Crítica sin spoilers
Estamos en 2023 y por fin se ha estrenado THE FLASH. Por primera vez el velocista de DC Comics protagoniza una producción en gran pantalla. Por varios motivos en los que no entraré, su salida en cines se ha retrasado. Ya iba siendo hora que pudiésemos ver esta peli, más aún si tenemos en cuenta que es quizás el personaje que justo después de los que conforman “la trinidad” ocupa el mayor rango dentro de los que pertenecen a la editorial DC Comics, es decir, por detrás de Batman, Superman y Wonder Woman. Y súmese aquí el Joker también. Así pues, los dos primeros tienen multitud de largometrajes y además con varios intérpretes, como es bien sabido; la guerrera amazona tiene un par de títulos, ambos protagonizados por Gal Gadot; y el Joker cuenta con la peli homónima con el oscarizado Joaquín Phoenix haciendo del príncipe payaso del crimen y ya va en camino de ser dos. Supergirl, Green Lantern, Aquaman, Harley Quinn, Shazam (por partida doble), Black Adam, Catwoman, y hasta Jonah Hex y Steel, han podido gozar de tener su propia peli antes que Flash, si bien hemos podido disfrutar de este carismático personaje en dos series TV, una en los 90 y otra de varias temporadas en el último lustro, y de su aparición en La liga de la justicia, además de algunos cameos en otras cintas del DCU, con el controvertido Ezra Miller metido en el papel dentro de esta inestable fase.
Como producto de entretenimiento y espectáculo visual, he de decir que me gustó mucho esta peli de Flash dirigida por el argentino Andrés Muschietti (It, 1 y 2; Mamá). De manera efectiva, The Flash cumple con su cometido de divertimento ajeno a altas pretensiones artísticas durante sus casi dos horas y media de duración, tal y como lo suelen hacer a todas estas la mayoría de las pelis de Marvel, como Spider-man: No Way Home, combinando asimismo drama y humor (con elementos paródicos incluidos), fantasía y mucha ciencia-ficción, y todo ello repleto de buenos momentos de acción para entretenernos sin más.
Ahora bien, la cosa está en que, a estas alturas, es bien sabido que las pelis del MCU tienen prácticamente siempre a su favor valoraciones positivas de los críticos de cine como del público, y gozan de buena taquilla en la mayoría de los casos, tanto si esto es merecido como si no, mientras que en DC parece que en muchos casos todo son pulgas, sobre todo si la peli está enfrascada dentro del denominado DCU. La de The Flash ha logrado recibir críticas generalmente favorables de parte de unos y otros y, sin embargo, no está funcionando bien en taquilla. Una vez más una peli de DC fracasa. Y es una pena porque, sin ser un peliculón, no tiene en absoluto nada que envidiarle a prácticamente cualquiera de las realizadas por la competencia (cosa que no se puede decir de Black Adam). Hay varias explicaciones para esto, pero aquí me voy a centrar en hablar de la película y valorarla por lo que es, omitiendo por lo tanto cuestiones externas.
Cierto que The Flash tiene sus puntos negros: la música no es algo destacable (como sí lo es en otras producciones de DC), el CGI es criticable por momentos (aunque dice el director de la cinta que lo observado fue intencional) y el guión no es nada del otro mundo (pero, honestamente, esto suele ser habitual en este tipo de producciones, así que…) Dicho esto, hay varias cosas interesantes en esta peli y que no voy a abordar aquí para evitar spoilers (hay, por ejemplo, una escena muy emotiva hacia el final). Igualmente, la película tiene buen ritmo narrativo y las interpretaciones están bastante bien. Asimismo, Ezra Miller ofrece dos versiones de Barry Allen/Flash cuyo problema no radica en la interpretación en sí de este actor sino tal vez en cómo se ha decidido de forma errónea caracterizar al velocista escarlata en el DCU desde su presentación en este turbio universo cinematográfico. Es decir, este Flash sigue sin ser el que muchos tenemos en mente de los cómics y asimismo digamos que no hemos podidos disfrutar del mismo en una pantalla de cine. De «lo otro», de los vaivenes de Ezra Miller, no voy a decir nada visto que es algo ajeno a la película en sí. Luego, tenemos a Sasha Calle como Supergirl y Michael Shannon que retoma su papel como Zod, tras Man of Steel, y ambos están bastante bien, como también lo está la española Maribel Verdú, haciendo de madre de Flash, y que irrumpe sorprendentemente en el cine hollywoodiense a estas alturas de su larga carrera. En cuanto a Michael Keaton, éste retoma tres décadas después el papel de Batman, y está estupendo; es de hecho uno de los puntos fuertes de la peli, no nos vamos a engañar. Que conste que el Batman envejecido de Tim Burton no es el único fan service (sí el más destacable) de The Flash. Atentos pues a los múltiples cameos y guiños que nos ofrecen y que provocorán sin duda más de una sonrisa entre los espectadores (y también tómese en cuenta las dificultades que esto conlleva a veces para poder llevarlos a cabo de forma satisfactoria).
En definitva, estamos ante una bastante digna película de superhéroes que consigue entretener y que introduce a Flash como protagonista en solitario (eso sí, sin dejar de contar con algunos acompañantes dentro de la misma) a la vez que cierra el tan controvertido y polarizado Snyderverse que ha dado tanto que hablar. Llega ahora la era James Gunn y ya veremos pues qué tal le irá a DC. Mientras, Flash ya puede presumir de contar con su propia peli, esto ya no se lo quita nadie, y… es de las buenas. Diga lo que diga la taquilla.