“Saber es acordarse” (Aristóteles)
“No basta con alcanzar la sabiduría, es necesario saber utilizarla” (Marco Tulio Cicerón)
El tiempo pasa de una forma extraña, de una forma que aún no he llegado a entender. A lo largo de todo este tiempo, he aprendido muchas cosas, otras muchas no sé si las aprenderé. Entre esas cosas, están las que no sabía de mí. Todo lo que sé de mí Pensé, que no iba a poder hablar de mí, que se me apagaría la necesidad que acumulé en el viaje. Pero, pese a quien le pese, ni el silencio ha cortado mi lengua, ni el fuego ha quemado mis manos para escribir. Aún me quedan escombros que sacar de los ventrículos dañados de mi corazón, y aún quedan cristales rotos sin recoger; y las vendas que tapaban las heridas, ya están viejas, preparadas para ser cambiadas… Todo lo que sé de mi fue viniendo con el tiempo, cojeando, con robustas muletas para soportarlo. Fue viniendo con la lluvia, que lo inundó todo…… y aún deja mi rostro mojado. Todo lo que sé de mí fue viviendo con las nuevas palabras, con las nuevas experiencias, con los encuentros nuevos, con los nuevos amigos, y con la pérdida irremediable de todo lo antiguo. Todo lo que sé de mi ha venido por el viento, volando libre, o surcando las aguas nuevas de los nuevos mares. Ha venido destrozándolo todo, y ordenándolo todo. Con el caos y tanto desalojo el espejo mágico aún no sabe nada de mí. Aún quedan las heridas en las rodillas que cayeron calle abajo, han ido secando, han ido cicatrizando, y aunque ya no siento el dolor aún puedo ver el trazo de los arañazos que un día se me quedaron pegados, en un rincón de mi corazón. Todo lo que sé de mi ha ido cambiando, y seguirá cambiando. Con el tiempo, aquel sollozo infantil hizo las maletas de trapo, y se fue tambaleando en silencio con la mirada llena de harapos… y luego, se fue corriendo, corriendo, huyendo calle abajo. © Agosto 2018-JUAN ANTONIO GÓMEZ JEREZ