Libros del KO, 2025
Periodista, y de los buenos, Alfonso Domingo ha abordado la palabra como instrumento de comunicación en todas sus facetas, desde los artículos de prensa hasta la novela, pasando por el cine y la radio. Para A. Domingo no existen compartimentos estancos en donde encajonarse, lo que explica que lo mismo escriba sobre ritos chamánicos en el Amazonas, como haga una biografía de Billy el Niño o dirija un documental. Porque él es un cronista cultural y la cultura siempre es multifacética.
Interesado desde hace años por ese mundo de la farándula y la lentejuela (en 2012 publicó El enigma de Tina, la increíble vida de la vedette Tina de Jarque), como buen inspector del verbo, con Cabaret Iberia vuelve a la escena del crimen intentando no perder ninguna pista que le pueda conducir a resolver ese misterio que llevó a buena parte de la población de este país a cambiar su modo de vida y transformar, para siempre, el baile en su actividad de ocio principal. Medítese un momento: ¿Qué son los grandes festivales y conciertos sino verdaderos cabarets modernos sobredimensionados en donde la bebida, el baile, la música y el oropel son los ingredientes para crear un mundo utópico de felicidad? Esta es la crónica de Alfonso Domingo, un libro en donde nos narra cómo en los 16 años que median entre la muerte de Galdós (4 de enero de 1920) y el Golpe de Estado de 1936 se producen unos cambios sociales tan profundos y de tal velocidad que recordar el pasado era abismarse a un mundo de otra dimensión.
Sin querer quedarse en las anécdotas, que hay muchas y de buen calibre en sus páginas, Alfonso Domingo despliega su sensibilidad enciclopédica abordando no solo la historia de los estilos musicales y los locales en boga en cada momento, sino que mira entre bambalinas para iluminar con su linterna todos los personajes implicados en esta revolución. Así, pululan por sus páginas sirvientas, taxis-girls, frappers, folclóricas, vicetiples, vedettes, cocottes, copleras… junto a escritores, compositores, managers, promotores y chulos. Y no es casual esta división de género porque en la farándula los papeles jugados por unas y otros estaban perfectamente delimitados y eso a pesar de algunas innovaciones de época republicana; sorpresa cuando en el glosario final del libro descubrimos que, además de las taxis-girls, existieron los boys que hacían la misma función que las mujeres pero que no aparecen a lo largo del libro en ningún momento. ¡Oportunidad perdida para abrir ese melón!
Y hace este esfuerzo A. Domingo porque sabe que hay vida más allá de las grandes estrellas que brillaban con neones. Indaga entre esos nombres que en los títulos de créditos de una película pasan en bloque tras los protagonistas. Así, nos habla de los compositores y diseñadores de espectáculos, de los músicos y bailarinas, de los modistas y porteros de la noche, en fin, de todos esos personajes que no suelen dejar huella en la historia, hurgando entre la prensa de la época para buscar alguna hebra perdida de la deshilvanada historia cultural del ocio.
Haciendo suya esa máxima de que todo libro debe presentar una mácula, un vacío, el de Alfonso Domingo no podía ser menos. Madrid es España dentro de España, esta muestra de la elocuencia y profundidad retórica de la Presidenta de la Comunidad de Madrid parece que ha impactado tanto o en el autor o en la editorial como para hacerles pensar que realmente, narrando la realidad de Madrid, quedaba descrito todo el país. Porque el texto se centra en la capital sin casi dedicar espacio a otras ciudades. Barcelona, la pujante ciudad del Mediterráneo, no merece ningún capítulo, con referencias vagas, muy vagas, hasta la página 220 en donde se puede leer una breve, muy breve, descripción de su vida nocturna. En peor situación quedan otras grandes ciudades de la época, y ya no hablemos de lo que se denominaba en el momento, con un toque muy despectivo, las provincias. Este vacío lo podrían haber resuelto simplemente ampliando el subtítulo del libro y haber añadido Madrid: Los golfos años 30 en Madrid. ¿Temían que esa supuesta madrifobia, tan esgrimida desde las órbitas del poder, provocara una disminución de ventas? Tampoco nos rompamos las vestiduras porque si algo hemos aprendido con la lectura de Cabaret Iberia es que el marketing no es algo nuevo y, sino, que se lo digan a Ramón Sopena quién inventó la palabra sicalíptica a principios del siglo XX para vender sus libros subidos de tono. Todo vale con tal de vender y, si es como este caso, con un producto de calidad, mucho mejor.