Llega noviembre y el festival de cine fantástico por excelencia (la tierra tira y ya sé que exagero, saludos al Nocturna y a Sitges, maestros e inspiradores) ya está aquí. Lleno de sorpresas e invitados de excepción, el festival crece (y de qué manera) y nosotros que lo vi(vi)mos.
Publicado ya el palmarés, nos queda contar lo experimentado allí. El documental Memories abrió el fuego la mañana del sábado 23, análisis del proceso creativo de una de las obras maestras de Ridley Scott, con H.R. Giger, Dan O, Bannon y todo lo que fluyó de manera única. Una de esas pocas veces en las que pulsan las teclas adecuadas para configurar un clásico del género; en este caso Alien, el octavo pasajero, aunque se echó en falta citar de manera más profunda a Moebius.
Mesa redonda a continuación, y a propósito de la teniente Ellen Ripley; El fantástico en femenino, con la participación de gente como la actriz Paola Bontempi o la experta Desirée de Fez, invitada de excepción en esta edición.
A las 16:00 horas turno para el Film Experience Express Integra, con entrega de galardón por las esforzadas labores de todos los participantes en los necesarios cortos Héroes y Heroínas (homenaje de corte superheróico en el centro Mojón, tan divertido como emotivo), o Erase una vez la Galaxia Fémina (Reivindicación feminista en clave de Space ópera, con muchos guiños referenciales y bastante humor). Iniciativa aplaudida emprendida por el cineasta canaria Cándido Armas, utilizando el ámbito fantacientífico para este proyecto de inclusión social.
El Color que cayó del cielo, adaptación del relato Lovecraftiano, por obra y (mucha) gracia del realizador de Hardware, Richard Stanley, fue el aperitivo antes de la gala de inauguración. El film, protagonizado por un desatado Nicholas Cage y una estupenda Joely Richardson, fue presentado por el propio productor (que también lo fue de Mandy), y se trata de una gamberrada con reminiscencias eighties, entre Chuck Russell, Fred Dekker y el Carpenter de la segunda mitad de la década. Esto es, una Granja Maldita con algo más de budget, que nos alegró la tarde antes de la Gala de Apertura, presentada por Miguel Ángel Martín y Vanessa Bocanegra, con la proyección del entretenido corto Porque hay cosas que nunca se olvidan, de Lucas Figueroa, presente en la sala. Se cierra el día con la sesión golfa, nada más y nada menos que con la recuperación de la cult movie, The Relic, de Peter Hyams (Capricornio 1, Atmósfera 0).
El domingo 24 volvemos a estar al pie del cañón con El retorno del Hombre Lobo (1981), de Paul Naschy, y con la presencia del mismísimo Sergio Molina, hijo del maestro y alma mater del mencionado festival nocturna que nos deleitó con mil anécdotas, tanto del rodaje como de la espectacular trayectoria de su progenitor. Encanto kistch en la tradición gótica, el licántropo ibérico es recuperado en la década en que Dante, Jordan, Whaldeig o Landis revolucionaban el mito. Hija de su época, este monumento sirve de homenaje en el décimo aniversario de la defunción de su artífice.
Por la tarde, a eso de las 17.00 horas, nos esperaban Lola Dueñas y el director Lluis Miñarro, para hablarnos de Love ME Not, adaptación libre, ensoñadora, salvaje, erótica y surrealista, de Salomé, ambientada en el desierto durante un conflicto bélico, representó sin, duda, y quizá junto con Starfish, una de las propuestas más arriesgadas y estimulantes del certamen (aunque estaba fuera de concurso).
José Luis Alemán, Autor de La Herencia Valdemar, nos presenta su libro Vesna, con trasfondo lunático-lupino (leit motiv de esta edición, qué duda cabe), y cerramos la jornada con la sorprendente y angustiosa Amigo, un tour de force entre David Pareja (presente en la sala) y Javier Botet, entre Misery y El Resplandor de King, con gotas Hitchcockianas, que fue premiado justamente. Pareja, Oscar Martín y Elena Muñoz nos contaron en la charla posterior los entresijos de la puesta en marcha del proyecto. Un buen punto final para un fin de semana… fantástico.