmente, el tercer nivel de estos cuadros, el superior, nos muestra la Gloria, la Trinidad casi siempre, con Dios Padre, Dios Hijo, y el Espíritu Santo. A veces aparece la Virgen, algunos santos, muchos ángeles, apóstoles, y representaciones de personas salvadas.
Imagen en portada generada con IA






