“El noventa por ciento de los caricaturistas trabajan en las calles”
Miembro destacado de la asociación mundial de caricaturistas, de la española y presidente de la recién creada en Canarias, Néstor Dámaso del Pino es un dibujante al que no le gusta ridiculizar a los personajes sino sacar lo mejor de cada uno de ellos. En estos días se ha desplazado a La Palma para presentar su nuevo libro Caricaturizando con Tinta y Buena Letra, una recopilación de dibujos de cincuenta escritores universales con textos de Juan Calero Rodríguez y Héctor José Rodríguez. También ha hecho entrega al Cabildo palmero de dos retratos originales de Talio Noda y José Pérez Vidal depositados en el Museo Insular y que se unen así al casi centenar de instituciones repartidas por todo el mundo que guardan obras suyas.
Dámaso del Pino nació en 1965 en el barrio de Alcaravaneras de Las Palmas de Gran Canaria y dada la considerable diferencia de edad que le separaba de sus hermanos acabó refugiándose en el dibujo que también le sirvió para ganarse amigos a base de reírse los profesores.
-¿Cómo se ha tomado la experiencia de editar este libro que ha presentado en La Palma?
-Me propusieron el proyecto, me gustó y empecé enseguida a trabajar en él. Los escritores aportan sus versos, estrofas o prosa, que de forma siempre bastante breve acompaña y explica la imagen, en más de cien páginas. Para mí también hay algo que es muy especial; una reproducción de un poema que le escribí en 2010 a mi madre y que luego transcribió de su puño y letra. Ella fue lo que siempre se ha conocido como maestra de escuela, me enseñó mucho de literatura, de hecho era una apasionada de Benito Pérez Galdós. También ha sido un lujo contar con el apoyo de la profesora rumana, Ana Dascalescu
-¿Cómo definiría y explicaría lo que es una caricatura?
-En general es una exageración irónica y sarcástica de aspectos de algunos personajes como la nariz o el cuello que sirve para provocar risa y hacer bromas. Luego hay algunas que son más serias y no buscan hacer gracia, ni tienen porque ser burlescas. Esas son a las que me dedico y las que están más relacionadas con la cultura, son menos ofensivas y creo que por eso he tenido tanto éxito con las instituciones públicas. Lo que busco es destacar otros aspectos psicológicos.
-¿Alguna vez se ha enfadado alguien cuando ha visto el resultado final?
-No, lo que siempre me sorprende es cuando todo el mundo reconoce a quien has dibujado menos él mismo, que inicialmente se queda sorprendido, luego lo niega pero al final acaba aceptándolo. Me resulta muy curioso ese aspecto sicológico de no verse reflejado en una caricatura, me da la impresión de que es una prueba de que muchas veces nos ocultamos o desconocemos la imagen que los demás tienen de nosotros.
-¿No ha tenido problemas con los políticos que suelen ser los más susceptibles en estas cuestiones ?
-Sólo he trabajado con personalidades históricas o internacionales. No me meto en terrenos en los que no debo. Prefiero antes decantarme por la cultura y el arte que por la política.
-¿Cree que se valora en su justa medida a la caricatura?
-Para mí es un arte que tiene nexos con la pintura, escultura, poesía, música… transmite sentimientos aunque sea de repulsa, como por ejemplo al ver una caricatura de Putin. Cuando se dibuja con agrado se nota, si el personaje cae bien por la forma de hacer los trazos, de acabar, de huir de lo burlesco.
–¿Cuál diría que es su método de trabajo?
–Estudio al sujeto porque cuanta más información tengas más decente te sale el retrato en todos los sentidos. Siempre digo que somos como los escaladores que llegan a la cima usando puntos de enganche que para nosotros son las informaciones, fotografías… cuantos más datos más fácil nos va a resultar potenciar la creatividad. Eso es fundamental.
-¿Cree que tienen una función digamos didáctica?
-Efectivamente creo que el dibujo sirve para acercarse más a la cultura y a la historia. He hecho muchos personajes canarios, me debo a mi tierra y lo hago con muchísimo orgullo y más cuando sirve para sacar del olvido y la lejanía a aquellas personas de las que hemos oído pero no le acabas de poner cara.
-¿Cuántos dibujos puede haber hecho en toda su carrera?
-Calculo que rondan los mil y de estos unos noventa se encuentran en museos y en otras instituciones públicas.
-¿Cuáles han sido sus principales influencias?
-Pues son varios los autores que con muchas dificultades hicieron grande esta disciplina que en el caso de Canarias es muy admirada. Aquí hablamos por ejemplo de Cho Juaa… una lista impresionante de talentos naturales de las Islas. Ahora mismo los más reconocidos y punteros son Padylla y Morgan, a quienes tengo el placer de conocer. Un dato que me llama mucho la atención es la enorme cantidad de mujeres viñetistas que se han incorporado a este mundo. Si en el resto del país hablamos de un 80% de hombres y un 20% de mujeres, aquí estamos casi igualados.
-De lo que se quejan casi todos es de un panorama muy marcado por la precariedad…
-Este es un mundo muy complicado. Hace años la segunda persona que más ganaba en una redacción era el dibujante, sólo por detrás del director. No había periódico de prestigio que no contara con su propio dibujante pero eso se ha ido perdiendo y el humor gráfico ha retrocedido a favor de las fotografías. Si antes una imagen valía más que mil palabras, ahora vale más de un millón debido al exceso de información al que estamos expuestos.
-Y a todo ello se une la llegada de la Inteligencia Artificial.
-Esas aplicaciones influyen mucho aunque nunca serán capaces de crear por sí mismas. Espero no ver el momento en el que se implanten de verdad. El consuelo es que siempre serán los programadores quienes tendrán que elaborar esas imágenes.
-¿Técnicamente qué le gusta más usar el color o el blanco y negro?
-Prefiero el blanco y negro, me parece más purista y se consigue que los rostros transmitan mucho más por medio de la mirada, la expresión, el pelo… hasta las corbatas.
-¿Qué le parecen los caricaturistas que trabajan en las calles?
-Me parece que hacen arte y que son auténticos artistas. El noventa por ciento de las personas que se dedican a esto trabajan en las calles y yo los quiero, admiro y respeto aunque su arte sea efímero. No es fácil sacarle la impronta a la gente en tan poco tiempo.