viernes, noviembre 22, 2024

Adrián Gómez opina sobre la película Llaman a la puerta

Angustioso thriller fantástico donde el genial M. Night Shyamalan vuelve a dar en la diana. Tras varios trabajos de encargo, el director vuelve con La visita (2015) a obtener cierto respaldo crítico. Con Múltiple (2017) y Glass (2019) cierra su trilogía de El protegido con resultados óptimos, y con Tiempo (2021) da una pátina de calidad a los blockbusters de ese verano adaptando el cómic Castillos en la arena.

Ahora, el realizador hindú vuelve a adaptar material ajeno. Ésta vez una novela de Paul Tremblay, planteando casi un episodio de Twitlight Zone, cómo viene siendo habitual en su filmografía. El apocalipsis ahora… literalmente. Cuatro personas se dirigen a una cabaña para intentar remedar el inminente fin del mundo, mediante un secuestro destinado a unas peligrosas elecciones. Una pareja homosexual y su adoptada hija asiática son la clave…o no. El misterio está servido en una puesta de escena casi teatral, con planos cercanos y un excelente aprovechamiento del minimalista espacio. Diversos flashbacks desarrollan a los principales personajes. Aquí no hay inclusión forzosa, basculando la intriga entre una agresión homofóbica, un crimen sectario al más puro estilo » Familia Manson» o una misión divina. El prólogo ya nos pone en situación, tras el encuentro entre la niña Gwen y el personaje de Dave Bautista en la que es sin duda, la mejor interpretación de su carrera hasta ahora. Las referencias a dos clásicos como Frankenstein (1932) o La noche del cazador (1945) son palpables. De hecho, el buen hacer del gigantesco actor hace que el espectador empatice hasta cierto punto con su personaje; en contraste con el rol de redneck interpretado por Rupert Grint (el repelente Ron Weasley en Harry Potter) quién parece haberse convertido en un intérprete competente.

Inquietante y perturbadora, pues, con grandes dosis de cierta violencia (y no necesariamente visual), toca el palo místico- cristiano, tan caro para su director, y la lleva, ésta vez si; hasta sus últimas consecuencias.

Perfectamente hermanada, si se quiere, con la también soberbia Men de Álex Garland, Shyamalan vuelve a dar en el clavo con esta Rara Avis, en estos tiempos de idiotez en el cine de evasión. Como muestra, una anécdota. Un compañero cinéfilo presente en la sala, me cuenta que tras la proyección, un grupo de gente se levanta, señalando » no…esto no es Marvel»..

No, definitivamente no es Marvel… afortunadamente.

Otra joya en una cartelera, cada vez más formularia, repetitiva y sin ideas.
Esto es otra historia… pero no hay sacrificio que nos libre de tanta mediocridad audiovisual.
Menos mal que nos queda gente como el director de El sexto sentido… No se la pierdan.

Imagen promocional de la película

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