Dragan Bjelogrlic dirige este thriller ambientado en la Guerra Fría sobre los hechos, relacionados con la energía nuclear, que propiciaron el primer transplante de médula ósea de la Historia.
Filmin estrena el próximo viernes 2 de febrero, en exclusiva en España, la película «Los guardianes de la fórmula», que recoje los hechos y circunstancias reales en las que se realizó el primer transplante de médula ósea en humanos. Dirigida por Dragan Bjelogrlic, la película se basa en la novela «Slučaj Vinča», de Goran Milašinović, que recoge unos hechos poco abordados por la historiografía contemporánea que ocurrieron durante la Guerra Fría. La película se estrenó mundialmente en el Festival de Locarno, donde ganó dos premios: el Variety Piazza Grande y el Pardo Verde Ricola. También fue reconocida en el Festival de Sarajevo con el Premio del Público.
En octubre de 1958, un grupo de jóvenes científicos comunistas que trabajan en un experimento secreto en el instituto nuclear estatal Vinča, cerca de Belgrado, son irradiados con una dosis letal de uranio. Para salvar sus vidas, son enviados a Francia, al Instituto Curie de París, donde el prestigioso doctor Georges Mathé ha estado investigando sobre la posibilidad del transplante de médula ósea en humanos. Mathé, totalmente contrario a la energía nuclear, no parece simpatizar demasiado con sus nuevos pacientes, por lo que los verdaderos motivos que le llevan a aceptar el trabajo nunca son del todo nítidos.
«La Guerra Fría nunca acabó», afirma el director de «Los guardianes de la fórmula» preguntado por lo pertinente que es hoy una película ambientada en la Guerra Fría: «El mundo está dividido ideológica y económicamente. Una vez más, estamos al borde de una gran guerra. Solo la humanidad y la empatía podrán salvarnos». Bjelogrlic considera que la guerra en Ucrania ha hecho renacer el clima de tensión de la Guerra Fría en Europa, aunque él empezó a trabajar en el guion de la película mucho antes, hace siete años, cuando descubrió la novela de Milašinović.
Uno de los aspectos más llamativos de la película es su aspecto visual, que según el director, intenta recrear la estética del cine negro clásico de los años 50 y 60: «La idea era configurar la iluminación, los planos y todo lo demás para que la gente recordara esas películas», explica. También destacable es el trabajo con los actores, en un conjunto de interpretaciones comedidas en las que menos es más. Bjelogrlic explica que le encanta ensayar con los actores frente a la cámara y descubrir con ellos qué estilo de interpretación es el más adecuado en cada situación. «Por ejemplo, Mathé solo sonríe dos veces a lo largo de la película, e hicimos un trabajo muy específico en eso», afirma el director sobre la actuación del francés Alexis Manenti («Los indeseables»). También en el reparto Radivoje Bukvic («Transporter Legacy»), Lionel Abelanski («Las pequeñas victorias») o el propio Dragan Bjelogrlic, que se reserva un papel en su película.