El domingo 21, un servidor no pudo asistir por circunstancias personales, quedando bien cubierta la jornada matutina por Jonathan Medina, que dará buena cuenta de los films visionados. Me incorporo a las 16:00 horas, con el anime Belle, una mixtura entre La bella y la bestia y Ready Player One, de una belleza visual indiscutible, con buenas dosis de humor, pero con un poso edulcorado, que quizá afecta en parte a la película. La adolescencia y sus avatares ( en todos los sentidos) plasmada en un contexto virtual , nos lleva a Demonic, a las 18.00. Seguimos en el mundo digital, ésta vez en el subconsciente de una persona en coma, para un relato sobre demonios, exorcistas militares y pecados familiares, entre El cortador de césped y el despliegue armamentítstico, tan característico de su autor, el venido a menos Neil Blokaamp (Distrito 9, Elysium, Chappie), que nos ha fascinado éstos años con una serie de cortos de scifi soberbios, que no se corresponden para nada con la calidad arrojada aquí. Esperemos que recupere pronto el pulso de antaño. Y terminamos la tarde con la espléndida Coming home in the dark, survival neozelandés, que es mucho más de lo que aparenta, con un suspense llevado a sus máximas consecuencias, sostenido por unas interpretaciones sublimes de todo el elenco. Magníficos exteriores para un viaje interior, entre castigos y testigos, espinas clavadas y vidas marcadas, que ha sido convenientemente desglosada en la crítica de Jesús Hernández (ver). A juicio personal, de lo mejor ofrecido en el certamen.
No nos olvidamos de Claw, cinta autoparódica pero muy pobre, digna de una sobremesa y poco más. Y de dinosaurios «por la cara», pasamos a Johan, el lunes 21. Una estimulante rareza, magníficamente interpretada y fotografiada, sin olvidar ese montaje, que ayuda a acentuar el carácter pesadillesco de la trama. Un planteamiento que bascula entre el Soy Leyenda (la novela de Richard Matheson, por favor) y la serie El Prisionero, con un tour de force entre Norberto Trujillo y Jośe Luis de Madariaga, Jugando con colores y formatos, que, si acaso, se dilata en exceso en su tramo final, no por ello abandonar su carácter subyugante (esto es, no sólo los espectadores, sino para el sufrido protagonista), con pinceladas a lo Jodorowsky. Una sorpresa, que salda con inventiva, su modesto presupuesto. Vampyr nos lleva a Serbia, en un pueblo, que riánse ustedes de Insmouth. Así pues, el folk horror se explaya en hora y media, donde la iglesia, la tradición y la comunidad van por delante. Stoker y Lovecraft, en un combinado ciertamente perturbador. Recomendable.
Y se cierra el día (o nuestra selección) con la charla Mis pequeños Monstruos, en alusión a la exposición en el hall de clásicos como Regan de El exorcista, Damien de La Profecía, las gemelas de El Resplandor, Chucky o los niños de El pueblo de los malditos, entre otros; reproducciones a escala real, por obra y gracia de Alberto Pérez Y Florencio Pérez. Miguel ángel Rodríguez dirige en una amena , y muy freak ,ponencia, a Daniel Fumero, Víctor Conde y Cristo Gil, enamorados del tema, sobre la niñez y sus secretos, las criaturas de otros planetas y dimensiones, y el ambiente malsano, en general, que provocan muñecos, payasos e iconografía infantil en general.
Pero aún no hemos llegado ni al ecuador…
Por Adrián Gómez
Fotografías:
Luis Batmendez
Jonathan Medina
Gara lacaba Toledo
Judith Gómez Martín
Jesús Hernández