En el presente artículo desgranaremos el uso de música diegetica en el film, es decir, música ya producida que no pertenece a la BSO y que forma parte de la narracion (por ejemplo, Something In The Way de Nirvana no está incluida al tratarse de música extradiegetica). También analizaremos la representación de la cultura de club y las drogas en el susodicho film.
La ultima obra de autor de Matt Reeves (si, es cine de superhéroes, pero también de autor; a diferencia de otras producciones dentro del género, aquí hay una personalidad detrás y no un mero asalariado bajo las directrices de una major) y nueva reinterpretación de un personaje, Batman, con más de 80 años de historia, apuesta por la adultez y el verismo sin por ello traicionar la esencia del personaje ni sus icónicas señas de identidad.
Es habitual en el género dotar de leitmotiv al héroe y villano/s desde la BSO. En el caso de Riddler, posee un leitmotiv propio que podemos escuchar como parte de la narración y que también tiene eco reinterpretado dentro de la BSO, se trata del Ave María de Franz Schubert, que dota a sus acciones de un carácter trágico y a la vez irónico, estando ligado al propio origen del personaje. Escuchamos este en tres ocasiones:
1.- En la escena que abre el film, con el personaje observando a su primera victima a través de unos prismáticos y presumiblemente siendo reproducido en unos auriculares.
2.- En la escena de Batman y Gordon en el abandonado Orfanato Wayne, añadido al comercial electoral de Thomas Wayne reproducido por un proyector, editado por el propio Riddler.
3.- En la escena del interrogatorio entre Batman y Riddler en el Manicomio Arkham, donde Riddler directamente canta la letra en latín.
El uso de un leitmotiv musical autoconsciente dentro de la propia narracion, le confiere un empaque extraordinario al villano de la función.
Seguimos con la música diegetica, en este caso muy relacionada con la cultura de club. Hay que hacer hincapié en que por lo general la cultura de club suele estar representada de manera nefasta o directamente ridícula en la mayoría del cine que llega a salas comerciales (locales y selección musical muy alejados de lo que cualquier connoisseur con un mínimo de bagaje conoce), no es el caso de The Batman, aquí se nota que hay trabajo de documentación previo, desde el Club Iceberg regentado por el Pingüino, que en su diseño interior y ambiente bebe directamente de los clubes más míticos de Chicago (ciudad donde fue filmado gran parte del metraje), Detroit y Berlín (al punto de que casi parece un calco del Club Berghain de la ciudad alemana). Este nivel de documentación llega también a la música que se escucha dentro del club y que pasamos a enumerar:
- Frisk de Patrick Topping & Kevin Saunderson
- HOT 44 de Baauer
- Darkroom de Peggy Gou
- Dark de Alesso
- Tesla de Corvad
- Troop de Peggy Gou
Se agradece este nivel de verismo en propuestas destinadas a salas comerciales, que además ayuda a cimentar un universo creíble en el que sumergirse de lleno.
El verismo llega incluso a la forma en que son representadas las drogas, en este caso que nos ocupa, la droga Drop (gota), sustancia que asola las calles de Gotham y con un reconocible logo de gota sonriente que es incluso usado como mascara para delinquir. Si bien las drogas ya han formado parte de una u otra manera en anteriores encarnaciones del héroe al cine, el nivel de adultez, realismo y sordidez con que es tratada en The Batman es novedoso. Hablamos de su presentación en papel secante troquelado con el logo impreso en cada porción/dosis empapada en gotas de Drop, como si de LSD se tratase (llamado ‘Trip’ o tripi en jerga). Hablamos también de mostrar claramente sus efectos en los usuarios, con primeros planos donde somos testigos de pupilas dilatadas, sudoraciónes, nerviosismo, paranoia, etc.
Pero es que además las drogas alcanzan incluso a nuestro héroe, mostrando sus claroscuros y dicotomías morales. Hablamos de ese momento en el tramo final de la cinta en que el héroe cae exhausto por el impacto de todos los proyectiles que ha recibido su cuerpo y acude a la ayuda química para reponerse, presumiblemente Venom (veneno), sustancia dopante de sobra conocida por los lectores del comic y que abre las puertas, además de a los consabidos problemas morales y de adicción en futuribles secuelas… a la llegada de cierto villano.
En definitiva, por estos y otros muchos detalles de sobrada calidad de The Batman, podemos afirmar que si no es la encarnación al cine definitiva del personaje… se le acerca mucho.