“Mi estilo ha evolucionado de forma constante, sin saltos muy bruscos”
“Lo ocurrido con las catástrofes de Valencia y Galicia es una absoluta vergüenza por la inexistente política de prevención”
“Los proyectos propios son un océano de miedo que al atravesarlo me resultan más satisfactorios”
La joven dibujante, Xulia Vicente está de actualidad en estos días porque La Voz de Galicia la situó en su suplemento Fugas, entre los doce autores gallegos a la vanguardia del cómic, junto con otros nombres como David Rubín, Manel Cráneo, Bea Lema o Kiko Da Silva. Con el título Picar Piedra y llegar al mercado americano, se resalta cómo ha logrado dar a conocer su trabajo fuera de España y especialmente en Estados Unidos. La publicación la califica como “deudora del cómic japonés” por su pasión por el manga, aunque lo cierto es que tal y como asegura ha “tocado casi todos los palos” como lectora y autora. Ella no le da demasiada importancia a su inclusión en esta lista pese a que la sitúa en primera línea del cada vez más importante mundo del tebeo gallego.
Xulia Vicente nació en 1993 en el pueblo de Cariño y creció en Cambre, que tienen en común su cercanía al mar y formar parte de la provincia de A Coruña. Al contrario que la gran mayoría de los dibujantes, contó con el apoyo de sus padres, lo que le permitió estudiar Bellas Artes en la Universidad UPV de Valencia. Aunque casi todas sus historias se mueven en el terreno de la ficción también aborda cuestiones como la defensa del colectivo LGTBIQ+ y no duda en opinar de forma muy crítica sobre las tragedias vividas en dos lugares a los que está muy unida como son Valencia y Galicia. La propia autora hace un repaso de su vida:
-La primera vez que di un paso para orientarme hacia las artes gráficas fue cuando decidí pasarme al bachillerato artístico en el segundo curso, de forma un poco repentina. Yo había dibujado siempre y me gustaba hacer cómics, pero como se me daban bien los estudios, lo habitual era pensar que haría una carrera de ciencias y me buscaría la vida de otra manera. Hasta que mis padres me animaron a dedicarme a este mundo, lo que me permitió luego ir a estudiar en Valencia. Durante la carrera empecé a hacer fanzines con mis amigos y con el Club de Cómic de Bellas Artes, a viajar a salones y ferias de autoedición y así fui solidificando la idea de dedicarme a lo que hago ahora.
-Creo que antes de acabar la carrera ya habías publicado.
-Mi trabajo final de grado fue el proyecto Duerme Pueblo, junto a Núria Tamarit, que presentamos a La Cúpula y nos aceptaron. Paralelamente, también dibujamos El misterio de la mansión quemada, con guión de Miguel Ángel Giner, de modo que efectivamente en 2015, al poco de terminar la carrera, ya tenía dos publicaciones bajo el brazo. Luego les siguieron Ari, Cazador de dragones e Ira, Jinete de dragones, con guión de Manuel Gutiérrez, Elisa y Marcela y La Jinete me aguarda, entre otras obras, fanzines y trabajos de ilustración.
-¿Hasta qué punto te influencia haber nacido en Galicia y si lo ves como una limitación o como una fuente de inspiración?
-No siento que me limite de ningún modo, hoy en día podría trabajar en esto desde cualquier parte fel mundo al gestionarse todo a través de internet. Al contrario, creo que mis raíces son las que cimientan mi visión del mundo y, por tanto, mi visión como autora. En mis obras no faltan motivos y entornos que he vivido y apreciado, como el mar, el paisaje verde o los insectos, e incluso rastros de nuestra cultura e historia como Elisa y Marcela, las regueifas, la música… Puede que no siempre haga un traslado muy literal de las realidades actuales o pasadas de mi tierra a mis tebeos, pero creo que siempre hay presente un cierto sentir o algún elemento que surge de mi crecimiento y mis orígenes.
-¿Cómo recuerdas tus inicios en el mundo de los fanzines? Un paso que parece ser inevitable y casi siempre trae buenos recuerdos para todos los autores, pese a la precariedad.
-La verdad es que me admira un poco ver, con perspectiva, el valor que le eché en aquel momento. Creo que es clave el hecho de haber estado muy arropada, teniendo gente en el Club de Cómic que sabía cómo maquetar e imprimir, cómo pedir un stand y en general, manejar los aspectos técnicos. Y luego contaba con amigos afines con los que plantear proyectos propios y probar a ver qué pasaba. También tenía referentes, como la revista Barsowia del colectivo Polaqia de Coruña, en la que nos fijamos siempre. Aprendí muchísimo en el circuito de la autoedición y seguiría sacando cosillas, si no fuera un desastre gestionando mi tiempo de trabajo… Los fanzines son uno de los medios más libres que tenemos para contar nuestras historias.
-¿Cómo definirías tu estilo a alguien que no lo conozca?
-No se me da nada bien explicarlo. Vengo de un compendio de influencias muy variadas porque, como lectora de tebeos, he tocado muchos palos, desde las tiras en periódicos y los autores de revistas de mi infancia, hasta la gran entrada del manga en mi vida, pasando por una etapa de exploración de obras variadas de un estilo más francobelga.
Otra aportación que me influyó mucho fue el entorno de Deviantart y Tumblr cuando empecé a compartir lo que hacía en internet, fijándome en muchos dibujantes y artistas que no podría encontrar en obras publicadas, pero que tenían otras formas de hacer que me llamaban mucho la atención. Supongo que mi estilo podría definirse como dinámico, de trazo suelto, personajes expresivos y colores llamativos
-¿Te gustan casi todas las propuestas, entonces?
-Probablemente lo que menos haya entrado en mi estantería haya sido cómic americano de superhéroes o mainstream..
-¿Cómo ha sido tu evolución?
-A pesar de haber tenido influencias bastante diversas, creo que mi estilo fue evolucionando de forma consistente, sin saltos muy bruscos. No ha cambiado mucho desde que empecé a publicar, o por lo menos puedes reconocerme en ambos puntos.
-Otra de tus características es la defensa sin medias tintas del colectivo LGTBIQ+.
-Personalmente me parece difícil desligar la propia identidad de la voz autoral. Igual que mi trabajo bebe mucho de mis orígenes y de mi crecimiento en un territorio concreto, también se ve afectado por mi experiencia como lesbiana, ya que condiciona la forma en la que vivo y me relaciono con el mundo.
Por mucho que prefiera hacer ficción, las vivencias personales aparecen y modelan los temas y las historias que dibujo. Así que es cierto, hay un compromiso político con el colectivo LGTBIQ+ en lo que hago que me da la impresión de que no podría evitar aunque quisiera.
-Tus obras han tenido resonancia en el extranjero, como resalta La Voz de Galicia.
-La mayoría de mi trabajo se ha desarrollado y publicado principalmente en España, pero he hecho también un par de incursiones en el exterior. Por un lado, una editorial francesa, Les Aventuriers de L’Étrange, se interesó por mi trabajo y publicó con mucho mimo la mayoría de mis tebeos, aunque ahora mismo están descatalogados. Al menos de momento.
Por otro lado, para el mercado angloparlante, tuve la oportunidad de colar algunas colaboraciones en revistas como Island o 2000AD, y más recientemente, publiqué con la editorial Shortbox mi cómic La jinete me aguarda, o I see a knight. Este tebeo fue premiado con un Ignatz en 2022.
-¿Te atrae ser guionista o te sientes más a gusto haciendo obras de otros?
-He escrito mis propias obras, pero nunca he sido guionista para otra dibujante, creo que eso me costaría mucho. Lo que más difícil me resulta es, sin duda, escribir. Me siento con menos tablas, menos experiencia y más vulnerable. Creo que al final la historia tiene un peso de responsabilidad ineludible, y personalmente me cuesta no lastrarme en exceso. Me peleo mucho conmigo misma en el proceso. Pero, por otro lado, sacar adelante una obra 100% propia, atravesando todas esas dudas, también resulta increíblemente gratificante.
-¿Con qué formato y papel te sientes más a gusto a la hora de contar una historia?
-Cada formato tiene sus ventajas: los proyectos en equipo me resultan más cómodos y agradezco mucho tener a alguien al lado con quien hablar sobre la obra o compartir las ansiedades, mientras que los propios son un océano de miedos que, al atravesarlo, también me resultan más satisfactorios, aunque me sienta más expuesta
-¿Cuál va a ser tu próximo proyecto en caso de que ya lo tengas más o menos pensado?
-Sé que llevo diciéndolo mucho tiempo, pero sigo en ello: Sello de Dragón III, la conclusión a la trilogía con Manuel Gutiérrez. Me cuesta mucho llevar varios proyectos en paralelo, con lo que este cómic ha sufrido un montón de parones porque tenía que dedicarme a otras cosas, pero estoy en marcha para terminarlo lo antes posible. Llevo prácticamente toda mi carrera trabajando en esta saga y para mí es importante y emocionante verla concluir. Tengo otro proyecto en mente, pero lo dejaré para después de terminar esta primera empresa.
-En ti se da la triste coincidencia de que estás muy ligada a Galicia y a Valencia, dos lugares en los que se han producido catástrofes significativas en poco tiempo, como son unas inundaciones y los actuales incendios. No sé si querrás dar tu opinión sobre estos graves sucesos y la forma en las que se han afrontado.
-Yo tenía 9 años cuando salí a manifestarme por el Nunca Máis. Creo que es difícil no opinar que es una absoluta vergüenza la inexistente política de prevención de desastres en territorios en los que ya se sabe, que existe un importante riesgo de que se produzcan estos accidentes. También es imposible no señalar el color de quienes gestionan estas comunidades de manera totalmente negligente, dejando a Galicia con cada vez menos bomberos cuando año tras año se queman aún más nuestros montes. O en Valencia directamente sin ninguna coordinación de emergencias durante las primeras horas de la catástrofe del año pasado.
-¿Atisbas alguna solución?
-Este tipo de eventos seguirán sucediendo de manera más frecuente y virulenta debido a la crisis climática, por lo que creo que es imprescindible exigir a nuestras estructuras administrativas que no nos dejen tan vulnerables, que se pongan en marcha políticas de prevención y a favor de las vidas de las personas y criaturas que habitan el territorio.