Ascalapha odorata, mariposa negra, relacionada principalmente con los malos augurios, augurios que culminan en la fatalidad que envuelve a Lobuin, Vanesa y Soma, tres mujeres de puntos muy distintos del planeta pero con algo en común: lo pierden todo por el efecto del calentamiento global y se ven forzadas a migrar para sobrevivir.
Viernes 29 de noviembre, el mítico e icónico Cine Víctor, sito en Santa Cruz de Tenerife, nos encontramos en la premiere de la nueva película del documentalista David Baute, Mariposas negras (2024), que en esta ocasión se pasa a la animación tradicional; íntimamente ligada a su anterior documental, Éxodo climático (2020).
En la estela de las consecuencias directas e indirectas del huracán Irma acaecido en 2017, amén de las consecuencias del calentamiento global, David Baute nos regala un film donde el drama nos desgarra porque lo sabemos real, buscando concienciar y empatizar con unas desgracias que quizás mañana nos toquen de cerca (ahí está lo ocurrido en las últimas fechas en Valencia). El acto dio comienzo con la interpretación en vivo a cuarteto de cuerda bajo la dirección del Maestro Diego Navarro, del corte «Devastación», extraído de la Banda Sonora Original compuesta por el mismo para la obra fílmica; magnífica obertura para introducirnos en el tono del viaje que haríamos. Tras la obertura, David Baute, director del largometraje; María Pulido, de Tinglado Film, directora de arte; y Diego Navarro, compositor de la Banda Sonora Original, presentaban la película sobre el escenario del Cine Víctor.
La animación tradicional del film, con unos fondos preciosistas de corte pictórico, casi óleos, engarzan a la perfección con unos personajes animados con un diseño que recuerda al dibujo a plumilla en diferentes grosores de línea. La trama va saltando entre nuestras tres protagonistas y sus diferentes localizaciones, esto es: Turkana (Kenia), Ghoramara (India) y San Martín (Caribe); esto siempre de forma orgánica y fluida, transmitiendo sus anhelos y preocupaciones. Es un absoluto acierto de la producción el contarnos las consecuencias antes de narrarnos los hechos que conducen a ellas. De esta manera, y al igual que algunos personajes secundarios en la trama de la primera mitad del metraje, podemos llegar a sentir cierto distanciamiento, pensar que «eso ocurrió lejos de mi hogar», y por ende entorpecer el proceso de empatía y actuación que debiera mover a la sociedad mundial en peso.
La decisión formal de contar lo que nos cuenta a través de la animación no es arbitraria, introduciéndonos en mitologías y/o ensoñaciones de sus personajes, que entroncan con la realidad que viven, y que acaban confluyendo en un momento clave de la cinta que da pie a la «Devastación», donde los fondos, manteniendo su carácter pictórico, se desdibujan, se difuminan, al igual que los propios personajes, acompañado por el corte de la BSO que pudimos disfrutar en vivo en la obertura de la premiere. Y es que la BSO compuesta por el Maestro Diego Navarro es el hilo que une las diferentes partes del traje que nos presenta David; sabe acompañarnos en el viaje sin remarcar en exceso los momentos dramáticos de sus personajes, sabe ser comedida y minimalista, acompañando la imagen solo con el piano cuando la historia lo pide, trágica en sus cuerdas y voces, marcando los momentos álgidos que lo exigen. A destacar el trabajo de mimetización con las diferentes culturas de sus personajes y entornos, en un alarde de versatilidad donde casi hablaríamos de tres partituras en una; especial mención para el uso de los cantos keniatas extraídos del documental Éxodo climático (2020).
Como colofón a la premiere, Aborá Cel Abreu González nos embaucó con su voz interpretando en vivo el corte de la banda sonora original para los créditos finales junto al cuarteto de cuerda bajo la dirección de Diego Navarro; tal fue el ensimismamiento del público tras la interpretación y largo aplauso, que tuvieron que indicarnos que el acto había concluido. ¡Pura magia!
Mariposas negras se estrena en salas de cine el próximo 13 de diciembre.
Fotografía en portada: Cartelera exterior del Cine Víctor. Fotografía cedida por Diego Navarro
