Viernes 25 de mayo, siete de la tarde, gente con camisetas rockeras en las cafeterías… Vuelan los bocatas y los quintos. Uno pide que sintonicen Rock FM, y yo, sorprendido, me dirijo a la taquilla del Pabellón Santiago Martín. Solicito el pase de prensa mientras oigo de fondo una versión cuasi-punk del » Jumping Jack Flash» stoniano, seguida de un demoledor «Fortunate son» que hubiera extasiado al mismísimo John Fogerty.
Son los Therapy Break, a quienes ya tuve el honor de catar en directo hace un par de semanas en el Lone Star. Poca gente en las gradas para unos teloneros locales de puro lujo. Aquello se va animando con el «Come Together», de Lennon- Mcartney y yo voy por mi primera caña. La gente va llenando la pista al son de los temas propios de la formación isleña y la tensión emocional pre-bacanal se va palpando en el ambiente, ya caldeado con temas como «Take me to the river».
Son las nueve y «Rock and Roll” y “Whole Lotta Love» de Led Zeppelin ponen casi punto final, que llega con el himno «Highway to Hell», que no necesita presentación. Tras el descanso terapéutico, la banda telonera se despide ante un público pseudoeuforico, compuesto por metaleros, rockabillys, ingleses talluditos, teenagers despistados, chicas guerreras, chaquetas de cuero y hordas rockeras varias… esto mola.
A las nueve y cuarto y tras una intro instrumental donde se atisba el riff de » Pictures of Matchstick Men» (pieza psicodélica tremebunda de su primera etapa que desgraciadamente no sonara en el concierto), salen las estrellas del cartel al son de una potentísima «Caroline». Hay que decirlo… el sonido es cojonudo, Francis Rossi está en plena forma, tanto a la voz como a la guitarra y el combo entra a matar. Esto se demuestra con » Rain», segundo clásico de la noche, esta vez interpretada por el bajista John Edwards, miembro de la formación desde 1986. Si esto empieza así, uno no puede ni imaginar lo que se avecina.
La barbarie boogie- rock continua con «Something ‘ bout the way that you like». El público no da crédito, y en parte se debe a la pegada del joven batería, Carver, savia nueva junto con el nuevo guitarrista Malone, que no nos hace olvidar de ninguna manera al rubicundo, añorado y carismático Rick Parffit, pero que hacen que aquello suene como una locomotora a pleno rendimiento. Afortunadamente, ahí sigue también el veterano Andy Boun, tanto a los teclados y a la guitarra en algún tema que otro. Los Quo no dan respiro y con » Hold you back» vuelven a subir el listón, si es que eso es posible en un repertorio matador. Rossi recuerda los buenos viejos tiempos setenteros en un speech onomatopeyico, nasal y fumeta bastante explícito. » What you,re proposing» abre la línea de cañonazos que se nos viene encima. El himno » In the army now» se escucha hasta en la laguna, coreada guturalmente por la hamburguesa en pleno, que no apaga los móviles en una brutal «Roll over lay down».
Aquello se viene abajo con los primeros rasgueos de uno de los más pegadizos temas rockeros de todos los tiempos: » Whatever you want», pero antes nos piden que nos demos un paseo por » The wild side of the life».
Casi dos mil almas hambrientas de rock and roll no desean que la fiesta acabe. Y llega la despedida con la anfetamínica e irresistible » Down Down».
Despedida y cierre ante una audiencia desatada y vociferante con la legendaria » Rocking all over the world» del no menos legendario John Fogerty. Se baja el telón, no sin antes regalarnos una última píldora; el» Bye Bye Johnny» de San Chuck Berry, el padre de todo y de todos. Fin de fiesta por todo lo alto que demuestra una cosa irrefutable: los británicos aun patean culos y aún mantienen su estatus (nunca mejor dicho). Si no estuviste allí, no acudiste a una cita histórica. Así de claro… y si no, al tiempo. ¡Irrepetible!