lunes, noviembre 25, 2024

Adrián Gómez opina sobre la película «Tres mil años esperándote»

George Miller ha vuelto a la fantasía pura. Después de la adaptación de Las Brujas de Eastwick (1987), el creador de Mád Max, vuelve por la puerta grande, con un producto arriesgado, que se ha saldado con un batacazo en taquilla. Después del reconocimiento crítico-comercial de Fury Road (2015), la industria ha vuelto a confiar en el realizador australiano…y ha hecho lo que le ha dado la real gana.


La historia de una narratóloga (excepcional Tilda Swinton), que en un viaje a Turquía, encuentra una botella que, tras frotarla con un cepillo de dientes, libera un Djinn (un más que creíble Idris Elba), desafiando todas las leyes racionales. Un espléndido duelo interpretativo, tan minimalista como intimista, casi teatral.

Presentado el escenario, el film se divide en dos mitades. La primera, se ampara en la hermosa tradición del cuento de hadas, al estilo de Las mil y una noches, pero también de El manuscrito encontrado en Zaragoza. Narración oral para describir las vicisitudes del genio al ser encerrado. De Tarsem (El sueño de Alejandria) a Ang Lee (La vida de Pi), pasando por Terry Gilliam (Las aventuras del Barón Munchausen, el autor del mejor segmento de la adaptación cinematográfica de En los límites de la realidad (1983), despliega una antología de momentos cumbre, enraizada en el sentido de la maravilla, retando al espectador a un espectáculo visual tan estimulante, que uno se deja llevar si alguna vez ha sido lector de este tipo de literatura. La segunda mitad, indaga aún más en la dicotomía que plantea el film; razón y pasión, conocimiento y sentimiento…fuego y polvo. El amor por encima de todo, en un entorno londinense, con gotitas de Roal Dahl incluso. Aquí es donde el relato adquiere su verdadera dimensión, profundizando en la condición humana de creer o no, si queremos seguir sintiéndonos vivos…todo esto en una iniciativa tan desafiante y valiente cómo han sido los últimos (y magníficos) trabajos de Álex Garland (Men) o Jordan Peele (Nope). Para el despistado público veraniego, que busca la enésima borregada Disney, todo esto le queda un poco grande, idiotizado por Wakandas Extraños y Viudas negras. El verdadero fan del fantástico, disfrutará como un poseso con ésta joya…y espera los últimos trabajos de Cronenberg o Lynch, cómo agua de mayo. El resto, abstenerse hasta Avatar 18. Una maravilla de principio a fin…y con la mejor banda sonora que Junkie XL ha compuesto jamás.


Sencillamente fabulosa.

Imagen promocional de la película

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