Sábado 19 de julio
La 29 edición de La Mar de Músicas concluye. Es una semana pero parece todo un mundo porque el tiempo se detiene durante esta semana. Mo podemos más que felicitar a la organización, a todas las personas implicadas, la ardua labor logística que ha llevado a cabo para que todo salga perfectamente un año más y nos deje soñando con la próxima convocatoria.
La tarde se inició con la actuación del grupo sevillano Adiós Amores en la Plaza del Ayuntamiento. La banda, liderada por Iman Amar y Ana Valladares, fue presentando los temas que forman parte de su disco debut El Camino publicado en octubre de 2023, junto a nuevas composiciones como la reciente Volveréis que justamente se había publicado el día anterior. Su sonido pop, refleja el fuerte influjo de la música de los años sesenta en sus composiciones con toques de riff de la música surfera de los Beach Boys o de Dick Dale, aunque todo ello pasado por el filtro del S.XXI como denotan las letras de sus canciones. Pop ligero para dar la señal de salida al último día del festival.
El siguiente plato del menú preparado en la cocina de La Mar de Músicas fue la actuación de Christina Rosenvinge en el Patio del Antiguo CIM con su nuevo espectáculo, Los versos sáficos, en donde pone música a los escasos textos que se conservan de la poetisa griega. Brillante, como siempre, estaba tan a gusto en el escenario que el tiempo se le quedó corto pues con sus bises casi pisa el inicio de las actuaciones en el Auditorio. Con letras que cantan al empoderamiento de la mujer, fue capaz de esculpir con sonidos, en ocasiones sola y en otras con su banda, una inmensa escultura en homenaje a Safo, y el publico se lo agradeció escuchando embelesado su voz. Un inmenso acierto traer este espectáculo a La Mar de la Música.
Todavía con el regusto del segundo plato en la boca, comenzó el desfile de postres que esperaban para cerrar la edición de este años. Y para ello se buscó en el recetario andaluz y se encontró dos peritas en almíbar: Derby Motoreta’s Burrito Cachimba y La Plazuela.
Si coges el sonido rock andaluz de los años setenta y ochenta, y a eso le añades una estética kinky, entonces tienes a los Derby Motoreta’s, un grupo que ha logrado resucitar este estilo musical que se consideraba como algo chabacano, ejemplo de esa España que llegaba a la Democracia tras la oscura noche de la Dictadura Franquista, de esa España paleta y atrasada. Y, sin embargo, ellos están muy orgullosos de ese pasado de vaquillas y toretes con sus camisas de pecho abierto, pantalones de campana y botines de charol. Esto es Derby Motoreta’s, pero no lo único pues este revival lo realizan pasándolo por el tamiz de la música más lisérgica. Una bomba explosiva, con una honda expansiva que lo envuelve todo sin un minuto de descanso. El Auditorio Paco Martín se rindió a sus pies.
Los granadinos La Plazuela combinan una estética funky con los sonidos de las barriadas andaluzas, salpimentados por la música electrónica. Con estos ingredientes, se plantaron en el Auditorio señoreando el espacio desde mucho antes de salir a escena. Cantando su primer tema desde el propio camerino, este sería retransmitido por un cámara que los seguirá durante todo el concierto. La noche sirvió para presentar su disco de debut, Ronroneo Funk Club, con sus dos cantantes, El Indio y El Nitro, pasándose el testigo entre sí para entonar los distintos temas, demostrando lo compenetrada que está la banda, con un bajo dando espectáculo en todo momento y un guitarra que daba color a las canciones. Los bises fueron interpretados en clave electrónica con el batería acompañando a El Nitro, convirtiendo el espacio en una discoteca.
Como digestivo, llegó The Gardener para cerrar la noche en el Castillo Árabe. Orgullo andaluz a raudales, Manuel Chaparro, líder de Califato 3X4, ya se había dejado ver por el Auditorio Paco Martín cuando salió al escenario a tomarse una cerveza con sus amigos los Derby Motoreta’s, pero nada presagiaba lo que se avecinaba. Mezclando copla andaluza con ritmos electrónicos y audiovisuales en directo, no paró ni un instante en el escenario. Iconoclasta donde los haya, fue lo que se necesitaba para cerrar esta edición de La Mar de Músicas.
Fotografías y texto de Álex Ro