domingo, noviembre 24, 2024

Verajoy: “Con el disco queríamos transmitir algo positivo, una luz de esperanza en un momento de tanta incertidumbre”

La música es un camino lleno de esfuerzo, dedicación, disciplina y un puñado de casualidades. Así se podría resumir, a grandes rasgos, la charla que hemos tenido con el dúo VeraJoy, conformado por Claudio Vera (guitarrista)y María Joy (cantante). Estos dos músicos, cargados de pasión e inquietudes artísticas, se encuentran en Barcelona y acaban en Alemania, dándole forma a su proyecto. Durante el 2020, y pese a la pandemia, lanzaron su primer disco profesional, “Tell Me”, una crónica del tiempo en la que exploran distintos escenarios dejando toda su esencia más Soul y jazzy en cada tema.

V.F.: Antes de nada, y de parte de todo el equipo de Culturamanía, darles las gracias por contar con nosotros y por cedernos un ratito de vuestro tiempo.

C.V.: “Muchas gracias a ustedes. La página de ustedes es muy chula y muy profesional. Se nota el amor que le ponen. Es un placer”.

V.F.: Vamos a empezar desde el principio y para la gente que aún no haya tenido la oportunidad de conocerles, ¿quiénes son VeraJoy?

M.J.: “El nombre viene de nuestros apellidos. Empezamos como un dúo a guitarra y así fue durante muchos años. De esta manera hemos experimentado diferentes estilos: desde jazz, blues, soul … hemos mirado un poco qué es lo que nos conviene, lo que realmente queremos transmitir y lo que somos nosotros a nivel musical. Empezamos haciendo conciertos en diferentes lugares de España y Alemania, y esto se ha ido desarrollando con el paso del tiempo. Llegó un momento dado en el que decidimos ampliar todo esto y crear un concepto más grande de banda. Desde que tomamos esta decisión, nos planteamos un disco para ampliar nuestro enfoque musical”.

V.F.: Y, ¿cómo se conocen? ¿Cómo es que empiezan a trabajar juntos?

M.J.: “Pasó una cosa muy curiosa y es que yo empecé a buscarme un guitarrista para que actuase conmigo. La cosa es que, con el guitarrista con el que yo trabajaba en este tiempo en Barcelona, busqué un lugar para tocar y fui a un restaurante donde sabía que, una vez a la semana tocaban dúos, y podríamos ganar un poco de dinero. Entonces yo hablé con la encargada y me dijo que le parecía bien y que fuéramos a tocar los martes. El inconveniente viene cuando contacté con mi guitarrista y me dijo que esos días no podía ya que daba clases. Entonces, hablé con Claudio y montamos un repertorio en una semana. Lo recuerdo con mucho estrés porque además, no teníamos un buen equipo ni nada pero, fuimos allí y a la gente le gustó. Estuvimos muy agusto”.

V.F.: Entonces podríamos decir que de no ser por ese pequeño detalle de que tu guitarrista no podía los martes, no habría nacido este dúo…

C.V.: “Al final, fue una buena experiencia. También es cierto que en esa época yo estaba muy metido en la Filosofía y me dedicaba más a la mente pero, quería salir de ahí. Es un mundo que te atrapa y que tienes que cambiar de rol para adaptar tu papel de músico. Yo, claro, era músico desde antes y pienso que de mi generación -la del 81-, han salido unos grandes profesionales. El tema es que, a mi criterio eran muy bestias y tiré por el camino de la Filosofía, quedando atrapado en un personaje muy de ratón de biblioteca. Salir de ahí me costó muchísimo y creo que fue gracias a ella que pude retomar este camino”.

V.F.: Podríamos decir que dejaste la parte emocional a un lado y te centraste más en la visceral.

C.V.: “Opté por un camino de más tranquilidad e intelectualidad. No era el momento para entregarme a algo tan comprometido sin haber antes hecho un camino de investigación sobre otros campos del conocimiento. Tampoco el entorno acompañaba por lo que decidí estudiar y acabar la carrera de filosofía, más tarde también en Alemania.”.

V.F.: Digamos que querías volver más a tu naturaleza…

C.V.: “Mmm… Quería conocerme, conocer mis límites. No hacer cosas de las que luego me hubiera arrepentido de hacer, creo que fue una decisión acertada aunque fuese el recorrido más largo y quizás algo más difícil a nivel interior. opté por la vía que era adecuada para mi desarrollo humano y no lo que en mi entorno y sus influencias procuraban tentarme. Al final escuché al Daimón moralmente correcto para mi vida”.

V.F.: Al final, podríamos concluir que lo de ustedes dos es un conjunto de casualidades.

M.J.: “Bueno, yo no creo en las casualidades. Creo que hay un destino en todo esto de trabajar juntos. Yo creo que también la parte filosófica de Claudio estaba destinado a ser así para que se reconectara con su espiritualidad, con la música y para ir más allá. Como dijo él, pasó por un momento en la música bastante fuerte pese a que él buscaba otras cosas con más profundidad”.

C.V.: “Sí pero, fue una cosa ya casi instintiva. Si yo llego a seguir por donde yo iba, pese a que no era el más disruptivo y de hecho, rechazaba todo ese mundo; psicológicamente creo que no hubiera ido muy bien la cosa, por decirlo de alguna manera. Realmente la música fue lo que me ayudó”.

V.F.: Encontrar un equilibrio entre las luces y las sombras, vaya.

C.V.: “Exactamente. Con ella también he encontrado ese equilibrio precisamente porque es una cantante. Como guitarrista, siempre se busca la esencia, lo elemental, lo originario en la música. El elemento principal y el material sonoro fundamental: la voz humana. Lo que tiene tocar con una cantante es que se convierte en una escuela… la escuela más potente que hay. Tú estás desnudo, es casi como tocar solo. Aprendes un montón ya que las cantantes ofrecen base y tienes que buscar el tempo por ti mismo, no tienes referencias. Solamente el instrumento y la voz, también la ausencia de percusión hace que a la fuerza te vuelvas percusionista y bajista al mismo tiempo”.

V.F.: Siguiendo la línea de los primeros pasos, ¿cómo fueron los inicios musicales de cada uno? ¿Cómo nace esa chispa por la música?

M.J.: “Yo lo tenía claro con 3 o 4 años, desde que iba a la guardería. Aprendí una canción, la lleve a casa y se la canté a mi madre. Para mi edad, yo pensaba que lo estaba haciendo bastante bien, yo me lo creía… entonces, vi a mi madre llorar. Yo estaba cantando y bailando y ella solo lloraba. Para mí fue un impacto muy fuerte ya que en ese momento supe que quería dedicarme a esto y que quería cantar, bailar y tocar algo en el corazón de las personas. Para mí, ese momento fue clave. Desde entonces, he hecho mi camino, con todo lo que eso conlleva: dudas, seguir o no seguir… pero realmente ese momento con mi madre fue una semilla de consciencia y de pensar ‘no sé a dónde va mi camino ni cómo se va a desarrollar pero se que esto es una cosa muy importante en mi vida’”.

V.F.: No sabías cómo, pero si sabías que ese era tu camino a seguir, vamos.

M.J.: “Exactamente. Entonces, allí empezó. Luego hubo otros momentos clave en mi infancia. Uno de ellos fue que estaba en un coro de niñas con 8 años. Yo cantaba con todas mis ganas, mi fuerza y amor pero me decían que yo era la que más desafinaba de todas. Esto me llegó muy dentro y me dolía… Entonces a partir de ese momento, empecé tenerlo como un secreto porque tenía esta semilla plantada y no quería que nadie la dañara. Desde ahí, empecé de forma inconsciente a aprender musicales y a cantar donde fuese. Poco después, un día en la escuela estábamos cantando en grupo una canción de algún musical y mi profesora dijo: “Silencio todos. Esta chica -refiriéndose a mi- levántate y canta la canción” y lo hice. Entonces fue cuando ella me dijo que a partir de ahora me daría clases de canto. Se lo conté a mis padres y me dieron su apoyo. Ella era una profesora de clásico de China y me empezó a dar clases de canto clásico. Por otra parte, cuando tenía 15 años más o menos, tuvimos un encuentro en la escuela en el que cantábamos un musical y me dijo que yo cantara el tema en clave de protagonista. Fue en una iglesia y había 300 personas invitadas entre las cuales, estaban mis padres. Después mis padre me contó que se miraban entre ellos y se preguntaban “¿tú sabías que nuestra hija cantaba así de bien?” jajaja… Estaban alucinando porque no sabían nada ya que yo lo mantenía muy en secreto. Siempre buscaba lugares donde nadie me escuchara para poder entrenar. También es que eran otros tiempos donde no había sobreinformación. Nos centrábamos en escuchar una obra entera y en aprendernosla. Estaba con el canto todo el día, obsesionada. Después de los musicales, me metí más en el Brodway Jazz y canciones como “Summertime”…fui ampliando el abanico”.

V.F.: Una cosa llevó a la otra.

M.J.: “Sí, eso es. Luego cuando me mudé a Barcelona con 21 años, allí estaba en el Taller de musics y había jazz y flamenco. Siempre me había atraído el flamenco, la música española. Algo me gustaba de siempre pero le tenía mucho respeto. Pensaba que no podría con ello pero con los años, fui quitándome estas capas de miedo a cantar en español y empecé a creérmelo y a querer hacerlo. También sentía ese respeto por Claudio, ya que es su lengua materna y que ha escuchado muchas cosas en la música española que son de alto nivel. Pero bueno, con muchas ganas me fui metiendo y a día de hoy, tenemos muchos temas en español en nuestro repertorio y también me he involucrado mucho más en la música”.

V.F.: Entonces se conocieron en Barcelona y luego fueron a parar a Alemania, ¿no?

C.V.: “Sí, bueno. Ese fue otro capítulo jajaja… Empezamos con el dúo en Barcelona y luego vino la crisis económica del 2008. Ambos trabajábamos y teníamos nuestros alumnos. Entonces, llegó un momento en el que yo dije ‘oye, ¿por qué no hacemos un tour por Alemania?’. De hecho, se lo comenté a mi primo, que es músico también. Ella organizó todo porque era la que tenía los contactos. Una vez allí, vimos que la manera en que se trataba el arte era diferente, también la forma de remunerar a los músicos y el tratamiento general al artista. Por lo que decidimos instalarnos en Hamburgo como un comienzo adecuado para crecer a todos los niveles”.

V.F.: En tu caso Claudio, entiendo que lo tuyo viene de familia entonces.

C.V.: “Casi todos los miembros de mi familia, eran y son músicos. Luego, está el caso de mi abuelo, que es guitarrista tradicional y que vete tú a saber desde cuándo se remonta la tradición. En mi familia hay mucha inmigración a Cuba, Venezuela… ya habían tíos de mi abuelo que tocaban el instrumento, la bandurria o el timple, por ejemplo. Mi abuelo, como te comentaba, era agricultor y yo le veía tocando la guitarra y me sorprendía. Lo veía tocando y que se asemejaba a una imagen mítica de esos músicos del Mississippi, de la que todos hemos escuchado en la historia del Blues. Por eso la imagen de ser agricultor y al mismo tiempo ser un músico de folclore tradicional me marcó como algo casi místico, de ahí me viene una gran afición por el Blues. El sufrimiento que vivieron los músicos de ese tiempo, en cierta manera guardan un paralelismo, aunque sea lejano, con el campesinado y su relación caciquil de los años 40 o 50. A mi me generó interés en ese entonces pero no fue hasta los 13 años que empezó a haber una moda de tocar la guitarra y me apunté a clases. Me encantó el tema de la guitarra pero era todo muy rudimentario. No había nada. Tenía que ir caminando, a veces, a Tacoronte o La Matanza para conseguir un libro porque ni siquiera habían guaguas para ir en ese tiempo. Al final, el que tenía uno o varios métodos era un rey. Nos teníamos que prestar las cosas y tener esos objetos era una especie de tesoro y privilegio. También es que te daba cierto don en el sentido de que, a lo mejor alguien no te enseñaba algo que escuchases y te gustaba porque eran pocos los que tenían esos materiales. Luego, vino un método de la península a modo de revista. Había cientos de libros y vídeos… fue increíble, la verdad. Empezamos a pedir de todos los autores y por ahí empecé, también, a aprender cosas”.

V.F.: Claro, también al trabajar con alguien, se van retroalimentando.

C.V.: “Claro claro, y que también es un gran trabajo y muy completo además, el trabajar con una cantante. Al igual que con banda, que es con otro proyecto, donde te lo tienes que saber todo. Con ella lo que veo es que es otra escuela”.

V.F.: Después de hacer este viaje por el pasado y la trayectoria, en 2020 sacaron “Tell Me”. ¿Cómo fue el proceso de creación y grabación de este disco? ¿Cómo fue sacarlo en este año tan señalado?

M.J.: “Pues, lo teníamos ya empezado y hacía tiempo que queríamos sacarlo. Hicimos un crowdfunding y tras acabarlo, queríamos poner todo en marcha y encontrar un productor que realmente hiciese las canciones a nuestro gusto. Empezamos grabando cosas en Alemania y lo producimos nosotros pero no nos gustaba mucho o sentíamos que no tenía suficiente nivel. Estábamos probando porque no teníamos ni idea sobre cómo grabar un disco. A nivel de producción necesita tener una dirección y nosotros somos músicos, somos más de directo. Necesitábamos a alguien con profesionalidad que nos diese la mano y nos ayudara a hacerlo sonar como nosotros lo teníamos en mente. Entonces, Claudio contactó a Luis del Toro (productor de grandes figuras como Raphael, Diego El Cigala, Pedro Guerra, Cómplices, Sergio Dalma, entre otros muchos). Él nos dijo que le gustaba el estilo de música, mi voz y el concepto en sí y decidió trabajar con nosotros. Fuimos a Madrid en el 2019 y le presentamos las canciones a guitarra y voz. Lo grabamos muy simple y empezamos a trabajarlas a nivel estructural y pensando que instrumentos añadir, como lo queríamos hacer, quienes eran los mejores músicos para nosotros… todos los detalles. Luego, a finales de ese mismo año fuimos a grabarlo con la banda, de forma compacta. Estuvimos 3 días y lo grabamos todo. La pandemia vino de por medio en el proceso”.

C.V.: “Teníamos muchos bolos programados que nos iba a dar la renovación y un soplo de aire fresco. Estaba todo muy previsto también para contactar en verano con managers y demás. Al final todo eso se cayó porque la industria está en coma con todo lo que ha pasado. Aún así, nosotros dijimos ‘oye, vamos a reaccionar’. Entonces, grabamos el disco porque además, teníamos una deuda con la gente. Había mucha gente esperando que nos mostró su apoyo real para que esto saliese adelante y sentíamos esa presión de sacarlo con urgencia”.

V.F.: Vamos, que fue todo casi que contrareloj, al filo de la navaja como se suele decir.

M.J.: “Fue muy curioso porque en el 2019 grabamos todo lo relacionado con voces y guitarras y, en enero de 2020, los dos teníamos la sensación de que todos los músicos tenían que ir ya al estudio para grabar lo que faltaba. Teníamos previsto volver en marzo de 2020 al estudio… de hecho, teníamos comprado los billetes y todo”.

C.V.: “Recuerdo un día que estaba en las escaleras de mi casa y yo la llamé un día por la mañana muy nervioso. En esa llamada le dije que los músicos tenían que entrar a grabar. Esto fue en las navidades del 2019. De hecho, anterior a esto, en muchos viajes cuando estaba con ella le decía ‘oye, tengo la sensación de que algo va a pasar’. Era una obsesión interna casi esotérica de que iba a pasar algo muy muy raro en cualquier momento”.

M.J.: “La cosa finalmente es que nosotros decidimos en enero que había que grabar y le dimos mucha caña y fuerza. Llamamos a todos los músicos una semana antes del confinamiento y, de hecho, el último músico grabó todo lo que se tenía que grabar días antes del aislamiento social absoluto en España. Lo bueno que teníamos es que nuestro productor contaba con todo el equipo en su casa y a un alto nivel podía mezclar todo desde allí. No necesitaba desplazarse a ningún estudio. Nosotros, realmente, queríamos venir y estar con él en el proceso pero, al final lo hicimos online. También, es lo que dijo Claudio: teníamos una deuda con la gente. También queríamos transmitir algo positivo, una luz de esperanza. Mucha gente tenía miedo porque no sabían que estaba ocurriendo. Había mucha incertidumbre y queríamos dar algo a la gente que nos había apoyado siempre para contrarrestar eso y así fue”.

V.F.: ¿Qué querían transmitir con este disco? ¿Cómo surgen estas composiciones?

M.J.: “Son diferentes historias. Son temas realmente personales, como una especie de historia del tiempo: diferentes etapas resumidas en un disco. Son canciones que han nacido a lo largo del tiempo. Pero además, para mi tiene un mensaje sanador porque habla del autoamor. Considero que es una temática bastante importante y creo que mucha gente se puede identificar con las canciones ya que reflejan muchos temas universales. Por ejemplo, “Tell Me” habla sobre porque nos estamos realmente peleando y qué beneficios nos trae todo eso”.

C.V.: “Fue para contar historias. Queríamos expresar realmente lo que estábamos viviendo. Por ejemplo “Stay” es una historia real, de dolor, en París, de un suicidio… son cosas que han pasado realmente. Luego, “Vengo a ofrecer mi corazón” tiene también su historia y es que viene de una tragedia familiar. Un tiempo durísimo en el que ella conectó con esa canción aunque yo tenga la historia en mi mente, es patrimonio. Incluso ese tema viene también de una tragedia familiar que le pasó a Fito Páez. La única que no tiene una historia en sí sino que es más música, es un funky que grabamos. Es la última del disco y es el punto de partida para lo que viene después”.

V.F.: Al final las canciones nacen de una raíz personal pero eso no quita que seamos humanos y que al final, todos nos vamos a identificar con lo mismo porque todos, medianamente, vivimos lo mismo.

C.V.: “Sí, es simplemente manifestar lo que sentimos. Por ejemplo, el perdón yo creo que, hoy por hoy, es lo más complicado. A mi personalmente es lo que más me cuesta y creo que en muchísima gente pedir perdón y hacer todo ese trabajo interior… se vuelve una tarea complicada”.

V.F.: Puede venir de que, de base, nos cuesta mucho asimilar las cosas y ser conscientes de lo que hacemos mal y lo que hacemos bien y sobre todo, lo que hay detrás de todo eso.

C.V.: “Los egos, ponernos la capa otra vez y aquí no ha pasado nada y ya luego nos vemos. Eso no funciona así porque seguimos teniendo esa capa de mierda que no te la vas a quitar si no rectificas. Además, creo que ahora va todo más rápido: la cagas y el efecto es más inmediato. Tienes que arreglarlo al instante”.

V.F.: Durante Octubre y Noviembre estuvieron dando conciertos en Alemania, Suiza y por aquí por España. ¿Qué sensaciones tienen después de todo esto? Sobre todo por el parón del que veníamos por la pandemia y ahora de repente estar en los escenarios con la gente.

C.V.: “Pues esto es un regalo, creo, realmente merecido. Yo estuve 4 meses de confinamiento aquí y luego, me fui a Alemania y estuve otros 8 meses. Fue un año psicológicamente duro y también se sumaba esa incertidumbre de que no habíamos sacado el disco, no había productividad, ni experiencias y ni tampoco, rendimiento económico. Entonces, hemos estado super metidos en nuestros procesos personales hasta que dijimos ‘mira, como está la situación tan complicada, ya que por ejemplo en Alemania ni con la pauta de vacunación completa te aseguran que vayas a dar el bolo… vamos a echarle valor y vamos a tocar un tour’. Y así lo hicimos, como siempre hemos hecho pero, esta vez, con los medios posibles para poder desarrollarlo. Fue el ejemplo de tour estándar que íbamos a combinar en 2020. Fue simplemente una píldora y en realidad, ha ido bien. En Madrid fue bastante bien y en Barcelona, la experiencia fue bastante positiva. Teníamos una semillita inicial allí, hemos hecho acto de presencia y nos hemos movido para hacer otros bolos en la ciudad. Creo que ha sido una experiencia positiva y también a nivel personal, viajar y ver caras nuevas. Ella también necesitaba un viaje y le ha venido muy bien. Me preocupo de que tanto ella como yo estemos bien. Ahora estamos como en un nuevo comienzo, con cierta tranquilidad. Después de estos meses es como volver a empezar con nuevos conocimientos”.

V.F. Para cerrar…de todos estos años que llevan tocando y trabajando, llegados a estos puntos, ¿qué balance hacen en cuanto a la trayectoria y lo vivido?

M.J.: “Para mi, la verdad, es todo como un viaje que hemos decidido caminar juntos. No me gusta mirar mucho atrás pero ha sido un viaje muy bonito de autodescubrimiento y de quitarme más y más capas. Cada momento que hemos construido, es un aprendizaje de ir a más y más profundo, y de tener claro nuestro estilo, lo que queremos. Hemos mejorado en el instrumento y hemos vivido experiencias super bonitas tocando en distintos escenarios. También, hemos perdido miedos porque claro, al principio estás allí con inseguridades pero hemos ido ganando confianza en nosotros mismo y definiendo cada vez más el estilo. Además, a mi me gusta renovarme completamente. No me gusta aferrarme a ningún estilo ni nada. Si en algún momento quiero dirigirme a otro lugar, lo voy a hacer”.

V.F.: Sí, lo que te vaya apeteciendo.

M.J.: “Claro. Por ejemplo, pasé por un momento muy duro cuando me enfermé porque tenía un quiste en las cuerdas vocales pero, a raíz de esto, descubrí el canto de alma. Es una herramienta que me ha ayudado todavía más a descubrir mi voz a otro nivel más profundo. El dúo de nosotros ha sido también una vía de experimentación en este sentido y estoy muy contenta con el disco que hicimos. Cuando lo hacíamos, dábamos todo de nosotros: el corazón, el alma… todo lo que teníamos. Está claro que uno crece y en dos año después tienes otras necesidades, has aprendido otras cosas y quieres probar nuevas direcciones. Por eso, yo aprecio mi pasado pero miro mucho para adelante. Rompo esquemas y quiero ir a nuevos mundos. Tengo muchas cosas en mi cabeza que me sirven de inspiración y me gustaría que el próximo disco tenga una dirección más enfocada al español como al mundo de sanación, que llevo muy conmigo. Tengo algo dentro de mi que quiere ayudar. Veo mucho sufrimiento y si la música puede llegar a ayudar a las personas, sería genial. Me gustaría llevar todo eso al mundo artístico. Es algo que tengo en mente”.

C.V.: “Por mi parte, yo lo que quiero es mejorar con la música y dentro de este proceso que comentamos. En realidad, este disco era un concepto de una época. Creo que con el tiempo se mejora y, aunque las circunstancias no han acompañado con todo lo que ha pasado, ha sido un aprendizaje también. Me quedo con lo que hemos podido vivir y conseguido, como grabar vídeos en Estudio Uno (Madrid). De esta experiencia podemos decir ‘oye, nosotros tenemos calidad para hacer música con nivel y hacer lo que nos apetezca realmente con los pies en la tierra’. Para mí, la música ya es espiritual. Soy músico 100% y este proyecto es como una escuela. Hacer el proyecto, lo que es desarrollarlo, darle coco y corazón… todo eso para sacar algo auténtico, vivo y con gente que está en la calle, músicos auténticos. Que la música aflore dentro de lo social, vaya. Ahora, ya va llegando el momento de plasmar toda esa música que hemos mamado y que nos gusta. Lo demás, ya quedó en todo lo que pasó en 2020 y en el disco que sacamos. Actualmente, estamos ordenando y creando cierta estabilidad en nuestras vidas para, a partir de ahí, hacer algo cercano a nuestras expectativas. Si no hay ambición, no vas a ningún sitio. Tienes que tener la claridad de saber porque haces música. Por mi parte, tengo claro que hago música para llegar a la gente”.

Te animamos a seguir el recorrido musical de VeraJoy a través de sus redes sociales y plataformas digitales:

Entrevista realizada por Vicky Ferrer.

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