P ¿De dónde nace la idea de crear la Editorial Cursiva?
R – Nace desde la complicidad y ganas de trabajar de dos amigos, que además aman y sienten la cultura. A partir de ese germen tan positivo, mucha dedicación para que las cosas además de disfrutarlas, salga bien. Ahora el equipo ha crecido a 6 personas que se mueven empujados por la misma sinergia.
P ¿Cuántas publicaciones han sacado hasta la fecha?
R – Justo ahora que acabamos de cumplir un año, tenemos publicados 5 títulos y otros 4 que llegarán a las librerías en los próximos 2 meses.
P Aunque estemos hablando de letras, ¿qué porcentaje de tiempo se dedica al diseño de un libro antes de llevarlo a imprenta?
R – La nuestra, aún siendo una editorial bajo demanda, tiene un sistema de trabajo similar al de una editorial de las llamadas convencionales. Cada libro es un mundo y también lo es cada autor, por lo que cuesta establecer un plazo de tiempo fijo para todo el proceso de edición de una obra. Desde que recibimos el archivo con el texto del futuro libro, lo revisamos, maquetamos, realizamos todos los trámites legales y paralelamente trabajamos sobre la cubierta del libro, puede pasar un periodo de tiempo entre los 8 y 15 días antes de entrar a máquinas. Pero insisto en que también depende mucho del grado de implicación del autor en el proceso de revisión de galeradas, etc.
P ¿Alguna vez han dicho que no a alguna propuesta de publicación?
R – Ese es otro aspecto que nos diferencia del resto de editoriales bajo demanda. Cursiva hace una revisión previa de los textos que recibimos para valorar la calidad de la obra, especialmente en lo referido a la gramática. Sobre las temáticas a tratar, estamos totalmente abiertos siempre y cuando se cumpla con las leyes y los conceptos éticos esenciales. Todo libro tiene un tipo de lector, pero hay que llevar hasta las librerías una obra que pueda presumir de estar cuidada y trabajada.
P Sin duda uno de los libros más novedosos de la editorial para nosotros es el libro “Con talento puedes”, nos podría hablar un poco de él.
R – Este es un libro que está elaborado para que sea útil a un amplio sector social; estudiantes, desempleados, empresarios autónomos, directivos de empresas… está dirigido a todo aquel que esté dispuesto a encontrarse de frente con capacidades que en muchos casos, desconocía. Se podría decir que es un libro pensado para ayudar en la superación personal, en el análisis de eso tan complejo y sencillo a la vez que somos nosotros mismos. ¿Una herramienta de autoayuda?, sin duda. Como autor de este libro, me siento satisfecho de la aceptación que está teniendo entre los lectores, especialmente aquellos que azotados por el desempleo, buscan herramientas que le permitan afrontar con algo más de optimismo la búsqueda de trabajo.
P ¿Nos podría comentar alguno de sus proyectos de futuro?
R – Cursiva Editorial tiene marcado un ambicioso plan de edición para este 2017, sin olvidar que las cosas bien hechas por lo general son aquellas que se realizan con calma y mucha cabeza. A pesar de que el sector está sumido en una profunda crisis, nosotros incrementamos las previsiones de edición. En los próximos días verá la luz un nuevo libro denominado “Pensando Canarias”, y en las próximas semanas lanzaremos la 3ª edición del monográfico “Catástrofe 77”, además de presentar una antología poética dedicada a la figura de Miguel Hernández y escrita por una selección de los/as mejores poetas que residen en Canarias.
P ¿Cree que las instituciones públicas están fomentando este tipo de disciplina cultural o todo lo contrario? ¿Cómo podrían ayudar?
R – En realidad me cuesta responder a esta pregunta, porque en el plan de viabilidad de Cursiva Editorial no contemplamos desempeñar nuestra actividad bajo el amparo de falsos paraguas subvencionados, y por lo general, desde las instituciones se confunde lo de fomentar la cultura con eso de dejar dinero, cuando la prioridad debería ser la de aportar un poco de mimo, interés y dedicación a ella. Muchos autores subvencionan sus obras con dinero de un ayuntamiento o cabildo, para ver pasados los años como gran parte de los libros editados son víctimas del polvo en el sótano de esa institución. Un libro debe nacer para ser leído y amado, nunca encarcelado.
