Esta semana Culturamanía y El Libro en Blanco recomendamos: «Cómo entender la Rusia de Putin», de la historiadora francesa Françoise Thom, editado por RIALP, un ameno ensayo que nos permitirá aproximarnos a la compleja realidad y mentalidad, rusa desde el colapso de la URSS hasta el presente.
¿Cómo podría definirse el régimen de Vladimir Putin? ¿Se trata de un autoritarismo bajo una apariencia democrática? ¿Es quizá una autocracia, en continuidad con la historia rusa, o más bien una oligarquía mafiosa? ¿Cuál es la influencia de la antigua KGB sobre el pensamiento de los hombres del Kremlin y sus métodos de gobierno? ¿Puede el régimen sobrevivir a su hombre fuerte? ¿Por qué la oposición ofrece una imagen de debilidad y división ante un poder que muestra fallos flagrantes? Para dar respuesta a estas preguntas, la autora examina la génesis y la historia del putinismo, y a política exterior a la luz de los cambios en su política interna. Aparece así la paradoja de una «civilización rusa» que da la espalda a Occidente tratando de refugiarse en un nihilismo que perjudica a todos.
El libro está dividido en dos bloques, con el siguiente contenido :
1.La base rusa.
-La impronta de la <<zona>>.
-La génesis del putinismo.
-La operación <<sucesor>>: el triunfo de la <<com>>.
-Quién es mister Putin?
-El oficial del KGB.
-El sistema Putin.
-Cambia el viento.
-La huida al arcaísmo.
-Una crisis en la cumbre?
-El precio de la obsesión antioccidental.
2.El putinismo y el mundo.
-El tiempo del optimismo.
-El vuelco de 2008-2011.
-Hacia la confrontación.
-Destronar a Occidente.
-Cambiar Occidente.
-Una convergencia con Occidente?
Compartimos un pequeño fragmento del libro:
Muy distinto es el estado de ánimo de la masa de la población. En 1990-1991, estaba persuadida de que adoptando lo que ella imaginaba ser la democracia, accedería a la prosperidad occidental como por encantamiento. Desde fines de 1992, estos sueños se disipan. El país vuelve a caer en ese odio de sí mismo que nunca está lejos: <<Nosotros
los rusos habíamos dejado de amarnos a nosotros mismos>>, dirá más tarde Yeltsin. La desaparición de la ideología deja un vacío que parece insoportable, que va a propiciar una huida hacia lo irracional. Esta ya se nota al final del periodo de Gorbachov y durante los difíciles años que siguen a la caída del comunismo. En esta época, los folletos sobre astrología, magia, adivinación, satanismo se venden en cada esquina. En la televisión, desfilan los curanderos, los gurús de toda especie, los médiums, los que dan la buenaventura, los supuestos taumaturgos.
Durante los años de Yeltsin, las teorías más extravagantes han visto la luz, han sido repetidas por las numerosas publicaciones de la oposición <<rojinegra>>, y han terminado por adquirir derecho de ciudadanía. La más inofensiva, si se puede decir, pretende que <<el régimen de
ocupación provisional>> de Yeltsin ha sido puesto en marcha por Washington para llevar a cabo el <<genocidio del pueblo ruso>>. Y para asegurar la pasividad de su víctima, la embajada americana en Moscú habría instalado un dispositivo magnético que permite convertir en <<zombis>> a distancia a la población rusa. Estas fabulaciones y otras
del mismo género se difundieron ampliamente en la prensa <<patriótica>>.
El terreno es propicio: un complejo de inferioridad devastador se despierta en Rusia. Para el historiador Boris Mornov, la humillación es el <<fundamento del sentimiento nacional ruso>>. Los progresos de los países de Europa central y oriental, de los países bálticos, mucho menos
ricos que Rusia, llevan a los rusos a decirse que ellos nunca llegarán a construir un país <<normal>>, a diferencia de sus vecinos. Sobre el fondo de este sentimiento de inferioridad, la demagogia de los común patriotas, que acusa a los occidentales de haber urdido un complot
para poner a Rusia de rodillas, va a tener efectos devastadores.
El libro en blanco – C/ Juan Pablo II, 35 Santa Cruz de Tenerife www.libroenblanco.es