domingo, diciembre 22, 2024

Salvar al Soldado Ryan y ‘God Bless America’. Por Luis Méndez

Sentimientos encontrados, con el consecuente riesgo de ser acribillado por ello (luego hablamos de respeto y tal), con esta película de casi tres horas de duración. Está dirigida por el maestro Steven Spielberg y cuenta, entre otros, con Tom Hanks y Matt Damon en su reparto. La gran mayoría de los críticos y cinéfilos alaban este filme ambientado en la Segunda Guerra Mundial y hasta lo consideran una obra maestra. Yo… discrepo. Temerario aquel que, como yo, se atreva a ponerle algunas pegas a una peli de tal calibre (la intimidación, por cierto, consigue de forma indirecta que una peli de tal consideración no pierda demasiados puntos de cara a la posteridad).

El viernes 22/09/23 pude asimismo revisarla por segunda vez, en gran pantalla y en VOSE, gracias a Charlas de Cine y Multicines Tenerife (coincidiendo aquí con su 25 aniversario), lo cual me ha permitido reafirmarme en lo que llevo pensando de ella desde que la vi por primera vez cuando se estrenó. A todas estas, es la última peli que fui a ver al cine en Canadá antes de mudarme a España.

Antes de seguir, creo necesario aclarar algunos puntos:

1) No tengo en absoluto ningún problema con las películas que cuentan con una larga duración.

2) Si bien el cine bélico no se encuentra precisamente entre mis géneros predilectos, aún así, siendo objetivo, reconozco que éste nos ha dado en distintas épocas muchas grandes películas como es el caso de la brillante 1917 de Sam Mendes, así como En tierra hostil de Kathryn Bigelow, Los cañones de Navarone de J. Lee Thompson, o Senderos de gloria y La chaqueta metálica, ambas dirigidas por Stanley Kubrick.

3) Spielberg se encuentra entre mis cineastas favoritos, mientras que Tom Hanks es un actor que me gusta bastante y Matt Damon no me desagrada.

Dicho esto, me parece que esta película tiene una duración excesiva que no logro justificar más allá de mostrar lo horrible, crudo y agotador que pudo llegar a haber sido un conflicto bélico de esas dimensiones, cosa que ciertamente consigue de forma magistral, por lo menos en cuanto a cómo lo vive in situ un soldado al que han enviado al «matadero». Ahora bien, a ese técnicamente brillante principio de película, que coincide con el desembarco de un grupo de soldados americanos en una de las playas de Normandía, yo no dudaría sin embargo recortarle unos diez minutos. En cuanto a la parte final, ahí también se me alarga demasiado y le mandaría otro tijeretazo a la película. En resumen, creo que Salvar al soldado Ryan hubiese quedado bastante mejor con media hora menos de metraje. Esto es algo que a menudo se le suele criticar a determinadas pelis repletas de acción; por ejemplo, El hombre de acero de Zack Snyder está lastrada por un demasiado largo enfrentamiento en el acto final entre Superman y Zod. Excusas para no recortar este tipo de escenas las hay tanto en un caso como en el otro. Eso sí, cuando se intenta justificar que en una película sí pero en la otra no, en la mayoría de los casos lo que decae de todo ello es una patente falta de objetividad al hablar de cine; al fin y al cabo, es más que evidente que existe un factor altamente subjetivo que interviene en las cuestiones artísticas, aunque parece que nadie quiere verlo o reconocerlo.

Otro problema de Salvar al soldado Ryan es su mensaje, que no dudo en tachar de engañoso puesto que no deja de ser una producción de corte bélico hecha en ‘Yankilandia’, y su director, Spielberg, no es ajeno a la causa patriótica (basta con echarle un vistazo al resto de su filmografía). Sin llegar a los extremos de la muy inferior Pearl Harbour, de Michael Bay, aquí nos encontramos con un filme donde una vez más se vanagloria al ejército de los EEUU y se humaniza de una forma desconcertante a los soldados de ese país aparentemente bendecido por Dios. Por distintos frentes se manipula al espectador, a veces de forma simplista y facilona, incluso ingenua, mostrándonos entre otras cosas comportamientos derisorios entre los buenos soldados americanos y que Dios está obviamente del lado de ellos en esta lucha contra el Eje del mal, como puede ser cuando toca disparar contra los malvados e ineptos alemanes. Y también está ese amor desmedido que los estadounidenses sienten por su gloriosa nación, visible en esa bandera de EEUU (que muy intencionalmente ondea en la apertura y el cierre de este largometraje de Spielberg) y en sus valores como sociedad, anclados en sus héroes históricos (Abraham Lincoln) o filosóficos (Ralph Waldo Emerson y el trascendentalismo), esto sin entrar en aspectos más subliminales como puede ser la banda sonora, a cargo de John Williams.

Lo curioso es que todo esto luego se incrusta dentro de unas imágenes y escenas que nos muestran por un lado los horrores de un conflicto histórico en el que participaron varias naciones y que tuvo lugar principalmente en territorio europeo, y por otro tenemos el heroísmo de un puñado de soldados que acaban siendo una muestra de la intervención de los EEUU en esta guerra contra Hitler y cía, una guerra no obstante que, guste o no, fue en realidad en su gran medida ganada por la URSS (reconocido así no por ese medio propagandístico conocido como Hollywood, sino por medios como The Independent, el Washington Post, el New York Post y National Geographic, y sobre todo historiadores serios). A todas estas, en el continente europeo lamentablemente se exterminaron a millones de judíos, murieron muchísimos americanos en el campo de batalla, ah, y también otros seres humanos que andaban por ahí, incluido civiles.

Para terminar, no se encuentran aquí desde mi punto de vista las mejores interpretaciones de Hanks o Damon. No digo que son malas, pero no hay realmente nada destacable en ellas tampoco.

Y luego, sigo sin entender muy bien lo de sacrificar tantas vidas de soldados y tanto esfuerzo con el fin de poder rescatar al miembro restante de una familia numerosa (las familias con un solo hijo, que se fastidien, vamos). Aunque ya esto último es un asunto extracinematográfico.

Así pues, Salvar al soldado Ryan es técnicamente brillante y tiene varios elementos loables, como fotografía, sonido, planos, y cosas aquí y allá de las que no he hablado (por ejemplo, la escena en la que le informan a la madre de Ryan de la muerte de sus otros tres hijos), pero es una peli que no deja de tener sus problemas también, como me he dedicado a argumentar, y por eso, dejando a un lado los apabullantes aspectos técnicos, para mí no es un filme que yo considere merezca el calificativo de sobresaliente y mucho menos el de obra maestra.

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